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Cómo el Napoli, equipo de Diego Maradona, se convirtió en el mejor club de Europa

Todas las semanas, nuestro compañero Luis Miguel Echegaray comparte sus últimas reflexiones sobre el mundo del fútbol. Ya tienes el análisis, ahora llega el comentario de LME.

Bienvenidos a "El Toquecito".


Una balada para el Napoli

Hay una escena de Diego Maradona (el maravilloso documental dirigido por Asif Kapadia sobre el icónico jugador argentino) que, esencialmente, pinta la imagen perfecta del Napoli como catedral del fútbol italiano. De hecho, es la primera escena.

Corre el verano de 1984 y pocos momentos después de su llegada a la ciudad, Maradona entra al entonces Estadio San Paolo (ahora rebautizado con el nombre del astro argentino en 2020), donde más de 75,000 napolitanos lo saludaron con calidez abrumadora.

En aquel momento, la ciudad de Nápoles se sentía como si fuera la hija indeseada de Italia, obligada a aceptar su rol como la eterna campesina que soportaba las burlas del Norte. Por ende, la presentación de Maradona representaba el comienzo de un nuevo capítulo para él y el Napoli. Llegaba una revolución para un equipo del Sur continental, y su gente estaba lista para hacer historia. El ruido dentro del estadio era ensordecedor y Maradona se erguía como protagonista y testigo de la historia. Puede que haya nacido en Lanús, Argentina, pero sentía que finalmente había llegado a su hogar.

Menos de tres años después y gracias a un proyecto de reconstrucción gradual, el Napoli era finalmente rey de Italia, alzando su primer título de Serie A en la temporada 1986-87. En aquel entonces, también se convirtió en el tercer equipo italiano en ganar un doblete tras vencer al Atalanta en Coppa Italia. La temporada 1989-90 les dio su segundo Scudetto, que también sería su último.

Los trofeos fueron escasos desde entonces, y muchos hinchas se han preguntado si la era de Maradona fue una cruel anomalía, mientras la Juventus y los equipos de Milán seguían adornándose con la gloria. El final de la década de 1990 fue notablemente cruel, ya que el Napoli sufrió el descenso en 1998 y la tendencia empeoró al declararse en quiebra en 2004, viéndose obligado a jugar en tercera división.

La puerta parecía cerrarse para esta orgullosa franquicia. Eventualmente, ocurrió algo asombroso: la magia del cine entró a escena y el famoso productor Aurelio De Laurentiis compró el club. La promesa era simple: estabilidad financiera y la sensación de redención. Los hinchas mostraron recelo ante un hombre proveniente de una industria totalmente distinta, que seguramente no entendía las particularidades de una afición obrera y resiliente. A fin de cuentas, este grupo de propietarios inició el proceso de sacar al club de la Serie C y el apoyo nunca desapareció. No solo los hinchas siguieron alentando a su equipo en esos tiempos difíciles, sino que su amor por el Napoli se fortaleció. De hecho, la asistencia era mayor que la de algunos clubes de Serie A y esto sirvió de combustible para el club.

Eso es lo que tienen los napolitanos, algo que Kalidou Koulibaly solía decir a menudo. El amor, el apoyo, están siempre presentes, sin importar el reto. Eventualmente este club (paso a paso, ladrillo a ladrillo) volvería a la primera división. Solo tardó tres años.

Regresar a la Serie A era un objetivo, pero el proverbial tesoro (convertirse nuevamente en campeón de liga) era el reto mayor, casi imposible. En los últimos diez años se han acercado, con el Napoli quedando cuatro veces en segundo lugar. Lamentablemente, los fantasmas de Maradona, el descenso y la inestabilidad económica seguían presionando a los jugadores que vestían la camiseta del Napoli.

Pues bien, aquí estamos. 33 años después de su último Scudetto y esta ciudad, que admiro profundamente porque me recuerda a la naturaleza caótica de Nueva York, vuelve a cobrar vida porque su club (salvado por un hombre al que le encanta ganar dinero con obras de ficción) está haciendo realidad sus sueños.

El Napoli de hoy, entrenado por el carismático, excéntrico y sumamente respetado Luciano Spalletti, ocupa actualmente la punta de la tabla. Y no solo lidera la Serie A: la domina. Al momento de redactar esta nota, el club comanda la tabla con 59 puntos, a 15 de su adversario más cercano: el Inter Milan. Solo han perdido un encuentro en esta temporada de liga y lo digo con toda sinceridad: mientras se preparan para enfrentarse al Eintracht Frankfurt la próxima semana en octavos de final, también podrían ganar la Champions League.

