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¿Vamos a extrañar a Carlos Vela?

¿Lo vamos a extrañar? No lo sé. Lo que sí sé, es que Carlos Vela no ama al señor fútbol. Creo que para él, no es lo máximo.

Me preguntaron en el programa de Fútbol Picante si íbamos a extrañar a Carlos Vela y al ‘Chicharo’ Hernández.

Ni hablar de los goles del ‘Chicharo’ Hernández, siempre es importante tener un goleador implacable como él, ¡claro que sí!

Pero es de Carlos Vela de quien quiero hablar.

Cuando yo era niño, recuerdo que no había alegría más grande e indescriptible, que cuando me paraba a las 7 de la mañana a jugar con el equipo San Ramón de mi barrio. A los siete años hice mi primer gol, en ese momento, ¡me atrapó el fútbol!, y desde entonces no lo he podido dejar.

Han pasado 60 años que tengo, y siento la misma ilusión, la misma alegría, y sigo sintiéndome atrapado por el fútbol. Los días de campo, la salida con mis amigos, las fiestas… No había nada como esa emoción, todo me aburría, lo único que me gustaba y me generaba entusiasmo era el fútbol.

En 1970 no dormí muchas noches por la alegría y la ilusión de que venía la Copa del Mundo en México, ¡cómo olvidarme de todos aquellos jugadores! Como si yo los hubiera jugado, veía los partidos todos los días con hambre y deseos, me generaba una imaginación sin límites. Eso ha sido para mi el fútbol. El ser futbolista. Somos de otra "madera" creo yo, de otra cepa, otra disciplina, otra hambre, con otra forma de vida, de diferente alimentación y otras costumbre. El futbolista es otra dimensión.

Regresando a Carlos Vela. La primera vez que lo vi fui a visitarlo, en la ciudad de Londres, en un café, me acuerdo que estaba pálido, no sé si por la incertidumbre de no jugar o por la frialdad de la lluvia en Inglaterra.

Ahi estaba el señor, el técnico Arsene Wenger que no lo tomaba en cuenta para jugar, ni para nada.

Carlos Vela empezó a jugar cuando fue a la Real Sociedad de San Sebastián, ahí creció como profesional y llegó al máximo nivel, para mí, de los diez mejores jugadores del Mundo.

No sé qué problema tuvo con la Selección Mexicana, pero, ¡nosotros que culpa tenemos! Eso fue hace mucho tiempo, fueron otros directivos, otra selección, otros compañeros, otra ciudad, otro hotel. Nosotros no tenemos la culpa.

El futbolista ama el fútbol, por encima de lo que sea. Una Copa del Mundo es un sueño, para todo ser humano en este planeta. De todos esos millones de habitantes que hay en México, solo 425 jugadores son profesionales. De esos 425, solo diez juegan en el extranjero. De esos diez, sólo dos o tres tienen una vida "trascendental" que han logrado ser de los mejores jugadores del mundo.

Y ese sueño es de todo mexicano, de todo niño mexicano, de cada hermano mexicano, ¿qué culpa tenemos de lo que pasó con Carlos Vela hace mucho tiempo? No sabemos.

Lo que sí sabemos es cómo un futbolista RENUNCIA a ir a dos Copas del Mundo cuando más lo necesitamos.

¿Lo vamos a extrañar? No lo sé. Lo que sí sé, es que Carlos Vela no ama al señor fútbol. Creo que para él, no es lo máximo. Para Vela, es tan solo un juego.

Para mí, es la vida entera.

Esto es, Desde la Cancha, para ESPN.