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Diego Forlán cumple 41 años: Bota de Oro, y ahora, de oro y carbón

Este martes, Diego Forlán cumple 41 años. Después de una carrera en la que no paró de cultivar elogios y en la que se ganó el amor de muchas hinchadas, decidió lanzarse hacia el mundo de la dirección, y asumió, ya de comienzo, el duro desafío de liderar a Peñarol.

Como entrenador carbonero, Forlán lleva cinco partidos oficiales, de los cuales ganó dos (Cerro y Jorge Wilstermann), empató uno (Danubio) y perdió los dos restantes (Defensor y Athletico Paranaense). El ex-10 de la selección ha optado por un 4-4-2 o 4-4-1-1 como dibujo táctico predilecto y el parate del fútbol a nivel mundial llegó en un momento en el que todavía probaba fórmulas para encontrar la mejor versión de su equipo.

Sus dirigidos destacan en cada oportunidad el privilegio que representa tenerlo en los entrenamientos cada día y lo mucho que pueden aprender de él. En particular, lo pueden aprovechar algunas de las figuras juveniles con gran proyección en ofensiva con las que cuenta Peñarol, como Facundo Pellistri o Facundo Torres.

Quedará por verse, cuando regrese la actividad, cuánto puede trasladar Forlán su innegable sapiencia futbolística desde la línea de cal a sus jugadores. El comienzo tuvo varios aspectos positivos: vocación ofensiva, dinamismo en el movimiento de la pelota, y la búsqueda de ser protagonistas. El tiempo dirá si puede ser leyenda como entrenador, como lo fue con la pelota en los pies.

Una carrera para la historia

Ya desde el comienzo, fue particular. Forlán debutó en Primera División en Argentina, en Independiente en 1998 bajo la dirección del histórico César Luis Menotti. El Rojo disfrutó de su cuenta goleadora, que con el paso de los años no paraba de crecer. Hasta que, en 2001, los otros Diablos Rojos, el Manchester United, uno de los mejores equipos del mundo en ese momento, lo contrataron.

En Manchester disfrutó jugando junto a leyendas como David Beckham, Paul Scholes, Ruud Van Nistelrooy o Cristiano Ronaldo. Si bien levantó varios trofeos e hizo una buena cantidad de goles, algunos muy recordados por los hinchas hasta hoy, Forlán quiso más. Buscaba liderar a un equipo, ser titular indiscutido y lo encontró en Villarreal.

En 2005 se vistió de amarillo de pies a cabeza y se convirtió en el goleador histórico del club castellonense, lugar que luego le arrebataría Giuseppe Rossi. En su primera temporada, ganó el premio Pichichi y la Bota de Oro europea, en un equipo que venía en un franco ascenso. Los goles no cesaron y el Atlético de Madrid lo invitó a que inflara las redes en el Vicente Calderón, por lo que llegó a la capital española en 2007.

Otro premio Pichichi, otra Bota de Oro y Forlán seguía sumando páginas de gloria al libro de su carrera. La UEFA Europa League, con dos goles suyos en la final, y la posterior Supercopa de Europa lo llevaron al estatus de leyenda colchonera.

Paralelamente, llegó la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010, el cuarto puesto de Uruguay, sus cinco golazos, la elección de Forlán como Balón de Oro y la adoración del pueblo celeste. Un año más tarde, otra vez, con dos goles en la final, levantaría la Copa América que demostraría que Uruguay estaba, oficialmente, de vuelta.

Después de eso, y con treinta y pocos pasó al Inter de Milán, dándose el lujo de jugar en las tres ligas más importantes de Europa. Allí no estuvo demasiado tiempo y pasó al otro Inter, al de Porto Alegre. Luego, llegaron Cerezo Osaka de Japón y la concreción de un sueño, ponerse la camiseta de Peñarol. En 2015, Forlán se vistió de oro y carbón y fue campeón uruguayo, siendo el máximo goleador y el mayor asistente de Peñarol en esa temporada.

Más adelante, llegaron Mumbai City FC de India y Kitchee SC de Hong Kong, para seguir acumulando gritos de gol y cerrar lo que fue, sin dudas, una carrera muy particular.