No exageramos: el Napoli es un rival de cuidado.

"Gran parte del éxito se debe a su director Cristiano Giuntoli", me dice mi buen amigo, el rey de los fichajes Fabrizio Romano, nacido en Nápoles. "Junto a Di Laurentiis, decidieron vender muchos legendarios jugadores no tan conocidos… fue un riesgo importante, pero hasta ahora les ha ido excelentemente bien con sus estrategias e hicieron un trabajo increíble de la mano de Spalletti, encontrando a los jugadores apropiados a bajo precio. Ahora, todos estos jugadores valen tres veces más que el precio que pagaron por ellos. El equipo es increíble".

Reiterado las palabras de Romano y mi compañero Gab Marcotti, que se refirió al tema en una columna publicada en octubre pasado, el renacimiento del Napoli es ejemplo de un proceso de replanteamiento inteligente de la plantilla, ahorro presupuestario y agudez en el reclutamiento de talentos. Se permitió la marcha de varios jugadores maduros o atados a contratos relativamente cuantiosos (Lorenzo Insigne, Dries Mertens, Fabian Ruiz, el antes mencionado Koulibaly) a cambio de una cantidad de fichajes inteligentes que fueron previamente olvidados, pasaron por alto o incluso (en el caso del maravilloso extremo georgiano Khvicha Kvaratskhelia) totalmente ignorados por prácticamente todos los grandes clubes de Europa.

Fichado por €10 millones y proveniente del Dinamo Batumi (la invasión ilegal de Rusia a Ucrania también fue un factor), "Kvaradona" es un mago de la creación y junto al también eléctrico artillero nigeriano Victor Osimhen, desatan el caos ante cualquier rival que osa enfrentarlos. Juntos suman 26 goles (Osimhen es líder de liga con 17) y 12 asistencias (Kvaratskhelia comanda la Serie A con nueve). Sin embargo, no solo son ellos. Tenemos el aporte de varios jugadores fichados el verano pasado o veteranos que se sienten rejuvenecidos. Todo ello gracias a Spalletti, que ha sido capaz de ayudar a cada jugador a entender las presiones para sumar resultados mientras crea, simultáneamente, una química coherente.

A la defensiva, el plantel se ve fresco gracias a la llegada del surcoreano Kim Min-Jae proveniente del Fenerbahce y el uruguayo Mathias Olivera, que jugaba con el Getafe y figura como jugador fuerte en la plantilla. Y qué decir del macedonio de 23 años Elif Elmas, que frecuentemente entra como suplente y desequilibra de inmediato. O del atacante más importante de la selección de México, Hirving "Chucky" Lozano, que bajo el mando de Spalletti ha desarrollado un rol con fortaleza y encaja perfectamente por la banda derecha. Lozano suma tres goles y tres asistencias en lo que va de temporada y es una amenaza potente en el ataque.

Hablando de asistencias: caen por todas partes, como manzanas de un árbol maduro. El veterano Piotr Zielinski (solo tiene 28 años, pero suma casi 250 partidos jugados con el Napoli) tiene seis, la misma cantidad del lateral portugués Mario Rui. El mensaje de Spalletti es claro: todos deben aportar. De hecho, siete jugadores del Napoli tienen al menos tres aportes en las asistencias y esta clase de productividad colectiva nos muestra un equipo que no le importa lo que tienes. Sólo le importa cómo te puede hacer daño desde múltiples ángulos.

El Estadio Diego Maradona tiene fuego en sus entrañas y los hinchas del Napoli saben que, finalmente, tienen con qué hacerse con el título de liga. En consecuencia, este equipo solo se concentra en ganar todos los partidos. Todos y cada uno.

Esa fue la razón por la que cancelaron el ruido del mercado de fichajes y no hicieron mucho en enero. Si no está roto, piensa Spalletti, no hay nada qué arreglar. Existe un evidente interés de algunos equipos, específicamente de la Premier League, en algunos de sus jugadores. Los grandes equipos de la liga más acaudalada del mundo ven a Kvaratskhelia y Osimhen como objetivos del mercado de verano y a los que hay que fichar sin importar el costo. Pero el Napoli no sucumbe ante los campos de sirena. Ni se molestan en tomar el teléfono. De hecho, sus jugadores no conceden muchas entrevistas externas y el club rechaza cualquier clase de distracción. Todo, absolutamente todo, tiene que ver con el Scudetto.

"La realidad es que es imposible describir lo que pasa en el Napoli, porque ni siquiera se sientan a negociar. No quieren conversar con ningún club, ningún agente. Sólo quieren aislar a la plantilla... no han ganado el título de Serie A en más de 30 años... así que, tener esta oportunidad es demasiado especial para ellos", cuenta Romano.

