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Passarella: el anterior DT extranjero de Uruguay se peleó con Nacional y bajó periodistas de un avión

En 1999 el argentino Daniel Alberto Passarella se había convertido en técnico de la Selección uruguaya de fútbol. Su designación despertó, como en la actualidad con Marcelo Bielsa, sentimientos encontrados. Por un lado, estaban aquellos que respaldaban su llegada y por otro los que entendían que se rompía con una tradición al designar a un DT extranjero.

La experiencia resultó traumática. Passarella bajó a dos periodistas de un avión por criticarlo y se peleó con el gran ídolo de Nacional, Hugo De León.

En el libro La culpa la tiene el técnico (Ediciones B, junio 2022) se narra con lujo de detalles la anterior experiencia a Marcelo Bielsa como DT extranjero de la Selección de Uruguay.

La historia la contó el propio Passarella el día de su presentación. Una vez finalizada la conferencia habló con algunos medios de manera individual y reveló: “Todo surgió a través de un encuentro que tuve con Paco Casal, al cual conocí hace muchos años, aunque la amistad comenzó cuando se incorporó Polillita Da Silva a River. Él siempre me dijo que tenía que venir a dirigir a Uruguay y en un café en Buenos Aires donde estaba Paco con Sanguinetti, el hijo del presidente de la República, le dije que estaba dispuesto. Ahí empezó todo ya que él comenzó a sugerirle mi nombre a los dirigentes”.

El 16 de abril de 1999, Passarella fue designado como entrenador de la selección uruguaya. Según se narra en el libro: “La inversión fue millonaria. Los medios revelaron que el argentino percibiría un salario de 78.000 dólares mensuales, es decir, 945 mil dólares por año. Una cifra jamás pagada a un entrenador en Uruguay. La empresa Tenfield aportó 600 mil dólares anuales. Al tiempo que la AUF le pagaba US$ 270 mil al ayudante técnico Alejandro Sabella y US$ 165 mil al preparador físico Alejandro Kohan”.

“Me siento orgulloso de ser el primer técnico extranjero… Es un desafío difícil pero lindo. Yo puedo ofrecer profesionalidad, seriedad y trabajo. Triunfos no, porque sería irresponsable”, dijo el técnico en una conferencia de prensa posterior a la firma del contrato.

PROHIBIDO CRITICAR

Unos meses después de haber asumido el cargo, Passarella brindó una nota al periodista José Víctor García en el diario Últimas Noticias. Allí habló de su nacionalidad y dijo que en Uruguay le permitían ser auténtico.

“Acepto la crítica, pero siempre y cuando no medie la mala intención. Nosotros no condicionamos a que siempre hablen bien de la selección. Se arranca con ondas positivas o negativas. Nosotros deseamos que se empiece con ondas positivas, pero aceptando que si ven a la selección jugar mal, lo digan. Hay libertad para decirlo y no me voy a ofender, pero que haya objetividad y que no haya mala intención. Todos juntos somos más”.

La preparación del equipo para las Eliminatorias no fue del todo convincente y aparecieron las primeras críticas. Se arrancó con sendos triunfos 5-4 ante Costa Rica y 2-0 frente a Venezuela, luego se igualó 0 a 0 contra Ecuador y llegó la primera caída jugando en el Campus ante Paraguay. Allí comenzaron a aparecer los primeros nubarrones.

En los primeros días de enero de 2000 se suspendió un partido que se tenía previsto jugar contra Rumania lo que llevó al periodista Enrique Yannuzzi a manifestar el 17 de enero en Radio Universal: “No cambió nada, que no nos quieran hacer tragar la pastilla porque hay una onda de que todo es fenomenal, sonrisita, y no es así. Siglo 20 cambalache no, ¡recambalache! Yo discutí por el tema del marketing. Passarella no entra a la cancha, el que entra es Uruguay. El entorno es parecido al de Maradona, todo está bien, todo es color de rosa”.

