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Después de siete meses de haber sido designada como organizadora del torneo que deberá disputarse entre junio y julio de 2025, sigue sin estadios listos.
A menos de 11 meses para la inauguración del Mundial Sub-20 de fútbol masculino, la Federación de Fútbol de Chile (FFCh) aún no ha anunciado oficialmente cuáles serán los estadios para la competencia más importante de FIFA, después de la Copa del Mundo.
El retraso es singular considerando que España, cuando todavía faltan seis años para recibir el Mundial 2030, definió hace pocos días las 11 sedes que presentará a la Federación Internacional como candidatas para el evento.
La FFCh había prometido informarlo públicamente para mayo pasado, pero luego de siete meses de haber sido designada como organizadora del torneo que deberá disputarse entre junio y julio de 2025, sigue sin estadios listos y no ha avanzado nada tras la visita del ente rector del fútbol mundial a las 10 ciudades aspirantes.
Santiago, Iquique, Coquimbo, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar, Talca, Concepción y Temuco fueron evaluadas hace varios meses atrás por Christian Schmölzer, director de torneos masculinos, y Roberto Grassi, encargado de torneos juveniles.
Extraoficialmente, sí trascendió en la prensa local que la organización tiene planes de hacer el campeonato dentro de un circuito de cinco sedes, cuyas distancias entre sí permiten ser recorridas vía terrestre con desplazamientos cortos de no más de dos horas.
Se trataría de la zona central del país con la capital chilena como eje, Valparaíso, Viña del Mar y Talca e incluiría a Rancagua –que había sido solo una opción– para acoger un certamen que Chile recibirá por segunda vez, luego de la edición de 1987 en la que La Roja terminó en el cuarto lugar.
“La FIFA es la que determina y pone las condiciones, los comités organizadores locales tienen menos preponderancias y menos definiciones al respecto”, explica Danilo Díaz, presidente de la Federación de Periodistas Deportivos de Chile, quien ofreció la información extraoficial.
La idea de acotar la cantidad de ciudades condice con el desarrollo del pasado Mundial Sub-20, que se efectuó en última instancia en Argentina en 2023 tras cancelar a Indonesia, y en el que designaron a cuatro capitales de distintas provincias.
El beneficio de los cinco polos sugeridos en Chile, además de prescindir de los aviones, sería la gran cantidad de centros de entrenamiento disponibles para el uso de las 24 selecciones participantes.
La misión no ha sido fácil para la FFCh, ni para la FIFA. Si bien el país austral cuenta con una buena cantidad de recintos deportivos, la gran mayoría no cumple con todos los altos estándares que se pide para este tipo de competición, le comentó a la Agencia EFE una fuente cercana a la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Pese a ser requerido, un portavoz de la Conmebol descartó ofrecer declaraciones sobre el tema. Sin embargo, se conoció que la iluminación y las condiciones de los campos de juego son las principales falencias que presentaron la mayoría de los estadios visitados.
La capital chilena encabeza la lista entre todas las sedes con tres estadios a disposición, pero sería el Nacional Julio Martínez Prádanos donde habitualmente juega La Roja sus partidos oficiales, el único elegido.
Las otras opciones son el Monumental, que pertenece al equipo Colo Colo, y el San Carlos de Apoquindo del club Universidad Católica.
Estos campos, no obstante, tienen condicionamientos. El Nacional, que fue refaccionado para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de 2023, tiene deficiencias en las tribunas y en infraestructura como la salida de los equipos a la cancha, entre otros.
Oficiales de la FIFA estuvieron presentes allí en el último amistoso entre Chile y Paraguay, en junio pasado antes de la Copa América, a manera de examen preliminar para un recinto que ya acogió una Copa del Mundo en 1962, y todas las demás competencias del calendario futbolístico.
El Monumental se descartaría porque en breve tendrá reformas debido al aniversario centenario del club en 2025, para lo cual trabajan en un ambicioso proyecto que involucra capital privado que tendrá derecho al 'naming rights'.
El de Apoquindo, que sería el único estadio completamente nuevo –a estrenarse a inicios de 2025–, anunciado por la directiva como “uno de los más modernos de Sudamérica”, tendrá pasto sintético lo cual no es aceptado por FIFA para un torneo de esta categoría en el que juegan las figuras más promisorias de este deporte.
Este es un cambio repentino de criterio pues en el pasado se ha jugado en este tipo de superficies la Copa del Mundo Femenina de 2015 e incluso el Mundial de Rusia 2018, que tuvo canchas con césped híbrido.
Las ciudades más próximas a la capital, a 120 kilómetros, serían Viña del Mar con su estadio Sausalito y Valparaíso con el Elías Figueroa Brander, ambos con fallas en iluminación que incluso la Conmebol ha restringido para la disputa de la Copa Libertadores o Sudamericana en las presentes ediciones.
Los estadios de Rancagua (El Teniente) y Talca (Bicentenario Fiscal) están a 90 y 258 kilómetros de distancia de Santiago, respectivamente, por lo que el más lejano representa dos horas y 45 minutos de camino.
De los otros cinco visitados inicialmente, Coquimbo (Francisco Sánchez Rumoroso), La Serena (La Portada), Concepción (Ester Roa Rebolledo) y Temuco (Germán Becker) se encuentran a 450 o 600 kilómetros de trayecto, mientras que el más lejano es Iquique (Tierra de Campeones) a poco más de 1.750 km.
Todos sin excepción recibieron recomendaciones para mejorar en la última inspección realizada por FIFA en abril pasado, y luego de dos meses no se ha informado sobre los progresos.
Entre los requisitos están la iluminación LED en canchas de entrenamiento y de partido, para lo cual la Federación Internacional presta ayuda de maquinarias. Una de las principales razones para descartar escenarios es la necesidad de cuatro camerinos –mínimo para un Mundial– porque se jugarán jornadas dobles.
Además, se piden ciudades con aeropuertos a pocos minutos de distancia, infraestructura hotelera de cuatro estrellas en adelante y conectividad, pues la tecnología habilitada requiere soportar la exigencia que demanda las transmisiones televisivas que verán cientos de países en el mundo.