El Manchester United, inmerso en una montaña rusa de resultados irregulares, volvió a pinchar tras caer 2-0 frente al West Ham, que con los tantos de Jarrod Bowen y Mohammed Kudus avivó la crisis de resultados de los 'diablos rojos', incapaces de asomarse a los puestos europeos después de acumular una sola victoria en sus últimos cinco encuentros.
Con la opción de situarse en la orilla de las plazas continentales, tanto el West Ham como el Manchester United necesitaban los tres puntos para olvidar su errática serie de resultados de las últimas jornadas. En el caso de los 'diablos rojos', las dudas se trasladan a todo el curso, marcado por unas estadísticas que no hablan bien de los hombres dirigidos por Erik ten Hag: antes del pitido inicial, sumaba más derrotas (12) que victorias (11) en los 25 partidos oficiales que ha disputado.
No ayuda al United la cantidad de bajas que afronta jornada tras jornada. Sobre todo en el centro de la defensa. Ante el West Ham, no pudo contar con cinco de sus centrales y Ten Hag hizo debutar al joven Kambwala, que acompañó al veterano Evans para formar el duó encargado de vigilar a Bowen, el hombre más inspirado arriba esta temporada en el conjunto londinense.
A Ten Hag, valiente con la apuesta de Kambwala, insistió en la suplencia de Martial y Rashford, que otra vez se quedaron fuera del once inicial y ya son unas cuantas esta temporada. Sin duda, ambos no entran en los planes del técnico neerlandés, más favorable a colocar a otras piezas con las que intentar alcanzar una regularidad positiva que no termina de encontrar.
Con este guión, durante la primera media hora el London Stadium sufrió un apagón completo de ideas. Sólo lo intento Emerson Palmieri con un disparo que salvó Oanana. Nada más. En ningún bando brilló el atrevimiento. El mediocampo acaparó casi todos los minutos y solo en el último tramo, con la insistencia de Alejandro Garnacho, el duelo adquirió cierto ritmo.
El atacante argentino despertó al United, pero falló en los últimos metros. Se le apagó la luz a la hora de rematar la faena. Tuvo tres opciones que acabaron en el limbo. La más clara, un mano a mano ante Areola que terminó con una parada salvadora del portero del West Ham. Las otras dos, menos peligrosas, tampoco culminaron con una celebración para el United tras un disparo del argentino y una internada en la que falló el último pase, el decisivo que habría rematado Hojlund y que cortó un defensa en el último instante.
La segunda parte aclaró las ideas al West Ham, que saltó al terreno de juego empeñado en contestar a la hegemonía que acaparó su rival en el último cuarto del primer acto. Salió fuerte y pudo marcar pronto con un cabezazo de Bowen al que contestó Onana con una gran estirada vital para el United. La intervención del portero camerunés evitó un tanto que habría sido una losa demasiado pesada para sus compañeros, que reaccionaron en la última media hora para igualar el duelo en el último tramo.
Sin embargo, el estirón del equipo de Erik ten Hag terminó en cuanto conectaron los dos hombres que más fútbol fabrican en el West Ham. Paquetá y Bowen se encontraron en el minuto 72 para desnivelar el choque. El primero, con el exterior, filtró al segundo un pase preciso y precioso entre líneas que no desaprovechó el delantero del West Ham. Bowen batió a Onana y elevó su cifra de goles en la Premier a once. Igualó a Salah y solo tiene por delante a Haaland, que con catorce tantos lidera la clasificación.
Al United le restaban poco más de veinte minutos para contrarrestar el acierto de Bowen y evitar que el West Ham le adelantara en la clasificación. No fue posible. Se hundió y Kudus remató la faena con un preciso remate tras un error de Mainoo en la salida del balón que avivó la crisis de malos resultados del equipo de Ten Hag, incapaz de despertar a tiempo para evitar firmar otra temporada intrascendente. Enfrente, el West Ham sonrió tras alcanzar la sexta plaza que huele a Europa.