Diego Lainez ha jugado 31 minutos en los últimos 12 partidos del Betis. Está congelado, inactivo, sin progreso alguno como ha sido la tendencia desde hace más de tres años que llegó al futbol europeo.
En una temporada en la que su equipo está disputando tres competencias: Liga (es tercero de la tabla), Copa del Rey (en semifinales) y Europa League (en Octavos de Final), el delantero mexicano prácticamente es invisible para su técnico Manuel Pellegrini.
En el pasado mercado de invierno se especuló que el Rayo Vallecano estaba interesado en los servicios de Diego para que fuera cedido hasta el final de temporada; sin embargo, la operación no se concretó y se escapó una buena oportunidad para que el atacante sumara minutos en un equipo que está peleando en la media tabla.
La escasa actividad de Lainez en año mundialista resulta preocupante, pues pese a que regresó a una convocatoria en la más reciente jornada de eliminatorias mundialistas, para nada tiene un lugar seguro entre los viajeros a Catar, en una lista que está prácticamente definida en un 80 por ciento.
En su posición ya están en el avión de la Copa del Mundo Hirving Lozano y Jesús Corona, por lo que la competencia de Diego estará con Uriel Antuna, Alexis Vega y hasta con Roberto Alvarado, quienes bien que mal en sus equipos de la Liga MX están teniendo actividad.
Referir en estos momentos que Lainez se equivocó al elegir al conjunto de Sevilla como puerta de entrada al Viejo Continente cuando tuvo una oferta concreta del Ajax, sirve de poco y nada, pero lo cierto es que él, su representante y su entorno cercano se han pasmado al momento de buscar alternativas que impulsen su carrera, y la demora es alarmante, pues claro está que su futuro no se llama Real Betis.
Tiene 21 años y desde luego que las tres temporadas en LaLiga no son tiempo perdido, pues con certeza ha evolucionado en algunos aspectos de su juego; sin embargo, si no encuentra la continuidad, por mucho que sea su talento no va a acabar de explotar y cargará con la etiqueta de eterna ‘promesa’.
A mediados de año será tiempo de decisión para el delantero y con un margen de maniobra sumamente estrecho para subirse al tren del Mundial, pues aunque es de sobra conocido que Gerardo Martino lo tiene muy bien valorado, se le puede escapar si sigue congelado en la banca del Betis.