El refuerzo estelar de las Chivas sufrió una metamorfosis dramática, entre el Javier Hernández auspiciado por la sabiduría serena de Tomás Balcázar, y el ‘Chicharito’ manoseado y adulterado por Dreyfus.
LOS ÁNGELES -- Cuando Javier Hernández habla de sí mismo en tercera persona es evidente que el daño es profundo. E irreversible.
Cuando ‘Chicharito’ hace referencia a sí mismo, en tercera persona, es evidente que el narcisismo lo lleva a engendrar un tercer individuo, un ser apócrifo, porque su egocentrismo y egolatría ya no caben en las limitaciones ni en las imitaciones de su propia fatuidad.