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Así sí sabe...

ESPN

Con Atlético de Madrid no hay de otra; la mayoría de las ocasiones, la conclusión trae resultados adversos, pero hace que todo valga la pena

Evítese si tiene problemas cardiacos, manténganse alejado de este tipo de situaciones si no está preparado para vivir emociones fuertes y ni se le ocurra invertir emocionalmente en la causa si no es capaz de tolerar el sufrimiento.

Con el Atlético de Madrid no hay de otra; en la mayoría de las ocasiones, la conclusión trae resultados adversos y corazones rotos pero, cuando se alinean los planetas, cuando el destino decide finalmente mostrarle un poco de compasión a los colchoneros...hace que todo valga la pena.

No podía ser de otra forma. Los once puntos de ventaja que llegaron a tener alguna vez los rojiblancos no parecían ser algo normal. Verse tan superiores, tan dominantes en la tabla generaba más motivos de sospecha que de paz o tranquilidad. La cosa no podía ser tan “sencilla”. Al contrario, estar tan arriba solo podía significar que la caída sería más brutal, que el costalazo sería brutalmente escandaloso y esa historia tan cargada de desgracias tendría un capítulo más.

Pero esta vez no fue así. El camino, es cierto, fue tortuoso; la ventaja, como el más colchonero de los colchoneros lo sabía, se iba a desvanecer poco a poco hasta convertirse en una tan escueta que se terminó el margen de error y para colmo, en el retrovisor se asomaba con colmillos afilados el rival que parecer tener un pacto con la fortuna y los finales felices.

Si contra alguien no querías tener que competir en el último palmo, era justamente contra el Real Madrid, porque así como con los colchoneros nunca dejas de sufrir, con los merengues nunca dejas de soñar y ese gol de Modric en los últimos segundos nos lo dejó más claro que nunca.

No podría ser de otra manera, porque de otra manera aunque es mejor para el corazón, las arterias y la paz mental, no sabe igual. Así lo entienden los colchoneros, pero así lo entiende también el gran comandante de la nave, Diego Pablo Simeone. Así como hay duplas que funcionan porque se complementan, la del Aleti con el Cholo funciona porque son idénticos. Incapaces de negociar el esfuerzo y sabiendo que hasta el último aliento debe dejarse en la cancha; no será agradable, no será atractivo visualmente, pero eso a ellos no les importa.

No pretendo dedicarle línea alguna a los detractores del Cholo y del “Cholismo”, ya la están pasando lo suficientemente mal viendo a Simeone proclamarse campeón como para hacerles más amargo el fin de semana. Justificaciones y pretextos para no reconocer su mérito sé que les van a sobrar. Tomó a un equipo que vivía en el terrible limbo de ser un mero “animador”, para ser un auténtico protagonista. Osó arrebatarle una liga al Barcelona y al Madrid en tiempos de Messi y Ronaldo y siete años más tarde lo vuelve a hacer. Con un discurso que seguramente en otros vestuarios hubiera terminado por exasperar, pero que en este equipo en particular es la voz de aliento y el grito de guerra necesario para superar las adversidades, así de sencillo, este Atlético de Madrid no existe, si no es el Cholo quien los dirige.

Final feliz para variar para los colchoneros. Que se cante de las atajadas de Oblak, la determinación de Koke, del empuje de Carrasco, el pundonor de Savic, la picardía de Correa y por supuesto la frialdad para definir, pero el corazón ardiente para vivir el futbol de Suárez. No podía ser distinto, sufriendo hasta el último instante porque no se entiende de otra manera. Tantas veces se murió remando y quedando tan cerca de la orilla, hoy se llegó y aunque cansados los brazos, se alzan para festejar este título que nadie les regaló. Hoy la Cibeles sentirá envidia, algo que no suele sentir, al ver a Neptuno rebosante de gloria.