"Tenemos que ver qué pasa a fin de temporada, porque hay interés de todas partes por estos jugadores, pero la realidad es que nadie sabe con certeza cuánto pedirá el Napoli".

De la misma forma, al igual que su plantilla, al Napoli no le preocupa tanto el futuro porque su mirada se cierne en lo que ocurre hoy en día. Saben que están muy cerca. Lo pueden probar: el Sur vuelve a alzarse y sus aspiraciones de volver a ser campeones de la Serie A son una posibilidad vigorosa. ¿Podemos atrevernos a imaginar cómo será la ciudad si llega a ocurrir? ¿Cómo se sienten los napolitanos?

"El ambiente en la ciudad es una locura", dice Romano. "Recientemente estuve allí y obviamente, es una ciudad que conozco muy bien y están completamente locos por este equipo. Preparan una gran fiesta, gigantesca. Nunca lo dirán en público porque ese no es el estilo del Napoli, prefieren mantenerse discretos, pero preparan algo realmente histórico. Prepárense, porque las imágenes que verán desde Nápoles serán algo que muchos nunca han visto en la historia del club".

Oh. Creo que sí estamos listos, incluyendo al Diego, que seguramente sonríe desde el cielo.

Napoli, oh el Napoli, como una serie montañosa de olas formidables que se estrellan contra las piedras resquebrajadas del Calcio, has vuelto. Y de qué manera.

Si fuera la Juventus, el Milan, o cualquier equipo de la Serie A, buscaría refugio.

Aliento universal al Napoli

Cuando alientas a un club, ese amor incondicional y eterno (en las buenas y las malas) trasciende cualquier clase de límite, incluyendo los geográficos. Mi prima Allegra Camaiora es ejemplo perfecto de ello. Peruana, nacida y criada en Lima con raíces italianas. Allegra es, aparte de ser seguidora obsesionada del fútbol, una hincha mucho más apasionada del Napoli. De hecho, es presidenta del Napoli Club Perú y está a punto de anunciarse su designación como representante peruana/suramericana del club.

"Los hinchas suramericanos del Napoli se han incrementado enormemente en los últimos años", me dice. "Puedes encontrar hinchas acérrimos que siguen todos los partidos y alientan al equipo de todas las maneras posibles, a pesar de que la mayoría nunca haya podido ver un solo partido de forma presencial. Existen algunas conexiones innegables entre el Napoli y Suramérica.

"Definitivamente, el legado de Maradona es el más fuerte y obvio. En mi caso, comencé a seguir al equipo luego de admirar las proezas de Edinson Cavani en el Mundial de Sudáfrica 2010. En aquella temporada (2010-11), siete suramericanos jugaron con el Napoli".

El Napoli tiene una identidad global por excelencia y, de múltiples formas, el club se asemeja a una historia de inmigrantes. Claro, existe un enorme respeto y apoyo a sus jugadores locales formados en su cantera, que a lo largo de los años han vestido la camiseta con orgullo indomable (Insigne, Fabio y Paolo Cannavaro, Ciro Ferrara y tantos otros), pero también ha sido un símbolo de reconocimiento internacional. El hecho de que su estadio lleve el nombre de un argentino lo dice todo.

"Cuando se nos pregunta cómo nos convertimos en hinchas acérrimos de un equipo ubicado a más de 9.600 kilómetros de distancia, nos gusta utilizar una frase cantada por los tifosi ultra en el estadio: 'Un giorno all'improvviso mi innamorai di te," dice Alegra. "Se traduce: 'un día, de repente, me enamoré de ti'. La mayoría no tiene vínculo alguno con la ciudad o el club en sí, pero de alguna manera forjamos un sentimiento tan fuerte con el equipo".

Por ello, el éxito del Napoli se vive fuera de los barrios de Fuorigrotta, Rione Sanità y el acaudalado Rione Sanità. Y si ganan su primer título en más de tres décadas, la fiesta organizada de la que habla Fabrizio Romano también se vivirá en Lima, Buenos Aires, Montevideo y más allá.

Tuit de la semana

Este miércoles, falleció la grande e icónica Raquel Welch. Una de las actrices más influyentes de la historia del cine, símbolo sexual internacional y ganadora del Globo de Oro murió "pacíficamente esta mañana tras una breve enfermedad", confirmó a los medios de comunicación su agente Steve Sauer.

Aquí la tenemos, pateando un balón y vistiendo la camiseta del Chelsea.