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Moto3: David Alonso va paso a paso en Japón

El colombiano llegó a Motegi con la gran chance de ser campeón cuatro fechas del final. En el arranque de la actividad, fue a un ritmo tranquilo y se ubicó tercero en la primera práctica.

En la previa al GP de Japón, 16ª fecha del Mundial de Moto3, David Alonso aseguró que no pensaría en los números, que toda su concentración estaría puesta en la carrera de Motegi. ¿Lo podrá lograr? No se trata de poner en duda las palabras del piloto colombiano, ni mucho menos, pero el contexto es fuerte. Está ante la primera chance de sellar el título y convertirse en campeón del mundo y tiene tan solo 18 años, un niño. Que, además, vive una temporada de ensueño, con nueve triunfos en 15 carreras, que llegó a 13 en la categoría y se convirtió, igualando a Romano Fenati, en el máximo vencedor en la historia desde que la división menor del Mundial adoptó el nombre de Moto3. Que está a un éxito de empardar a Joan Mir como los máximos vencedores de la clase en una misma temporada. ¿Podrá cumplir lo que anticipó?

Tal vez sí, pero no hay dudas de que a medida que avance el fin de semana japonés las piernas se le irán poniendo más tensas. Su arranque en el primer día de actividad fue tranquilo. Después de dominar el entrenamiento libre que estuvo complicado por algunas gotas de lluvia que caían sobre el asfalto, fue tercero en la primera práctica, detrás de Iván Ortolá y Ángel Piqueras.

El corredor del Aspar Team llegó a Japón con 97 puntos de diferencia sobre Daniel Holgado, quien apenas fue 13º en la primera práctica. Si el piloto nacido en Madrid, hijo de madre colombiana (bandera que eligió para su carrera deportiva) estira en tres unidades su ventaja será campeón, bien temprano en la temporada.

Ortolá, el líder del viernes japonés, es otro que sueña con el milagro desde el tercer lugar de la tabla a 107 puntos de ventaja. El español deberá ganar y esperar que Alonso finalice tercero o peor para estirar su sueño una fecha más y llegar a Australia con un hálito de esperanza.

Alonso parece tener todo controlado. Pero prefiere la cautela, el paso a paso. Sabe que, si no es el domingo, será en Australia. El camino es uno solo.