Resulta muy común para el ser humano que, de forma consciente o inconsciente, siempre estemos en busca de personas que nos reafirmen lo que pensamos. Juntarnos, hacer grupos, tener afinidad, es más sencillo que lo hagamos con aquellos que apoyan, confirman o ratifique nuestras ideas y objetivos, incluso los caminos que decidimos tomar para llegar a ella. Pero para un buen líder (entrenador) rodearse únicamente de adeptos no creo que sea completamente enriquecedor.
Vivir el rechazo, sentirse fuera de lugar atenta contra nuestra seguridad. El hombre es un ser social, cuando es excluido de forma o su opinión es debatida o rechazada siente inseguridad, pareciera que está en peligro. Por esta razón, en la medida que vamos creciendo, es normal que vayamos creando “máscaras” o “completos disfraces” (adaptando nuestros comportamientos y pensamientos) para ser aceptados por la comunidad. En la medida que nuestro único objetivo se vuelve el ser aceptado y evitar se señalado, vamos lenta y peligrosamente alejándonos de nuestra esencia, es por ello que menciono: el crecimiento está en la diversidad.
En el fútbol existen infinidad de caminos (refiriéndome únicamente a los legítimos) para llegar al mismo lugar, superar al adversario y lograr la victoria. Decir que por que al entrenador “X” determinado camino lo condujo a éxitos, entonces todos debemos de tomar el mismo rumbo es una mentira. O, por el contrario, si entrenador “Y” fracaso por tomar una ruta nueva, tampoco quiere decir que dicho rumbo haya que evitarse a toda costa. En el fútbol, y en la vida, cada situación es única, es verdad que existen máximas que la historia y la razón nos recomiendan respetar, pero hay un gran espacio que queda para la libre elección de cada uno, misma que recomienda siempre se haga respetando la individualidad, la mayor fortaleza del individuo.
Como entrenador, una vez que se tiene claro quién soy (fortalezas y debilidades incluidas), qué recursos tengo y cuál creo es el mejor camino para llegar a determinado objetivo, es momento de buscar la oposición, la diversidad, la contra ante el rumbo que he decidido tomar. Considero que, como en una relación de pareja donde es provechoso que se busque la complementariedad, un entrenador en su Cuerpo Técnico al menos un Auxiliar debe de aportar esta duda, cuestionar (siempre en la intimidad) la decisión a tomar, plantear otras rutas un tanto confrontantes a la propuesta. Haciendo esto, el plan se enriquecerá, ya que hará que todos, desde su posición, cuestionen el proyecto antes de llevarlo a la ejecución, y ya al momento de concretarlo sea más sencillo resolver, adaptarse o sacarle el mayor beneficio posible a los inevitables imponderables.
Busquemos siempre perfeccionar nuestra idea a través de la diversidad, es en ella donde encontraremos los pequeños grandes detalles que jamás se nos hubieran ocurridos a nosotros y harán que el boceto pueda convertirse en obra maestra. Como cuando un entrenador cuando previo a una sesión tiene claro el objetivo, ha decidido que trabajos hacer para cumplir con determinado concepto, pero al correr la práctica al parecer, a su opinión, todo es un desastre porque nada sale conforme a lo planeado y decide entonces cancelar el entrenamiento y mandar a todos a su casa. Este entrenador a cometido un grave error, al desaprovechar un nuevo camino, descubierto por los protagonistas principales de la obra (los jugadores), que conduciría sin duda alguna al objetivo propuesto por él, pero su vanidad y el miedo al caos momentánea impidieron que el sistema se potenciara a sí mismo. En este caso fueron los jugadores los que “propusieron” una ruta distinta, pero puede ser también un Auxiliar, otro entrenador, el rival, un deporte distinto o incluso encontrar opciones de solución en ámbitos totalmente ajenos al deporte.
Nadie tiene la respuesta absoluta, y el que piense que la tiene, el que crea que debe de repetir algo exactamente igual en cada situación y en todos los equipos a los que vaya, es un líder que tiene fecha de caducidad. Teniendo claro sus valores, invito a todo entrenador a abrirse, a cuestionar sus ideas, y es únicamente en la oposición y en la diversidad como cada individuo puede crecer y desarrollar su propia autenticidad.