AMISTOSO CON TATABANYA

El verano de 2000 fue caliente, y no solo por la temperatura, sino por el primer cruce entre el técnico de Nacional, Hugo De León, y el argentino Daniel Passarella. Hugo se había molestado por la citación de los jugadores Gustavo Munúa, Mario Regueiro, Gianni Guigou y el juvenil Álvaro Meneses para entrenar con la selección.

Previo al debut en las Eliminatorias clasificatorias para el Mundial de Japón y Corea 2002, Uruguay no conseguía rival para un amistoso. Hasta que, a las apuradas, se anunció con bombos y platillos un partido contra la selección de Hungría. Pero resultó que la gente fue engañada porque Uruguay no jugó contra el seleccionado magiar sino que lo hizo contra un club. ¿Cómo? Sí, la prensa denunció que el amistoso que se le vendió a la gente contra Hungría, fue contra el Tatabánya.

En la web oficial de la AUF el partido no se computa como oficial. Los detalles figuran como triunfo celeste 2-0 ante Hungría y abajo se aclara: “Formulario no oficial. Partido “B” por tratarse de un seleccionado “B” de Hungría, integrado únicamente por futbolistas del FC Tatabánya”.

PRIMER AMAGUE DE RENUNCIA

El poco espacio que disponía el técnico para trabajar con los jugadores generó dudas sobre la preparación de la celeste para el debut en las Eliminatorias contra Bolivia. Cinco días antes del partido trascendió la noticia de que Daniel Passarella estaba dispuesto a renunciar. El DT insinuó que podía renunciar luego del juego contra los bolivianos si la FIFA no respetaba el acuerdo de que los futbolistas sudamericanos tenían que llegar con al menos cinco días de anticipación a la selección.

“Si la cosa era así no hubiera aceptado. Esto no significa abrir el paraguas. Antes de empezar las Eliminatorias programé un trabajo. Entonces, ¿de qué me sirve todo si voy a tener a los jugadores 48 horas antes? No puedo trabajar. Si me quedo sería como robar la plata”, expresó Passarella. Pero el presidente de la AUF de entonces, Eugenio Figueredo, saltó con los tapones de punta en una nota con El Observador: “No se le puede vender a nadie que sin preparación es imposible vencer a Bolivia. ¿En el año 2000 vamos a hablar de que no podemos jugar con Bolivia sin entrenar? ¡Por favor!”.

CRUCE CON HUGO DE LEÓN

Uruguay inició su camino venciendo a Bolivia 1-0, al mes siguiente perdió con Paraguay por el mismo marcador. En la tercera fecha superó a Chile 2-1 en el Centenario y cuando se aprestaba a viajar a Río de Janeiro para enfrentar a Brasil en Maracaná, estalló una nueva bomba.

Hugo De León, entrenador de Nacional, se molestó con Passarella por lo que consideró un incumplimiento de un pacto y declaró: “Nacional es demasiado grande para que lo atropellen”.

¿Qué había pasado? Nacional debía enfrentar a River Plate por el torneo local. El cuerpo técnico tricolor había accedido al pedido de ceder a Alejandro Lembo, Gianni Guigou y Fabián Coelho con la condición que Lembo jugara solo 45 minutos en el entrenamiento de fútbol de la selección ante la Mutual. Luego de ello sería liberado para volver a la concentración de Nacional.

Pero grande fue la sorpresa y la bronca de Hugo De León cuando se enteró que Passarella había hecho jugar al zaguero los 90 minutos en el partido de entrenamiento. “Con gente que no tiene palabra no hablamos más. No cumplió el acuerdo de palabra, porque para sorpresa nuestra el jugador no se presentó al mediodía como había acordado”, reveló De León.

La selección siguió su curso por las Eliminatorias hasta que se produjo un hecho que quedó marcado para toda la vida en la historia de la celeste: la bajada de dos periodistas del avión que llevaría a Uruguay a Colombia.

Los periodistas Enrique Yannuzzi y Mario Bardanca fueron impedidos de viajar en el vuelo chárter de la Selección. Una vez en Bogotá los citaron a una reunión donde Passarella le recriminó a Yannuzzi que le pedía jugadores para la Selección.

