El colombiano protagonizó una última vuelta de antología para pasar de tercero a primero, logró su noveno éxito en 15 carreras en 2024 y puede definir el Mundial en la próxima cita.
Descomunal triunfo de David Alonso en el GP de Indonesia, 15ª fecha de Moto3. El adjetivo no se apoya solamente en esa épica última vuelta, a la que ingresó en el tercer lugar y llegó a la punta con dos superaciones geniales, sobre David Muñoz, primero, y Adrián Fernández, después. Y llegará a Japón, la próxima semana, con la chance de sellar el título, cuatro citas antes del final del ejercicio 2024. Eso solo ya le otorga ribetes de sensacional. Pero para reforzar el elogio hay que viajar al pasado, 48 antes de subir al escalón más alto del podio en la isla Lombok. El fin de semana del colombiano arrancó muy difícil.
El piloto del Aspar Team sufrió una durísima caída en la entrenamiento libre que abrió el fin de semana de Mandalika. Debió pasar por el centro médico para realizarse un chequeo por el fuerte dolor en un hombro y una pierna. Ya no podría volver a girar en la tanda. Con el ok de los médicos, Alonso volvió al box y reseteó su fin de semana. Volvió todo a foja cero. Arrancó todo otra vez.
La primera práctica libre, aún con molestias por la rodada, la utilizó para empezar a tomar la confianza perdida más temprano. No aceleró casi nada, tanto, que apenas quedó 15º en los tiempos, aunque la penalización que recibieron un par de pilotos lo dejaron 13º y adentro con lo justo del grupo de 14 que avanza a Q2. Ese boleto debía refrendarlo en la segunda sesión libre del sábado. Ya más confiado, pero sin buscar los límites, se metió en la Q2 definitivamente. Faltaba la clasificación.
En la qualy, Alonso mostró su inteligencia. Sacó la calculadora y sabía que esos 82 puntos de luz con los que llegó a Indonesia le permitían tomarse las cosas con calma. Y se quedó con el quinto cajón de partida, como para estar expectante, pero con el objetivo de sumar puntos, armar el bolso y seguir viaje en el periplo mundialista.
Y llegó la carrera, en la que el colombiano volvió a salir con la calculadora. Sumar puntos era el objetivo fundamental. Pero, pasaron cosas… Y de las buenas para Alonso. Porque Iván Ortolá, quien llegó cuarto en el torneo antes de la 15ª fecha, largó desde la pole, pero debía cumplir dos vueltas largas por penalización (girar muy lento en prácticas en busca de rueda). Uno menos en la pelea. Poco después, Collin Veijer, uno de los dos escoltas que tenía antes de Mandalika, se cayó cuando lideraba. Y el otro segundo, Daniel Holgado, hacía lo que podía con el fuerte dolor que sentía, resabio de la caída en la segunda práctica.
El colombiano iba tranquilo, en el pelotón de punta, aumentando su brecha, a pesar de no ganar. Pero Alonso tiene ese espíritu asesino, que cuando ve la chance no la deja pasar. Y llegaron aquellas dos geniales superaciones para cosechar su noveno éxito en la temporada, sobre 15 fechas. Llegó a 13 en su historial, con un promedio de 35,14% de éxitos, e igualó a Romano Fenati como los máximos vencedores desde que la categoría adoptó el nombre de Moto3. Y quedó a una del récord de 10 en un mismo torneo que está en poder de Joan Mir. Y, lo más importante, que el título es cuestión de tiempo. Puede ser en Japón, el próximo fin de semana. Le sacó 97 puntos a Holgado y, tras la competencia en Motegi, quedarán 100 en disputa. Para hacerlo simple, si estira su ventaja en tres unidades en la carrera japonesa, habrá cantado jaque mate en el Mundial.
“Honestamente no sé qué decir. En un día como hoy quería sumar algunos puntos porque fue un fin de semana difícil. El primer día sufrí un golpe difícil. No tenía la velocidad hoy, quería mantenerme en el grupo de adelante. Y en el final iba por los puntos, pero se dio así. Quería empujar con todo lo que tenía. Estoy muy feliz”, confesó Alonso, antes de que volviera a sonar el himno de Colombia en el podio del Mundial.