En una película que se ha repetido en innumerables ocasiones, el nuevo técnico de la Selección Mexicana de futbol prometió trabajo, humildad, entrega y poner al conjunto nacional “en lo más alto”.
Desangelada resultó la presentación de Diego Cocca, desde sus acompañantes Rodrigo Ares de Parga y Jaime Ordiales, quienes con muchas dificultades se manifestaron para enaltecer y justificar la elección del entrenador argentino de 50 años.
Sonriente, animado por el desafío y sin engancharse con los ‘buscapié’ que le lanzaron algunos reporteros, Cocca agradeció la oportunidad, se comprometió a vivir prácticamente en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) y le abrió la puerta a todos los futbolistas mexicanos, a todos, esto último ante la pregunta sobre si considerará a los naturalizados en sus convocatorias.
El discurso del estratega que hizo bicampeón al Atlas fue sencillo, lejos de la ‘palabrería’ que tuvo en su momento Juan Carlos Osorio, y menos profundo que el de su compatriota Gerardo Martino, sus dos antecesores.
Los motivos que orillaron a que Cocca fuera ‘el elegido’, según explicaron los dos directivos presentes, obedecieron a que trabaja con los jóvenes y está convencido de que el talento no es suficiente para conseguir los objetivos, ya sea a nivel de clubes y no se diga en el Tricolor. ¡Vaya, descubrieron el agua tibia!
No hubo más. Presentaron a Cocca, pero nadie hizo lo propio con Ares de Parga, de quien se sabe tendrá un cargo de peso en la Federación Mexicana de Futbol, y empezó su trabajo con las entrevistas a los candidatos para finalmente designar al entrenador nacional.
El inicio del ciclo De Diego Cocca no se da en medio de un ambiente de unanimidad y menos de confianza total, pues entre los integrantes del Comité que lo designó hubo diferencias, y al menos en el sentir de la afición y hasta del periodismo, no existe la certeza de que era la persona indicada para encabezar un proyecto que arrastra un fracaso gigante como el ocurrido en el Mundial de Qatar 2022.
El argentino es un técnico capaz, de eso no hay duda, porque más allá del bicampeonato con el Atlas y del título que ganó en su país con Racing, su trabajo lo avala; sin embargo, debido a que nunca se dio a conocer el perfil que se buscaba, quedó la sensación de que fue impuesto para dar un ‘golpe de poder’ y no se optó por la mejor opción.
Guillermo Almada tenía mayores argumentos, pero cuando le cuestionaron a Ares de Parga qué le faltó al uruguayo para ganar la carrera en el Tricolor, decidió evadir el tema bajo el pretexto de que estaban ahí para hablar de Diego Cocca.
Así las cosas, como a cualquier otro entrenador que llega con ilusiones y ánimo de trascender, a Cocca habrá que darle el beneficio de la duda, evaluar paso a paso su trabajo con la consciencia de que por sí solo no será capaz de cambiar la inercia perdedora de una selección diseñada exclusivamente para el éxito económico.