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Stevenson pudo haber vencido a Ali

Teófilo Stevenson es considerado el mejor boxeador Olímpico en la historia. AP

Con Teófilo Stevenson no se va solamente un gran boxeador; no se va un ilustre embajador sin cartera de su país, Cuba; no se va solamente un tipo afable y sonriente siempre: se va una leyenda.

Su nombre no sólo estará asociado para siempre con Muhammad Ali simplemente por aquella pelea que no fue, o por haber sido "el hombre con quien Ali no quiso pelear", según sea el color con que se tiña la versión. El haber sido considerado como el gran rival potencial de "El Más Grande" lo convierte, y sin juegos de palabras, también a él como un Más Grande.

Stevenson fue uno de los tres peladores en lograr tres medallas doradas de boxeo en los Juegos Olímpicos -- junto al húngaro László Papp y a su compatriota Félix Savón. Muchos lo comparan con Savón, pero solamente en el aspecto matemático porque en el otro, Teófilo siempre estará un par de escalones más arriba del resto.

Algunos datos puntuales indican que nació en Las Tunas, un 29 de marzo de 1952. Su padre había sido boxeador. Según cuenta la historia, un día el maestro de colegio de Stevenson lo llamó al padre y le dijo: "Lo mejor que puedes hacer es enviar al niño a un gimnasio, pues se pelea con todo el mundo".

Así que hizo su primera pelea cuando solamente tenía 14 años, aunque ya pesaba unos 70 kilos. La adversidad lo puso a prueba desde el comienzo, pero su temperamento era de los que no se desaniman fácilmente, ya que perdió 14 de sus primeras 20 peleas. Por suerte para él y para el boxeo, jamás bajó los brazos y continuó hacia adelante.

En 1962, tiempos de revolución, tiempos de Fidel Castro y de una nueva política para Cuba, se terminó el boxeo profesional en la Isla, y dos años después empezó a funcionar La Escuela Cubana de Boxeo. Su principal maestro fue el cubano Alcides Sagarra, pero también enseñaron tres soviéticos, Vasili Romanov, Andrei Chervonenko y Evgueni Ogurengkov, bajo la supervisión del alemán Kurt Rosentil. Como las historias siempre tienen por lo menos dos versiones, una cuenta de lo que significó el aporte de semejantes maestros para el boxeo cubano amateur, mientras que, para otras versiones, la llegada de los soviéticos tuvo mucho más que ver con la política de a isla que con el boxeo en sí. Como dijo alguna vez un disidente, "para qué vainas queríamos a los rusos, si nosotros siempre tuvimos extraordinarios boxeadores".

Lo que sí es cierto es que para Stevenson, que por entonces tenía apenas diez años, todo el boxeo que aprendió fue aquel de Sagarra y compañía, por lo que se hizo en una forja nueva y diferente, donde no solamente se trataba de boxear bien y distinto, sino también en demostrar que los pugilistas cubanos amateurs eran los mejores del mundo. Semejante escuela, encontró en Stevenson una herramienta hecha a la medida.

Dentro de ese contexto, el crecimiento pugilístico de Stevenson comenzó a correr parejo con su carisma, con su estilo y fundamentalmente porque pertenecía a los pesos grandes. En 1968, ya con más de 81 kilos, Stevenson ganó su primer campeonato juvenil. Un año más tarde, logró la medalla de plata en el torneo nacional "Playa Girón". Tenía 17 años y fue puesto directamente bajo las órdenes de Chervonenko y Sagarra. Empezaba en ese momento una carrera brillante.

Si bien tuvo algunas derrotas, éstas le sirvieron, como debe ser, para sacar conclusiones. Así como logró vencer a José Luis Cabrera para viajar a los Panamericanos de Cali, en Colombia, le tocó ser derrotado ante Bernd Anders, de Alemania Oriental, el checo Peter Sommer y el norteamericano Duane Bobick. Con los años su frase preferida fue, "nunca perdí, porque de cada derrota saqué una enseñanza".

