Lionel Messi ha sido legítimamente halagado como uno de los mejores jugadores que jamás haya pisado el césped. Según algunos "especialistas", esto se hace aún más contundente porque el Diez de la Selección Argentina ha llegado a la cima sin la necesidad de utilizar un corte de pelo llamativo. Es cierto que en los últimos tiempos innovó en su color y la sobriedad de otros tiempos le dejó lugar a una audacia quizás inesperada. De todos modos, eso no cambió en nada la percepción del mundo del fútbol: es el mejor más allá de cómo luzca su cabeza.
Las habilidades superiores de Messi le permiten esto. Sus pares no tienen tanta suerte. Los meros mortales y los menos dotados de talento tienen poco tiempo para ir definiendo su look de Copa del Mundo. Los estilos a los cuales se comprometan pueden ser muy buenos o muy, muy malos. No importa mientras se destaquen de la media.
El Mundial es muchas cosas: un espectáculo deportivo, un frenesí de marketing multinacional y un acto político casi en igual medida. Pero también es la muestra de talento más grande en el mundo del fútbol, en la que casi todos los jugadores están llevando a cabo una especie de audición. La clave es lograr estar en el centro de la escena, ser notado. Todo lo que se necesita es una corrida que lastime como un puñal o uno de esos goles que parecen desafiar la realidad. Si eso falla, un distintivo corte de pelo puede funcionar bastante bien. En esta era de lucrativos derechos de imágenes, muchos jugadores se han aprovechado del hecho fundamental: un peluquero con imaginación y coraje (o, en su defecto, con sentido del humor) puede ser mucho más util de lo que aparenta.
David Beckham ha sido el pionero en este aspecto. Se ha afeitado, teñido, trenzado, rebajado y acondicionado -casi diría que cualquier cosa menos doblado-, consciente de que este cambio radical en la forma de su cabello es suficiente para que la prensa del mundo haya hablado de otra cosa que no sea su declinante talento.
Debería advertirse, igualmente, que no todo el mundo aprecia este tipo de creatividad. El ministro de Nigeria Otunba Olusegun Runsewe habló de las máximas estrellas de su equipo en 2004, incluyendo al entonces capitán Jay-Jay Okocha y al excelente goleador Nwankwo Kanu, en la televisión nacional: "Nuestra juventud tiene como modelos a nuestros jugadores del seleccionado.... no se olviden que en los países en desarrollo las trenzas en el pelo y los aros tienen cierto sentido de homosexualidad". Su crítica cayó en oídos sordos. Mejor así. Si no, quizá no podríamos haber celebrado el espíritu innovador de algunos caballeros que llevaron sus peinados únicos a otro nivel, para entrar en el panteón de leyendas de la Copa del Mundo.
El hombre que disimulaba la calvicie
Bobby Charlton, Inglaterra, 1962, 1966, 1970
Esta leyenda de Inglaterra no aceptó fácilmente su paso a la oscura noche de la calvicie. Largamente autoengañado acerca de su pérdida capilar, prefirió pasarse un peine al ras del cuero cabelludo y dejar el pelo pegado a su frente, y dejarlo como un pedazo de piel desesperado y flameante cada vez que ingresaba al área.
Der Afro
Paul Breitner, Alemania Occidental, 1974, 1982
La manera de vida libertaria de Breitner era una manifestación tangible de su radical visión política y su estilo de "ataque desde atrás" lo distinguió de sus más conservadores compañeros del triunfo en el Mundial de 1974. Mientras el legendario Franz Beckenbauer era conocido como "Der Kaiser", Breitner tenía un apodo capilar: era "Der Afro."
Aloha Magnum
Graeme Souness, Escocia, 1978, 1982, 1986
Hoy en día, este look parece gritar DJ de Jazz Suave. En los '80, señalaba a un mediocampista de pierna fuerte de día, y un sex symbol por las noches. Los adoradores fanáticos de su club, Liverpool, se referían afectuosamente a su bigote-símbolo como la "escoba de útero."
