Alemania estrenó su preparación para la Eurocopa 2024, que jugará de local, con un empate 0-0 ante Ucrania, en un partido en el que los teutones tuvieron el dominio y las ocasiones durante la mayor parte del choque, pero en el que se estrellaron una y otra vez con el arquero de los de amarillo y azul, Anatoliy Trubin.
Los jugadores ucranianos saltaron al campo con la bandera de su país anudada al cuello, en clara muestra del compromiso patrio aún en plena guerra de su país con Rusia y que, en forma de sacrificio defensivo, desplegaron sobre el césped.
Una Alemania con algunos suplentes, a la espera de que se incorporen los madridistas Kroos y Rüdiger y los jugadores del Borussia Dortmund, entró al Max-Morlock-Stadion de Núremberg con cinco jugadores en el mediocampo, buscando la superioridad en la medular y con Gündogan enganchando en la mediapunta con Havertz, único delantero.
La primera jugada, una declaración de intenciones: una posesión de casi dos minutos nada más decretar el árbitro el comienzo del encuentro que acababa con un centro colgado mansamente en el área ucraniana, sin remate. Así transcurrió la primera media hora. Rondos eternos del combinativo equipo de Julian Nagelsmann, con Wirtz y Gündogan dirigiendo la sala de máquinas, y un cerco continuo del área visitante. No sobraba un pase, pero faltaba el remate.
El centrocampista del Barcelona tuvo a placer el primer gol al cuarto de hora, con un balón colgado tras otra gigantesca posesión, que, en boca de gol, no acertó a concretar. Ante ese panorama, los ucranianos, desarbolados, solo podían resistir el asedio y acumular hombres en la retaguardia para tratar de robar balones y buscar algún contraataque. Su primer acercamiento, fruto de una recuperación, fue un disparo lejano del capitán Stepanenko, bien intencionado, pero sin dirección.
Ante la incapacidad de resolver las ocasiones, la Mannschaft probó alternativas. Las más recurrentes, las conducciones de Jamal Musiala por el carril del diez, buscando la frontal del área, y los disparos desde fuera del área. El propio Musiala y Wirtz Andrich cargaron varias veces la pierna desde larga distancia. El resultado, sin embargo, era el mismo: mucha intención, poca efectividad.
Entre medias, los de azul fueron mejorando sus prestaciones en el campo. Avanzaron las líneas, comenzaron a presionar la salida de balón teutona e, incluso, les dieron algún susto. Una carrera por la banda derecha de Konoplya, el más voluntarioso de los estandartes ofensivos ucranianos en ese tramo de partido, desembocó en un balón al área que, tras una serie de rebotes, acabó en los pies de Yaremchuk, que sacó un disparo potentísimo de la nada que obligó a Neuer a reaccionar en cuestión de milésimas.
La primera parte concluía con otro disparo del valencianista, tras combinación con el jugador del Girona Viktor Tsyhankov, atajado esta vez con menos dificultades por el meta germano. Ante la tesitura y para seguir haciendo probaturas de cara a la Eurocopa, Nagelsmann introdujo cambios en la segunda parte. Undav y Führich reemplazaron a Wirtz y Gündogan y Alemania salió con nuevos bríos.
Los de blanco se adueñaron de nuevo del balón y con sus percusiones por banda volvieron a incordiar el arco ucraniano. Dos buenas combinaciones por banda, una por la derecha y otra izquierda, dieron paso a un cabezazo que se fue por muy poco de Havertz, inédito en la primera mitad, y un disparo franco de Undav, salido tras el descanso, interceptado por la defensa cuando enfocaba la portería.
Tras una nueva tanda de cambios, continuó el goteo de ocasiones. Beier, que apenas llevaba un minuto en el campo, estampó el balón en el larguero tras un gran pase en profundidad. Y el mismo delantero del Hoffenheim dispuso de otro peligroso remate unos segundos después, pero fue detenido por Trubin.
Alemania continuó coleccionando ocasiones marradas. Führich se encontró nuevamente con el cancerbero del Benfica y Beier dispuso de un cabezazo a placer que envió afuera del arco. Parecía cuestión de tiempo que, con tal embestida, se encendiera el luminoso de la Mannschaft; pero este no llegó. Kimmich, ya volcado al ataque como un extremo más, probó fortuna en varias intentonas, siempre sin suerte; como el resto de sus compañeros.
Una salida en falso al medio campo de Neuer estuvo a punto de costarle caro a los locales; pero el delantero del Girona Dovbik, que había entrado en la segunda parte, se encontraba en fuera de juego al recibir el balón, cuando enfilaba la portería completamente desguarnecida.
Yarmolenko tuvo la ocasión para ganar, pero su raso disparo fue repelido por el portero del Bayern. En la jugada siguiente, en el último esfuerzo, fue Undav quien, a la contra, también pudo convertir en sus botas el tanto de la victoria, pero de nuevo apareció Trubin.
Por eso, fue un empate sin goles al final y la sensación de que Alemania tendrá que afinar, y mucho, el punto de mira para tener serias opciones de aspirar al título que se disputará en su casa a partir de la próxima semana. Su siguiente oportunidad para seguir poniendo a punto al equipo llegará el viernes contra Grecia.