LOS ÁNGELES -- Tocó fondo. Lo confiesa él mismo. Sus hijos y su esposa lo han dejado solo. Javier Hernández usurpó esos espacios, sus espacios, con una familia postiza: una nutricionista, un par de preparadores físicos, un dicharachero que cobra como coach de vida y un fotógrafo que documenta una vida que es la vida de otro.
Donde hubo dioses de amor y afectos, sólo quedan tótems; donde hubo seres humanos, carne de su carne y sangre de su sangre, hoy hay fetiches.
En el fondo, ahí donde insinúa haberse revolcado con el drama de su propio fracaso, como en su propia Caja de Pandora, Chicharito encuentra como en el mítico cofre, su última aliada, la esperanza.
Ésa, ella, la esperanza, es tan pequeña, simplona y perfecta como un balón de futbol, pero es tan inmensa y universal como cada estadio de futbol abierto, y en el caso de Javier Hernández, alguna vez, con las tribunas repletas, atiborradas, “de cosas chingonas”.
Habló de haber tocado fondo en charla con el L.A. Times. En la confesión al reportero Kevin Baxter, da a entender que en los últimos cinco años se lo tragó el tsunami de sus propios errores. Un lustro sin lustre profesional y en la espiral vertiginosa hacia su tumba.
Día a día, desfila por el vecindario público de sus redes sociales. Cada imagen, cada video es un mea culpa. Cada imagen, cada video, es una penitencia. Cada imagen, cada video, es una reflexión abortada desde el vientre de una galletita china.
Inconscientemente, día con día, publica disculpas nuevas, en un purgatorio viral, dirigidas a esas legiones de millones de adoradores, de insanos fanáticos en su reino intangible de las redes sociales, y por supuesto, son ofrendas suplicando perdón dirigidas a quienes en verdad sí les importa, ya sea profesional, financiera o afectivamente.
Día a día se ejercita. Cuida su dieta. Su rostro se ha vuelto enjuto. Su mirada se endurece. Ha fortalecido las piernas, ésas que llegaron a parecer de colegiala, hoy están marcadas con las líneas profundas del atleta.
Es evidente, al paso de casi cuatro meses de ejercitarse por separado, que tiene más potencia, más balance, más equilibrio, más energía, más técnica de golpeo de balón, sin esa estampa rústica y burda que le caracteriza.
Debajo de holgadas camisetas oculta el torso en el día a día, en escarpadas pendientes en las colinas de Los Ángeles, en la intimidad de un gimnasio o en su propia casa. Espera el momento final para demostrar que ha curtido todo su organismo bajo una disciplina entre espartana y franciscana. Guarda la escena. Será como ver a Sylvester Stallone trepar hasta la explanada del Museo de Arte de Filadelfia en la mítica cinta de Rocky.
Javier Hernández parece que estará en su mejor forma física, mental y espiritual para la temporada de la MLS que arranca el 17 de abril. Pero, ¿estará el Galaxy en su mejor forma para la supuesta redención de Chicharito?
El equipo angelino cambió de entrenador. Greg Vanney ocupa el lugar de Guillermo Barros Schelotto. Y ha perdido a su motor, el argentino Cristian Pavón, quien además fue operado hace unos días de los dos tobillos y estará al menos dos meses fuera, en su regreso a Boca Juniors.
Para la temporada 2021, Vanney tiene dos proyectos y una ilusión. Le han ratificado contrato al panameño Carlos Harvey, y amarraron al seleccionado juvenil mexicano Alex Alcalá, de 15 años, a quien pretende agregar a las prácticas del primer equipo.
¿La ilusión? Vanney quiere al talentoso italiano Sebastián Giovinco, quien considera sería la fórmula explosiva al lado de Javier Hernández. Las negociaciones siguen con un augurio poco optimista por parte del entrenador: “Es una situación complicada”, ha dicho.
Giovinco ha confirmado el interés mutuo y Vanney ha hecho su propia labor. Cree que de esa manera, el chaparrón italiano puede convertirse en el socio necesario del ataque del Galaxy.
Vanney asegura que pretende construir un equipo que tenga como detonante en la red a Chicharito, según lo confirma al podcast The Call Up.
“Estoy emocionado de trabajar con él. Creo que podemos crear un sistema y un estilo de juego que realmente tengan sentido para él, que puedan ayudarlo a tener mucho éxito frente a la portería, que es donde ha lucido a lo largo de los años, poniendo la pelota en el fondo de la red. Tenemos que ser un buen equipo para ayudarlo y él tiene que hacer lo suyo", dijo Vanney.
En esa entrevista, el técnico del Galaxy dedicó varios minutos, con tono entusiasta, a esa necesidad de montar un hábitat para el aparentemente resucitado Javier Hernández.
“En esta liga tienes pocas oportunidades de tener jugadores con esas cualidades especiales para poner el balón en el fondo de la red. La forma en que juegas y la forma en que se crean oportunidades tienen que encajar en lo que tiene sentido para él. No podemos simplemente lanzarle pelotas y esperar que supere a tres rivales y anote. Ése no es el tipo de jugador que él es”, puntualizó Vanney.
"Tenemos que hacer un buen juego colectivo, que rompa líneas del rival y le permita a Javier aprovechar espacios en el área, convertir las oportunidades en la portería. Y creo que sí podemos hacer eso, así es como me gusta jugar, así que creo que se adaptará muy bien a nosotros como delantero y creo que va a tener oportunidades reales de marcar goles", subrayó el técnico.
La otra urgencia en el club angelino es que Jonathan dos Santos deje de estar expuesto a tantas lesiones. “Creo que este año podemos ser campeones”, dijo el mediocampista mexicano de 30 años al L.A. Times.
Jonathan asegura que estará en su mejor nivel, que entiende el compromiso que tiene pendiente con el equipo. Claro, el único sitio válido para demostrarlo es la cancha, y ahí, el hermano menor de los Dos Santos, está en deuda.
Greg Vanney le cree a Jonathan. “Lo he visto en gran forma, creo que tendrá un gran torneo”, dijo el técnico al mismo diario angelino.
El mismo Jonathan ha asegurado que la temporada 2021 deberá ser la gran oportunidad para que Javier Hernández despierte su instinto goleador, y deje constancia de su experiencia europea.
“He platicado mucho con Chicharito, está súper motivado, sabe que 2020 no fue su año, pero para mí es el mejor jugador que tenemos en el equipo y nos va a aportar una barbaridad. Lo más importante es que lo veo contento y cuando tú estás bien mental y físicamente el cuerpo juega solo. Ocasiones va a tener y va a meter goles”, ha dicho Jonathan dos Santos sobre Javier Hernández.
Visto así, con Chicharito contrito, remasterizado, comprometido, y un equipo renovado, pensando en él cómo la bayoneta calada a la ofensiva, en el papel, en apariencia, este 2021 deberá ser mejor para el delantero mexicano y para El Galaxy.
Y tal vez, el futbol permita a esta nueva alianza entre El Galaxy y Javier Hernández salir de la sima para volver a la cima.