La idea existió desde que se juega al fútbol: una final entre los mejores seleccionados de los dos continente más poderosos del mundo. Quizás la tuvo por primera vez algún visionario en las décadas del diez y del veinte, cuando Uruguay y Argentina brillaban con partidos extraordinarios en el Río de la Plata al mismo tiempo que Escocia e Inglaterra lo hacían en las islas británicas. Cómo nació el proyecto primario es imposible de saber, pero lo que sí se puede hacer desde estas líneas es rastraer el origen de esta "Finalissima" que enfrentará el 1 de junio a Argentina e Italia en Wembley.
La Copa América es el torneo internacional más antiguo del planeta. Disputado de forma ininterrumpida desde 1916, recién 44 años más tarde vio nacer a su hermano menor europeo, la Eurocopa, que se disputó por primera vez en 1960. Desde aquel año, las regiones más importantes coronan a un campeón de manera regular. Sin embargo, y aunque parezca una obviedad y una oportunidad imperdible, solo dos veces se disputó una final entre ambos monarcas.
También en 1960 se creó la Copa Intercontinental de clubes. Fue en la misma temporada de la primera edición de la Copa Libertadores, torneo ideado a imagen y semejanza de la Copa de Europa que ya llevaba cinco ediciones. La UEFA y la Conmebol no tardaron nada en darle vida al partido que iba a servir durante más de 40 años para coronar al "campeón mundial de clubes". Pero no pudieron hacer lo mismo con los combinados nacionales.
Es cierto que con la Copa del Mundo como objetivo absoluto y escenario indiscutible del mejor fútbol global nunca tuvo gran sentido disputar otras competencias, más allá del intento de la Copa Confederaciones como "ensayo general" del Mundial. Sin embargo, sí existe un antecendente de título oficial entre campeones de copas continentales.
La Copa Artemio Franchi, reconocida por todos los organismos como un certamen de valor, tuvo solo dos ediciones. La primera fue en el Parque de los Príncipes de París el 21 de agosto de 1985. La protagonizaron Francia, campeón de la Eurocopa 1984, y Uruguay, vencedor de la Copa América 1983. El nombre fue elegido como un homenaje al expresidente de la UEFA, fallecido en 1983 en un trágico accidente vial.
Ambos seleccionados jugaron con la base de los campeones continentales. Michel Platini lideró a los galos y Enzo Francescoli era la figura de los charrúas. Fue un partido parejo que ganó el local con un gol en cada tiempo. Abrió el marcador a los cinco minutos Dominique Rocheteau y a los 11 del complemento aumentó José Touré.
Recién se volvió a disputar por segunda y última vez en 1993. Dinamarca, el sorprendente ganador de la Euro 1992, viajó a Argentina para visitar a la Albiceleste que había triunfado en la Copa América 1991. La Copa se jugó el 24 de febrero de 1993 en Mar del Plata. El local alineó a sus mejores jugadores, incluso con el regreso de Diego Maradona, quien dejó Sevilla pese a no tener permiso del club por su deseo de estar en este partido. La Dinamita también salió con sus estrellas, lideradas por Brian Laudrup y Peter Schmeichel.
Néstor Craviotto en contra convirtió el primer tanto a los 11 minutos pero poco después Claudio Caniggia estampó el 1-1, resultado que obligó a definir al campeón por penales. El díscolo Lars Elstrup anotó el primer disparo y Maradona igualó la serie. Luego, Kim Vilfort falló el suyo y Caniggia tuvo la oportunidad de sellar el triunfo, pero también erró. Enseguida, Sergio Goycochea emuló su acto de heroismo de Italia 1990 y le atajó el remate a Bjarne Goldbæk. Entonces, Julio Saldaña marcó para darle el tíulo a la Albiceleste.
Aunque hubo diversos intentos de revivir esta copa, jamás pudo volver a disputarse como torneo oficial. La Copa Confederaciones, creada en 1991 por la FIFA y discontinuada en 2017, ocupó ese lugar. Salvo por México en 1997, siempre fue ganada por selecciones europeas o sudamericanas (Francia, Brasil, Argentina, Dinamarca y Alemania).
Sí hubo algunos amistosos internacionales entre campeones reinantes. En 1989, Brasil le ganó 1-0 a Países Bajos y en 1998 derrotó por 2-1 a Alemania. En tanto, España le ganó a Uruguay en 2013 por 3-1.
Hoy, Argentina y Francia no solo son los únicos campeones de la Copa Artemio Franchi, sino que también son los únicos que tienen todos los títulos oficiales de selecciones. Alemania y Brasil esperan que esta Finalissima haya llegado para quedarse y así algún día quedarse con el trofeo que se volverá a poner en juego el miércoles en Wembley, la catedral del fútbol mundial.