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Federación croata culpa al estado por pasividad ante la violencia

La Federación Croata de Futbol (HNS) culpó a "la actitud pasiva del Estado Croata" ante los incidentes ocurridos el viernes en el encuentro entre Croacia y la República Checa disputado en Saint Etienne, en que los aficionados croatas lanzaron bengalas a la cancha y se pelearon a golpes entre ellos, causando su interrupción.

En un comunicado firmado por la Junta Executiva de la HNS, el organismo rector del futbol croata presidido por el ex futbolista Davor Suker manifestó su deseo de "disculparse ante los espectadores en Saint Etienne y en la pantalla chica, así como la selección nacional de la República Checa, por el comportamiento de los hooligans", al tiempo que condenó "cualquier conducta inapropiada e ilegal, de racismo, discriminación o violencia en las gradas".

Sin embargo, el organismo repartió responsabilidades entre las autoridades, no sólo de su país, sino también de la UEFA y la Policía Francesa, a quienes aseguró haber "alertado sobre las intenciones de un grupo de hooligans de interrumpir el partido", algo que apenas concluyó el encuentro, el jefe de seguridad de la HNS Miroslav Markovc, se había apurado a dejar en claro ante los reporteros presentes en el estadio. "Nos llegó la información de que (los aficionados) provocarían un disturbio al minuto 85, por eso entraron las fuerzas especiales a separar a la gente", habría dicho Markovic, según varios reportes en la prensa croata.

Croacia tiene problemas con un creciente sector de aficionados desde hace varios años y ha escalado a tal punto que hoy afronta un riesgo real de ser expulsado del torneo por reincidencia o bien, quedar fuera de la fase eliminatoria hacia la Copa del Mundo de 2018.

En la prensa croata se habla de un "movimiento" nacido en Split, que acusa a los altos cargos de la HNS de "corrupción" luego de que el vicepresidente Zdravco Mamic y el director ejecutivo Damir Vrabonic se vieran envueltos en un proceso penal por desviación de fondos.

Mamic incluso estuvo bajo custodia y perdió su cargo como director ejecutivo del Dinamo Zagreb. Dicho "movimiento" dice reclamar transparencia en el futbol local y no le importa llegar a las últimas consecuencias para lograrlo. Pero según la prensa de su país, la HNS ha insistido en que las intenciones de dicho grupo no tienen nada de nobles, pues su objetivo es presionar y chantajear a los directivos para obtener beneficios a cambio de mantener el orden.

"La culpa es nuestra; no podemos lavarnos las manos", señaló anoche el técnico de la selección croata de futbol en rueda de prensa, en referencia no sólo al partido, sino a una situación que se ha salido de control para las autoridades de la HNS, que apenas una hora después de que concluyera el encuentro, recibieron la notificación por parte del Comité de Control, Ética y Disciplina de la UEFA de que abriría un expediente disciplinario sancionador a la Federación.

Incluso antes de que iniciara el torneo se temía que el creciente grupo de aficionados opuestos a la HNS ocasionara disturbios en Francia, temor que se extendía a los altos cargos de la UEFA, que tan sólo dos semanas antes de que diera inicio el torneo notificó a la Federación de una multa de "135 mil euros y dos partidos a puerta cerrada en la fase de clasificación al Mundial de 2018" por los cánticos fascistas en dos partidos amistosos disputados en marzo ante Israel y Hungría.

Suker, entonces, dijo que se trataba de un castigo "demasiado drástico", debido al elevando monto de la multa y los dos partidos sin público -además de la advertencia sobre una posible expulsión por reincidencia- y que "recurriría" la sanción. El presidente insistía ya desde entonces que la culpa era de los "radicales" que habían causado disturbios desde hace más de año y medio.

En junio de 2015, durante la fase de clasificación, apareció una swastika dibujada en el céspded del estadio, incidente que fue sancionado con un punto menos en la fase de clasificación y otros dos partidos a puerta cerrada. Dicho encuentro se disputaba ya sin público, castigo impuesto luego de que en noviembre de 2014 la afición provocara disturbios en el partido de ida disputado en Milán, del mismo modo que lo hicieron en Saint-Etienne, lanzando bengalas al césped y ocasionando que el encuentro fuera interrumpido.

De ahí que, esta vez, afición y prensa local teman que la UEFA haga efectiva su expulsión del torneo como castigo "ejemplar".

A la HNS no le quedó más remedio que reconocer que el de ayer "no fue el primer incidente (en las gradas)", sin embargo, responsabiliza directamente a "la ineficiencia, inefectividad y falta de ganas de las instituciones estatales para solucionar el problema", lo que, asegura, "ha animado a los hooligans a continuar con su campaña" para desprestigiar a la HNS a nivel internacional.

"El incidente en Saint-Etienne es el resultado de la actitud pasiva del Estado Croata. Somos rehenes de un grupo de ‘hooligans’", insistió la HNS en su comunicado, mismo en el que explica que la pelea posterior en las gradas entre aficionados del mismo país se debió a que "dado el triste hecho de una nula reacción por parte del Estado para poner un alto a los hooligans en los últimos años, fueron los verdaderos aficionados quienes reaccionaron".

La HNS continuó acusando a las autoridades por "una correlación ilógica entre crimen y castigo" ya que afirma que los protagonistas de los incidentes anteriores "continúan sin ser identificados y, por tanto, sin pagar por sus actos. En su lugar han sido penalizados aquellos que no tienen la habilidad para detener, o prevenir, los disturbios provocados por un grupo de hooligans".

"Han castigado a la HNS y los clubes con multas brutales; a los jugadores, que cuando mejor jugaban en Milán o Saint Etienne fueron interrumpidos, y al 99% de la afición, que no pudo asistir a un partido de la selección croata", afirma el organismo.