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Gilberto Mora y las lecciones de vida desde la cancha de su padre

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Malagón se sorprende del niño Mora (0:36)

El portero del América compartió, tras el All Star Game contra la MLS, el mensaje que le dio al futbolista de los Xolos. (0:36)

El nunca rendirse, el no desesperarse para conseguir sus objetivos, sus sueños, es la herencia que ‘Morita’ Olayo le deja a su hijo.


MÉXICO.- La disciplina y tesón de Gilberto Mora, la joya de 16 años de Xolos, viene de familia. Su papá Gilberto Mora Olayo, ‘Morita’, tiene una historia de vida que le fue transmitiendo a su hijo desde pequeño.

Mora Olayo fue jugador de Jaguares de Chiapas a inicios de la década 2000 y en 2003 un gol suyo de tiro libre le garantizó al equipo permanecer en la Primera División.

“Es aleccionador lo que ocurrió con Gilberto Mora. Cuando llego yo a Chiapas, él no jugaba con el anterior técnico. Lo empecé a meter en los partidos y se hizo titular. El chavo la verdad jugaba bastante bien”, relata a ESPN Sergio Bueno, quien fue entrenador de Mora Olayo.

“Hay una anécdota muy marcada de Gilberto: dos, tres días a la semana se quedaba a patear tiros libres. Acabando los entrenamientos agarraba una balonera y él solito ponía la barrera, de esas móviles que hay, y a patear, a patear, a patear. Yo me quedaba al final a correr alrededor de la cancha y cuando pasaba por donde él estaba siempre le recriminaba y le decía: ‘para qué practicas tanto si nunca pateas’, y él me decía: ‘pues es que no me dejan, profe’. Le respondía yo: ‘cómo no te van a dejar; pues imponte, métele pantalones’, o dijera Hugo Sánchez: ‘un par de narices’. ‘A ver cuándo pateas en un partido”.

La oportunidad le llegó a Mora Olayo en un partido de vida o muerte. En la última fecha del Clausura 2003 Jaguares y Colibríes se jugaban el no descenso y ese día el mediocampista hizo a un lado a Damasceno ‘Tiba’, cobrador oficial de tiros libres, y se atrevió a ponerse detrás de la pelota.

“En ese juego hubo más acciones de gol y hasta fallamos un penalti. Había habido un tiro libre que ‘Tiba’ pateó y lo envió al travesaño. Después volvió a haber una falta por ahí del minuto casi 40’ del segundo tiempo y ‘Tiba’ acomodó la pelota para patear. Y ya sabes, la típica: se acerca Mora y vuelve a acomodar el balón, se acerca ‘Tiba’, se empiezan a hacer de palabras, discuten. Se ve en el video que están en franca discusión, pelean, y terminó por imponerse Mora. ‘Tiba’ va haciendo berrinche caminando para otro lado, como diciendo: ‘ya patéalo tú’, Y este cuate (Mora) pateó el tiro libre; metió la pelota a un ángulo y ganamos 1-0 con su gol y nos salvamos del descenso”, detalla Sergio Bueno.

Han pasado más de 20 años de aquello y Sergio Bueno afirma que si en la vida te preparas puede suceder lo de Mora Olayo, quien no sabía cuándo le llegaría la oportunidad, pero cuando la tuvo en las manos no la desaprovechó.

“Se preparó durante semanas en los tiros libres y en el momento oportuno resolvió, anotó y ganamos, y salvó una franquicia de Primera División que en la actualidad cuánto vale. Su perseverancia lo hizo definir una jugada que fue trascendental. Y ya te imaginarás: mete el gol y el estadio se cayó, se volvió loco y la ciudad, Tuxtla, también. Hubo desfile al otro día, como si se hubiera ganado un título, así, impresionante”.

Luego Sergio Bueno se fue de Jaguares y cuando regresó en una segunda etapa se reencontró con Mora Olayo. Era el año 2013 y para entonces el papá de Gilberto Mora se había retirado y entrenaba juveniles en las fuerzas básicas del equipo chiapaneco. Había jugado seis años en Jaguares y después defendió los colores de Puebla y Xolos, siendo en Tijuana donde tuvo en 2011 sus últimos minutos como futbolista.

En tanto, Gilberto Mora hijo, oriundo de Tuxtla Gutiérrez, tenía 5, 6 años y jugaba en la escuelita de Jaguares. “Al chavito me tocaba saludarlo muy seguido, porque Gilberto Mora y su esposa me rentaban un departamento. Entonces, casi, casi como que vivíamos ahí pegados. A todos los veía seguido, pues yo me llevaba al papá como auxiliar a los partidos de Copa. También me percataba que llevaban al niño a entrenar y me contaba Gilberto que era, como dicen, bien prendido para jugar, de los que siempre andaban con la pelota y lo hacía muy bien desde chiquito”.

Sergio Bueno dice que Sergio Mora Olayo le deja una gran herencia a su hijo que es el nunca rendirse, el no desesperarse para conseguir sus objetivos, sus sueños, aunque uno y otro sean muy diferentes como jugadores.

“El papá no tuvo reflectores, pero su carrera fue buena. Empezó a jugar en Toluca, pero le tocó el Toluca bravo, importante y no tenía tanta chance. En Jaguares es donde más participó, teniendo temporadas muy buenas”, asegura.

“Su posición era muy diferente a la del hijo. Jugaba como volante extremo y terminó como carrilero; yo lo ponía en línea de 5. Era de ida y vuelta, tipo ‘Chicote’ Calderón. Jugaba bien, con mucha claridad en su juego. Era zurdo. Técnicamente era bastante bueno y se aplicó en los tiros libres. Gilberto hijo es como más talentoso y el papá resolvía de otra forma; llegaba a la línea de fondo y mandaba centros. Por su posición no tuvo un brillo importante, pero era muy rendidor, muy constante en los partidos”.