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El mejor entrenador del mundo

ESPN

No se llama Pep Guardiola. No se llama José Mourinho. Se llama Jürgen Norbert Klopp.

“Lo que más me gusta de él es que, además de todo, lo disfruta” le dijo a NBC Steve Kerr, entrenador de los Golden State Warriors de la NBA.

El título de Premier League es una victoria al fútbol de todos. A la alegría por jugar independientemente de la consecuencia del ganar.

Hay algo de este Liverpool que es adictivo. No se necesita ser aficionado del equipo para compartir una ligera sensación de felicidad por romper la sequía de 30 años en la máxima categoría del futbol inglés.

Y ese algo comienza en la contagiosa personalidad de su director técnico.

Jürgen Klopp no predica con la rigidez de 'Mou', no juega con la estética de Guardiola. Entrena desde el respeto al jugador. Jugar para Klopp es encontrar la mejor versión de cada uno de sus futbolistas.

En un mundo dividido entre defender y atacar, Klopp dispone de disfrutar. El pizarrón no define al jugador.

Este alemán desfachatado, de gorra, mal rasurado, que odia tanto los trajes como los protocolos, le ha devuelto un valor extraviado a este deporte, la autenticidad.

Jugar hoy en el Liverpool es recordar la esencia del juego. Es revivir la inocente relación infantil con a pelota, con los compañeros, con el equipo. No es ganar como sea, es jugar a costa de lo que sea.

Esos son méritos suficientes para encumbrar al tipo que vuelve en cómplices a sus futbolistas. Un líder que baja del pedestal para encabezar el pelotón que va a la guerra y que cuando vuelve al cuartel, victorioso, es el primero en destapar la botella.

Es un idealista que también confunde molinos con gigantes, pero que a diferencia de Don Quijote, encuentra la alegría en la batalla. Y con un parque más limitado, vestido de rojo y blanco, amarillo y negro o sólido carmín, nos dejó la lección que no hay que necesariamente estar en el Real Madrid y al Barcelona para dirigir al mejor equipo del mundo.

Jürgen Klopp ascendió a su Mainz 05 después de casi un siglo en la segunda división. Descendió con él y lo dejó en la primera división de donde no ha salido.

Le regresó la memoria al Borussia Dortmund, rompió la dictadura muniquesa en la Bundesliga y hasta se atrevió a llegar a una improbable final de UEFA Champions League; y después, abanderado solo con valor y optimismo le devolvió la grandeza al Liverpool.

Y lo mejor de todo, es que además se nota que lo disfruta. Y nosotros disfrutamos con él.

Prost, Herr Klopp! Desde hoy, nunca caminarás solo.