Bien acondicionado
Rudi Voeller, Alemania, 1986, 1990, 1994, 2002 (como entrenador)
Orgulloso dueño de una permanente tan consistente que, cuando la estrella holandesa Frank Rijkaard creyó en 1990 que lo mejor era escupir en el peinado del alemán, su depósito falló en romper la barrera de la superficie, y quedó allí quieto sobre sus rulos como un cable de teléfono colgando entre dos postes.
Como una estrella infantil
Leonel Álvarez, Colombia, 1990, 1994
Jugando frente al excéntrico y ruloso arquero René Higuita, Álvarez contribuyó a uno de las defensas más peludas de la historia de la Copa del Mundo. Físico y duro, su juego agresivo era atemperado por sus suaves, dulces rizos. Acumuló el récord de la MLS por amonestaciones en una temporada y dejó claro que el corte de cabello le iba mucho mejor a Shirley Temple.
Joe Sucio
Roberto Baggio, Italia, 1990, 1994, 1998
Conocido como El Divino, Baggio siempre fue una contradicción: un budista italiano, un brillante talento ofensivo en un equipo obsesionado con la defensa y una presencia serena en un plantel fundamentalmente físico. Un cantante pop italiano escribió un homenaje a este inimistable estilo, que contenía el siguiente verso: "Cuando ves a Baggio jugar, escuchas niños", lo cual resulta oportuno dado esas colas de rata que usaba en la cabeza, y que parecen más comunes en un patio de jardín de infantes.
Allí hay una luz
Carlos Valderrama, Colombia, 1990, 1994, 1998
Si Helios, el Dios griego del sol, jugara al fútbol, se vería como Valderrama con su melena dorada: resplandeciente, descarado y singular.
El hombre lobo
Trifon Ivanov, Bulgaria, 1994, 1998
El defensor era una presencia intimidatoria cuando la Copa del Mundo visitó los Estados Unidos y el conjunto liderado por Stoitchkov terminó en cuarto lugar, en 1994. Los amantes del fútbol le dieron el sobrenombre "El lobo búlgaro". Muchos americanos prefirieron llamarlo "Tootsie", por la famosa película de Dustin Hoffman.
Los iluminados
Rumania, 1998
Los '90 fueron una década en la cual una botella de lejía era la mejor amiga de varios futbolistas. Las estrellas inglesas David Beckham, Robbie Fowler and David James todos usaron una con diversos grados de éxito. El apogeo del estilo fue el equipo de Rumania en 1998: todo el conjunto decoloró su pelo en masa para tener un parecido en cancha a Eminem, el verdadero Slim Shady.
Pitágoras en su versión de comedia
Ronaldo, Brasil, 1998, 2002, 2006
Este estilo triangular de 2002 fue votado el peor corte de pelo de la historia por el tabloide inglés The Sun, un premio que sin dudas ocupa un lugar de privilegio en la memoria de los brasileños junto a la amedalla de campeón que Ronaldo también obtuvo ese año.
A tono
Taribo West, Nigeria, 1998, 2002
Demasiadas listas que hablan de estética manifestaron su odio hacia Taribo y su doble set de rastas. Internet está colmada de teóricos que decodifican qué es lo que se metió en el pelo para dejarlo como estaba, sean pequeños pedazos de "Mi pequeño Pony" o limpiadores de cañerías. Taribo fue uno de esos personajes del deporte, conocido por sus compañeros como "El pastor", por su dedicación a la Iglesia. Para decirlo de una manera simple, si hubiera tenido el pelo típicamente corto y negro, no estaríamos hablando de él todavía.
El punk no murió
Jan Polak, República Checa, 2006
Si se los trata con cuidado, el Skunk y el Mohawk son peinados futbolísticos de distinción. Ignorando todos los consejos acerca del tema, el mediocampista checo intentó fusionar los dos elementos y emergió parecido a una víctima de algún autoifnligido experimento científico fallido.
Después de la Copa del Mundo de Rusia 2018, pueden sumarse a este listado nombres como Paul Pogba, Neymar, Marouane Fellaini, entre otros. Cracks que semana a semana pasean su estilo por las canchas europeas y estarán en la gran cita mundialista.