<
>

Chicharito: Una apuesta por la fe, la nostalgia y mucha saliva

play
Chivas llegó a la Ciudad de México y recibirá serenata de su afición en su concentración (2:01)

El cuadro tapatío llegó ante un discretom recibimiento y reconocerá la cancha del Estadio Azteca, previo a la vuelta de los cuartos de final de la Concachampions. (2:01)

Luego de que por fin inició un partido con las Chivas quedó confirmado que Javier Hernández no será el salvador del equipo ni mucho menos lo conducirá al título; el club fichó a un ídolo que promete mucha fe y el discurso digno de un predicador.


Javier Hernández tiene más entrevistas concedidas que minutos jugados y no se diga goles en su segunda etapa con el Club Guadalajara.

El regreso del delantero al Rebaño Sagrado luego de consolidar una exitosa carrera en Europa, responde más a un acto de romanticismo que a una necesidad deportiva.

Chivas no necesitaba a un centro delantero de 35 años con nueve meses de inactividad debido a una grave lesión en la rodilla; sin embargo, el dueño del equipo, Amaury Vergara, se contagió de nostalgia y atendió al clamor popular de repatriar al ídolo para que diga adiós al futbol con los colores rojiblancos.

Hernández volvió envuelto en una pose de ‘rockstar’, con el discurso propio de un predicador y nula forma futbolística. Reapareció en las canchas mexicanas con escasos minutos al final de los partidos, hasta que el pasado fin de semana fue titular por primera vez ante el León.

Sencillamente se confirmó lo que para muchos ojos críticos alejados del fanatismo era evidente: ‘Chicharito’ no será el salvador de las Chivas ni marcará diferencias para conducir al equipo al título de liga.

La carrera del goleador está en su curva descendente desde hace un buen tiempo: la última temporada en el Bayer Leverkusen, su paso fugaz y anecdótico en el Sevilla y no se diga la intermitencia en el LA Galaxy de la MLS, eran síntomas inequívocos.

Eso sí, en el plano mediático, de declaraciones picantes y promesas que endulzan los oídos del aficionado promedio del Club Guadalajara, ahí sí Hernández es el ‘campeón’.

Para muestra, un botón: hace unos días se aventó la puntada de asegurar que la grandeza de las Chivas radica en los “hue… que tiene de jugar con puro mexicano”. Por ende, los títulos pasan a un plano secundario, además de que él es como el “Ying-Yang”, con lo que quiera que eso signifique.

Hoy en día, en el aspecto meramente deportivo, Ricardo Marín y hasta el ‘futbolista de cristal’ José Juan Macías están en condiciones de ser un mayor aporte que Hernández en un equipo que adolece de estructura y de talento suficiente para aspirar a algo más que meterse a la Liguilla.

Seguramente ‘Chícharo’ marcará algún gol en lo que resta del torneo, pero sin duda alguna se seguirá hablando más de él por su “filosofía de vida” en la que reina lo positivo, por sus poses de ‘todopoderoso’ y los discursos que si no van acompañados de groserías no tienen el mismo impacto.

Chivas apostó por eso, por un futbolista en decadencia al que solo le queda ofrecer fe, apelar a la nostalgia y gastar saliva para prometer lo que nunca será.