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Los Ángeles 2020: El villano 'Chicharito' Hernández vs. el ídolo Carlos Vela

El destino siempre ha unido la vida de Javier “Chicharito” Hernández y la de Carlos Vela, compañeros de generación y de cuna, esperanza de la afición mexicana en los últimos mundiales y ahora protagonistas de una incipiente rivalidad en la MLS: LA Galaxy vs. LAFC.

“Chicharito” y Vela, apenas entrados en su tercera década de vida, comparten ciclos desde la selección mexicana Sub 17, incluyendo el Mundial de la categoría en 2005 donde Carlos resultó goleador del Tri campeón y Javier se quedó al margen de la competencia en la última convocatoria. En la Sub 20, en el Mundial de Canadá, compartieron la delantera mexicana que fue eliminada en cuartos de final por Argentina (0-1) y el torneo finalizó con un gol de Hernández y ninguno de Vela.

Esperanzas ambos de la selección mexicana, que con su presencia y sin ella ha llegado igualmente a los octavos de final de cada Mundial de los últimos 26 años, empezaron su carrera en Europa prometiendo llegar a las grandes ligas con los mejores clubes del mundo.

Vela perteneció al Arsenal, pero nunca pudo consolidarse y su paso de 12 años (2006-2017) en el viejo continente transcurrió mayormente entre equipos que peleaban posiciones secundarias (Salamanca, Osasuna, West Bromwich y Real Sociedad). Marcó 92 goles en clubes europeos hasta que decidió, en enero de 2018, cambiar de aires para irse jugar con el LAFC, una nueva franquicia que le permitiría ser su ícono y estar cerca de la NBA, la liga profesional de sus amores.

En ese lapso, Hernández jugó nueve temporadas y media en Europa (2010-2019), hizo 89 anotaciones y vistió playeras de equipos de alta cuña (Manchester United y Real Madrid). Al mismo tiempo, se convirtió en el máximo goleador de la selección mexicana, en el niño ejemplar que aprendió a moverse en el área por los consejos de su abuelo (Tomás Balcázar, histórico de las Chivas), que hablaba inglés y acudía a todas las convocatorias de la selección nacional.

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Carlos, por su parte, se envolvió en la polémica tras ser castigado por una fiesta que organizaron los seleccionados en la ciudad de Monterrey (2010) tras un amistoso contra Colombia, se molestó y desde entonces ha pasado una década en la que condiciona su presencia con el equipo nacional. La ‘osadía’ de Vela llegó incluso a perderse un Mundial (Brasil 2014) en el que México llegó a la misma ronda que cuando el estaba: cuatro partidos.

Así, durante los últimos diez años la afición mexicana ha añorado a un futbolista con el que se cree que la selección de México puede figurar en los primeros planos mundiales, y al mismo tiempo miró como Hernández se ha convertido en el principal romperedes acudiendo a casi todas las convocatorias.

Eso fue hasta 2018, con una fiesta antes del Mundial que organizó Chicharito, y luego de la victoria sobre Alemania con una rebelión interna que encabezó el tapatío por razones económicas. Javier se pintó el cabello, la selección decepcionó en sus siguientes partidos y fue eliminada donde siempre: en octavos de final. Ahí estuvo también Vela, con menor protagonismo dentro y fuera de la cancha.

Pero el cambio de Carlos a la MLS lo renovó, le permitió disfrutar un juego al que él llama trabajo antes que privilegio, ha marcado 53 goles (su segundo mejor club, sólo detrás de la Real Sociedad con 73), ha elevado su valor (en 2018 costaba 10 millones de Euros y ahora 15, según el portal especializado Tranfermark), llamó la atención para ser refuerzo del Barcelona en un mercado invernal y ha vuelto a ser añorado por la afición mexicana de cara al Mundial de 2022.

“Chicharito”, en cambio, cayó en el tobogán de la irregularidad. Después del Mundial de Rusia apenas marcó nueve goles y participó en 36 encuentros, sumando mil 334 minutos y sin la capacidad de consolidarse en un equipo modesto, como el West Ham, o uno con aspiraciones de ligas europeas como Sevilla. Javier aparece ahora más por sus tuits polémicos o en revistas del corazón que festejando un gol. Además, se distanció de la selección mexicana y, con el buen momento de Raúl Jiménez, su prioridad en el Tri ya no es una realidad.

A Los Ángeles, “Chicharito” llega necesitado de apapachos, urgido de goles y como imán de rating, taquilla y vendedor de playeras. Busca, siguiendo la receta de Vela, renovar su vida profesional y con la misión de llevar al Galaxy más allá de lo que hizo Zlatan Ibrahimovic: una eliminación digna en Playoffs, pero para consolidarse deberá derrocar a Vela, su rival desde juvenil.