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Serio, no vende humo y tiene personalidad: así es Pablo Repetto, el nuevo DT de Atlético Nacional

Pablo Repetto es un hombre de barrio que asume un liderazgo basado en los viejos códigos. 1950foto.com

Cuando terminan los partidos habla con su padre. Es un ritual que no se pierde. El viejo Héctor le inculcó el amor por el barrio y por los colores. Lo llevaba de la mano al Parque Capurro. Allí donde, contra el alambrado de la cancha, aprendió los dos gritos que identifican al club. Primero: “¡El Fénix no baja”. Y luego el popular: “Fénix, Fénix, mugriento!”.

Pablo Repetto, el nuevo director técnico de Atlético Nacional, mantiene los viejos códigos del barrio. Es un uruguayo típico: serio, habla poco, no vende humo y tiene personalidad.

Repetto se transformó en entrenador a la fuerza. Tenía 26 años cuando decidió poner fin a su carrera de futbolista. Jugaba como lateral en el club de sus amores, Fénix, cuando en un partido del ascenso contra Salus se fracturó la tibia y el peroné.

Fue intervenido quirúrgicamente y le colocaron el reconocido clavo de Kuntscher. Cierta vez, debido a que sentía molestias, le realizaron estudios de ultrasonido que le quemaron determinados tejidos, reveló Repetto en el programa "Abran cancha" de Sol FM.

“Al volver en el ómnibus me tocaba la pierna y la tenía caliente. Estuve tres noches con dolor”, expresó. Debido a ello debió ser operado nuevamente. Repetto volvió a la actividad en el año 2000 cuando, de la mano de Miguel Puppo, logró el ascenso. Pero como no jugaba mucho decidió rescindir contrato y se fue a Villa Teresa. Tenía 26 años cuando empezó a madurar el retiro. En ese entonces estudiaba Economía y estaba realizando el curso de entrenador, por lo que abandonó el fútbol.

¡Fénix, Fénix!

Repetto se encontraba realizando el curso de técnico cuando le llegó el llamado del club de sus amores. En el año 2002, Fénix le ofreció trabajar en las divisiones formativas.

Luego de una serie de buenas campañas el club le brindó la responsabilidad de dirigir al primer equipo. El club jugaba en la B. Pablo tenía 32 años y se paraba al frente de jugadores que tenían más edad y recorrido que él en el fútbol. El ejemplo más claro era Gabriel Candia que había jugado en todas las divisionales. Pero a Repetto no le tembló el pulso para apostar a los jóvenes y dejar muchas veces en el banco a los de mayor edad.

"Soy agradecido a los jugadores con experiencia de ese plantel porque yo era joven y jamás me faltaron el respeto, por el contrario, me ayudaron”, reveló el DT.

Apuesta a los jóvenes

La apuesta a los jóvenes es una marca en la carrera de Repetto. Así lo hizo en los equipos que dirigió. De hecho, Independiente del Valle es un claro ejemplo. Es un club que apuesta a su cantera.

Cuando Repetto llegó a Nacional también sacó la cara por los juveniles expresando: “A veces uno pide que se contemple un poco más a los jóvenes, porque acá los jóvenes de Nacional son todos criticados. ¿Qué le quiero decir a la gente con esto? Que eso le llega al jugador y algunos lo soportan y otros no, y a veces pasa la línea de que sí, y a veces no”.

Personalidad

Pablo Repetto brindó claras muestras de su personalidad cuando llegó a Nacional. Tomó dos de las decisiones más comprometidas de los últimos tiempos al borrar al máximo goleador, el argentino Gonzalo Bergessio, y al capitán y referente del plantel Diego Polenta.

La gente lo miró con desconfianza. Sobre todo luego del mal inicio que tuvo el equipo perdiendo ante Deportivo Maldonado en el Parque Central. Por si fuera poco, estuvo siete fechas donde no lograba encarrilar una racha de triunfos.

“Tengo una anécdota que ocurrió en la sexta fecha (del Apertura de Uruguay). Habíamos ganado un partido solo y dije, pah me va a matar. Teníamos a un sector importante diciendo que no ganábamos, pero el equipo había mostrado cosas buenas. Le habíamos ganado solo a Rentistas, perdimos el clásico y luego habíamos mostrado cosas buenas con Liverpool, Torque y Wanderers. Un día, en un entrenamiento, me arrimé a Fuentes (el presidente) y le dije que éramos el mejor equipo. Me miró y me dijo: "Yo pienso lo mismo". Fue un alivio, como lo es que el presidente vaya siempre a los entrenamientos, como pasaba con José (Fuentes), porque ve cómo trabaja uno. Eso fue lo más grande que me pasó desde que dirijo, el tener el respaldo y se lo agradecí”, comentó el técnico en conferencia.

Otro aspecto de su personalidad es que no se deja meter jugadores. Le pasó en Liga de Quito en 2017 donde salió el cruce de determinadas versiones diciendo: “Se dicen cosas que uno tiene que escuchar y no puedo responder todos los días sobre jugadores que llegan y que se van. Dicen que los dirigentes traen los jugadores, los jugadores los traigo yo, en ningún momento me impusieron que venga, se quede o se vaya algún jugador. Si dicen que los dirigentes traen los jugadores, me estarían diciendo que yo como entrenador no existo, estarían diciendo que los directivos me faltan el respeto y eso no es así, es falso”.

Repetto jamás pierde la calma, es difícil encontrar una declaración contra los árbitros, y mucho menos fuera de lugar. Como dijo el presidente de Nacional, José Fuentes: “En los peores momentos no pierde la serenidad, sigue sus convicciones. Asume un liderazgo basado en los viejos códigos. Tipo de barrio, que habla de sus padres, de sus amigos, que son los mismos de siempre”.

A la hora de autoanalizarse, Repetto prefiere el perfil bajo: “Yo trato de ser justo, no sé si lo sea, no soy yo quien lo pueda evaluar. Soy un tipo tranquilo hasta que veo injusticias ahí se me va la tranquilidad y la justicia. Trato de ser buen compañero, trato de conducirme de forma democrática dentro del equipo. Creemos que el jugador, para tener un buen rendimiento en el equipo, se tiene que sentir bien en el grupo. Las relaciones humanas en esto son determinantes”.