OTRA VEZ SOPA

La selección no tenía paz. Un mes después de aquella historia vivida con los periodistas, Uruguay perdió contra Argentina en Buenos Aires 2 a 1, y hubo otro problema por un jugador de Nacional: Damián Rodríguez.

La telenovela del entrenador argentino tuvo un nuevo capítulo previo al partido contra Paraguay en Montevideo en marzo de 2001.

Passarella había iniciado un ciclo de entrenamientos con vistas a una gira por Europa para jugar amistosos contra Eslovenia y la Juventus de Italia. Los jugadores fueron citados a la Hostería del Lago. Cuando Passarella los fue a recibir se percató que, de los nueve citados, faltaba uno: Vicente Sánchez. El delantero de Nacional había viajado con su equipo a Chile para jugar ante Deportes Concepción por la Copa Libertadores de América.

¡Passarella estalló! En una improvisada conferencia de prensa el técnico argentino presentó su “renuncia indeclinable” al cargo de la selección uruguaya esgrimiendo problemas “pura y exclusivamente” con Nacional. “Tengo que comunicarles que presenté la renuncia debido pura y exclusivamente a los problemas con Nacional de Montevideo y ante sus reincidencias. Lo hice por escrito al presidente de la AUF y la misma es de carácter indeclinable. Esto no daba para más”, expresó Passarella.

La respuesta de Nacional no se hizo esperar. El presidente Dante Iocco metió el contragolpe diciendo: “Yo no lo traicioné. Soy alguien en este país. No soy un mequetrefe, tengo 62 años en el fútbol para que venga un señor a poner en tela de juicio cómo estoy actuando. Estoy obligado por la situación a ser prudente antes de adoptar una posición públicamente”.

Cuando se produjo la salida de Passarella, todas las miradas apuntaron al técnico de Nacional, Hugo De León, con quien el argentino había tenido las mayores discrepancias por la cesión de futbolistas.

De León, fiel a su estilo, no anduvo con pelos en la lengua para decir lo que pensaba sobre el alejamiento del técnico. “Passarella traicionó al grupo empresario que lo contrató y al pueblo uruguayo por abandonar el proyecto, por bajarse del barco, por más que al comienzo de su gestión no lo quería nadie”, expresó a radio Nacional de Buenos Aires.

Hugo definió de “cortina de humo” el diferendo generado por la citación de Vicente Sánchez, expresó que esa situación le sirvió al argentino como una excusa “que inventó para no reconocer públicamente que no se sentía con fe ni con fuerza para dirigir a la selección de mi país. No dijo la verdad”, aseguró.

De León fue mucho más allá en sus declaraciones diciendo: “No nos ha dejado nada. Ni nos demostró nada en lo futbolístico. Principalmente porque abandonó el proyecto. Y si un técnico se comporta así, nada puede dejar”.

La celeste volvió a quedar en manos de Víctor Púa al que le dieron la manguera para apagar el incendio. El Gordo, como identificaba cariñosamente la gente al entrenador, terminó clasificando a Uruguay al Mundial de 2002.

Mientras tanto Passarella fue llevado a la justicia. La AUF embargó su mansión en Carrasco y exigió la devolución de 837 mil dólares.

Enzo Francescoli, referente de Uruguay y en ese entonces directivo de la empresa que había apostado por Passarella, acusó al técnico de haber dejado “en banda” a la selección.

El 2 de agosto de 2001 la agencia de noticias AFP citó unas declaraciones que Francescoli realizó en Buenos Aires donde expresó: “Nosotros habíamos peleado por llevar un técnico argentino, apoyamos una causa, creamos un predio, armamos una organización… Y se fue. Yo sentí que era una traición. Tuvo condiciones de trabajo que no tuvo ningún técnico de la selección en 100 años. La gente se sintió traicionada, no sólo los que apoyamos a Passarella. Fue una traición para todo Uruguay”.