A un año de los hechos que terminaron con el ecuatoriano preso, la parte acusadora recuerda que trató de mediar con el entonces jugador de América
En la noche del cinco de marzo, en un domicilio al sur de la Ciudad de México, se escucharon los gritos de una mujer. Ese era el inicio de la historia que provocó que Renato Ibarra, ex jugador del América, fuera ingresado al Reclusorio Oriente, por violencia familiar, y saliera días más tarde, al llegar a un acuerdo con su pareja, Lucely Chalá. El escándalo se pudo evitar.
“Al inicio quisimos mediar, precisamente con las partes involucradas, pero no se prestaron, debido a que decían que no había habido nada, que sólo unos gritos. No quisieron mediar, dimos continuación al proceso y de ahí resultaron las demás imputaciones que la Fiscalía le fincó, como es la tentativa de feminicidio y la tentativa de aborto. Se trató de mediar y no quisieron”, recuerda el abogado Renato Chávez, que llevó la defensa de Lucely Chalá, la mujer agredida por Renato Ibarra.
Los gritos de Lucely Chalá provocaron la intervención de las autoridades y Renato Ibarra, junto con algunos familiares, terminaron en un Ministerio Público. El ex jugador del América quiso desviar la opinión pública con un mensaje en sus redes sociales, pero la mujer agredida presentó un video en el que se veía la agresión en su contra.
“Le creí desde un inicio, porque desde que comenzó ante el MP la investigación, me mostraron un video con muchas evidencias en donde había violencia, dentro del domicilio, por parte de sus hermanos o hermanos, cuñados, sí andaban discutiendo”, narra el abogado de Lucely Chalá.
“En este tipo de asuntos es difícil mentir, se salió de control el pleito familiar, con sus hermanas, cuñados. Eso fue lo que derivó el problema, a la hermana de Lucely la rasguñaron, lo que se hubiera podido evitar era el juicio, llegar a mediación, en familia, como debe ser”, relata el defensor de la pareja de Renato Ibarra.
Eran días en que la Ciudad de México se preparaba para una marcha en pro de los derechos femeninos, ante los feminicidios y la vulneración constante de los derechos de las mujeres. “Sí, tocó que fuera en día de la marcha”, recuerda.
El ex delantero del América --hoy en Atlas-- estuvo una semana en el Reclusorio Oriente, después de dos audiencias y conseguir que su pareja le otorgara el perdón, a cambio de un departamento y manutención para sus hijos.
“Se soluciona mediante un convenio. Lo que busca la ley o el gobierno, es resarcir el daño. No detenerlos socialmente. Para ser precisos, se busca darles una lección y una nueva oportunidad”.