La gente se paró en las tribunas del Centenario y, sin mediar palabras, comenzó a aplaudir. Fue la manera que eligieron los uruguayos para expresar su agradecimiento por el gesto de los argentinos de tocar la pelota para los costados sin atacar.
En noviembre de 2001 Argentina visitó el Centenario clasificada al Mundial y se encontró con un equipo uruguayo desesperado.
“¿Los argentinos?, y … demostraron ser hermanos”, expresó a la salida del Estadio el entonces directivo de Nacional, Eduardo Ache, haciendo referencia a lo que fueron los minutos finales de aquel partido.
Aquella “gentileza” de Argentina nadie la olvida y quedó reflejada en los medios de prensa al otro día del juego.
“De nada, bo” fue el título del diario Olé del jueves 15 de noviembre de 2001. “Gran hermano” fue la tapa de El País. “Buenos vecinos” tituló Últimas Noticias. Y El Observador optó por “Gauchada”, para definir el empate 1 a 1 que le permitió a Uruguay jugar el Repechaje contra Australia.
¿Qué pasó en el partido? “Entre amigos. El arquero Germán Burgos levantó los brazos y saludó a la hinchada albiceleste que se colocó en la tribuna América. Los uruguayos que se ubicaron en las cuatro localidades se pusieron de pie y aplaudieron con alma y vida la salida del equipo argentino. Se terminó el suplicio y hay un gran reconocimiento a la forma en la que el fantástico combinado de la otra margen del Plata selló el partido: tocando para los costados, para atrás y no arriesgando ni buscando nada”, expresó en su comentario de El País el periodista Edward Piñón.
Las opiniones fueron variadas. El presidente de Bella Vista, Rodolfo Echinope, no anduvo con pelos en la lengua para expresar: “Al final fue un espectáculo lamentable, pero la clasificación para jugar el Repechaje con Australia es justa, aunque da pena en las condiciones en que se logró”.
Ernesto Mateo, presidente de River Plate, fue contundente: “El final del partido fue una comedia, creo que no es el espíritu del deporte, yo no digo que no sirviera pero repito que me parece que fue una comedia y no entendí qué aplaudió la gente. Lo de Colombia y Paraguay no lo vi, además, yo soy el presidente de un club de Uruguay”.
Jaime Trobo, ministro de Deportes, comentó: “Estoy feliz, ya que seguimos. Hubiera sido bueno entrar cuarto, pero no se pudo y esto igual sirve. Al final fue un partido de guante blanco”.
El defensa argentino Juan Pablo Sorín se molestó por las suspicacias que generó el resultado final y declaró: “Cuando hablé antes de este tema estuve suave, pero ahora lo voy a decir claramente: sobre aquel partido se hablaron muchas boludeces sin ningún fundamento. Lamentablemente mucha gente se toma del sensacionalismo”.
En octubre de 2004 el técnico Juan Ramón Carrasco expresó: “Es bien sabido. Acá (en Uruguay) todo el mundo lo sabe, que arreglaron para empatar porque Argentina ya estaba clasificada”.
CUATRO AÑOS DESPUÉS, LA MISMA HISTORIA
Curiosamente, cuatro años más tarde se reiteró el escenario. Argentina visitó a Uruguay, que necesitaba el triunfo para mantener viva la ilusión de clasificarse al Mundial de Alemania a través de otro Repechaje contra Australia.
Y las suspicacias estuvieron a la orden del día. Diego Maradona declaró antes del partido en Fox Sports: “Los chilenos y colombianos estuvieron 17 partidos para clasificar y ahora esperan que Argentina los salve. Que no hablen de dignidad”.
El volante uruguayo Gustavo Varela expresó en El Observador años después: “Nosotros les dijimos a los argentinos que se cuidaran las piernas porque nos estábamos jugando la vida”. Varela reveló que los jugadores argentinos “nos hacían burlas y nos decían que esperábamos la ayuda de otro”.
El relator Víctor Hugo Morales escribió su punto de vista en el diario La Nación: "Hubo acuerdo, es cierto. Tácito, bien futbolero y entendible, sin demasiado conocimiento de la psicología. Cada jugador uruguayo se decía: 'Si me ganás jugando como juegan los que tienen un objetivo preciso, por la prepotencia natural de la superioridad técnica, me lo banco, no hay otra. Pero si te matás porque sí, para que los chilenos no protesten, yo tengo que pasarte alguna dolorosa factura'”.
Dijeron los argentinos: “jugamos para ganar, hacemos lo posible, pero no vamos a venir a inmolarnos por la causa de otros”. Cualquiera advierte el interés específico por conseguir una victoria. El partido tuvo esa característica. Uno dejaba el alma. El otro tomaba solo los riesgos posibles.
El partido se selló con triunfo 1-0 para la Celeste. Uruguay viajó otra vez a Australia y la gente volvió a agradecer el repetido gesto de hermandad de los argentinos. Pero esta vez los uruguayos no pudieron clasificar al perder en la definición por penales.