“Es una maravilla verle jugar. Me recuerda mucho a Andrés Iniesta, talento como el suyo no hay, no lo he visto, no existe. Si hablamos de talento, es el mejor futbolista del mundo, seguro”.
Xavi Hernández
Pedri no tiene la intención premeditada de parecerse a Andrés Iniesta; sin embargo, cada día y cada partido perfecciona un estilo de juego que de forma irremediable remite a la leyenda del Barcelona.
Piensa muy rápido, poseé un desparpajo que sorprende, y a sus 19 años resulta complejo encontrarle defecto alguno. Sencillamente es una maravilla.
Es de piernas cortas y creatividad infinita. Recorre el campo con la misión de convertirse en el mejor de los socios, y le da lo mismo recibir el balón de espaldas a la portería rodeado de rivales o de frente con un panorama prometedor, pues con un gesto natural decidirá el camino correcto.
Es un futbolista de pies a cabeza que entiende y le da sentido al juego con la madurez propia de un adulto y el talento único del prodigio.
Su solvencia técnica y la serenidad le permiten no precipitarse así tenga la presión de varios oponentes, o la de un estadio rival que implore por la falla natural de un novato que aprenderá a fuerza de golpes.
Pedri no es un jugador común, está alejado de lo mundano con todo y que su futbol tiene como base lo sencillo, lo simple, lo que todos quisieran hacer de tener una pizca de su genio.
Es tan fresco como serio y suele mostrar una sonrisa incrédula, como si ni él mismo diera crédito de lo que plasma en un campo de juego y proyecta al mundo entero.
Ahora, la mejor noticia es que se trata de un adolescente que no solamente va a mejorar su versión actual, si no que ofrecerá por lo menos durante 12 o 14 años más una magia que cautiva más allá de colores y camisetas.
Futbolistas como Pedri renuevan el amor por el futbol y dan fe de que el mejor ‘músculo’ sigue siendo el cerebro.