Tenía 20 años cuando logró su primera medalla dorada olímpica en los Juegos Olímpicos de Munich, 1972. Superó en cuartos de final a Duane Bobick, que ya empezaba a ser una "gran esperanza blanca" para los norteamericanos. La pelea terminó en el tercer asalto, cuando Bobick sufrió su tercera caída, que fue definitiva. Marcó, además su revancha sobre Bobick, que lo había vencido anteriormente.

A pesar de todo, no pudo darse el gusto de ganar la final en el ring, porque su rival no se presentó por una lesión en un brazo. Stevenson, además, fue galardonado con la la Copa Val Barker, dedicada al mejor boxeador del certamen.

Sus peleas se hicieron notar tanto como su estilo, así que en forma inmediata aparecieron ofertas para desertar del equipo cubano y pasarse al bando profesional. Se habló de un millón de dólares para enfrentar a Joe Frazier, disputándole la corona mundial. La respuesta de Stevenson quedó para la historia de las grandes frases del deporte cubano: "Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos". No sería aquella la última tentación.

Stevenson ganó el torneo "Córdova Cardin" de 1973, considerado por muchos más complicado aún que un torneo olímpico, pero también conoció la derrota ante el soviético Igor Vyotski, quien a los 20 años, surgía como una de las mayores promesas de la Unión Soviética.

A esta historia, sin embargo, le faltaban todavía extraordinarios capítulos porque recién estaba comenzando. ¿Qué podía esperarse de un gran boxeador que, a los 20 años, también era capaz de rechazar un millón de dólares por amor a su país?

La respuesta la daría el tiempo... y el talento de Stevenson.

Para el año 1974 se efectuó el Primer Campeonato Mundial de Boxeo Amateur, que se desarrolló en La Habana. Stevenson, obviamente, fue uno de los grandes candidatos y cumplió con todas las expectativas. En la final, le tocó derrotar a otro norteamericano, Marvin Stinson. La victoria le dio su primer campeonato mundial.

Un año más tarde, en los Panamericanos de México, volvió a derrotar a otro norteamericano en la final, Michael Dokes [quien luego también fue campeón mundial profesional]. Todo parecía encaminado para que Stevenson viajara a los Juegos de Montreal a efectuarse el año siguiente, pero no fue tan fácil. Primero debió vencer a su compatriota Angel Milián en una pelea memorable en la que cayó dos veces a la lona y que se efectuó el 29 de mayo de 1976. El fallo fue polémico y por eso los dos fueron elegidos para representar a Cuba en Montreal.

Tras haberle ganado a John Tate [otro norteamericano que también fue campeón del mundo], Stevenson alcanzó la medalla dorada ante el rumano Mircea Simon.
A los 24 años estaba en su mejor momento. Otra vez surgió la tentación: ¿Qué mejor que una pelea ante Muhammad Ali? Don King ofreció 2 millones de dólares. Tuvo que intervenir la Asociación Internacional de Boxeo Amateur para otorgar el permiso. Pero también faltaba la autorización del mismísimo Castro.

Cuando Ali se enteró del asunto fue muy directo. "Para mí, Stevenson es un boxeador de tres rounds... Eso sí, si rechaza dos millones de dólares es un tonto", dijo.

La propuesta cubana fue efectuar una serie de cinco combates a tres rounds cada uno, con reglas amateurs, en diferentes ciudades de Estados Unidos. Un nocaut de uno sobre otro terminaba la serie. Una versión afirma que Castro no aceptaría la contienda de otra forma por temor a un revés político en el caso de que Stevenson perdiera ante Ali. Y hay quienes alegan que Stevenson nunca se fue del régimen castrista porque vivía en una situación privilegiada en la que, entre otras cosas, se tapaban algunos de sus defectos y se satisfacían todos sus caprichos.

De una manera u otra, la ilusión de ver "La pelea del Siglo" se quedó en una ilusión, que se renovaría luego. Eso fue en 1978, y esta vez, fue para ofrecerle a Stevenson una nueva oportunidad de medirse con Ali. La oferta: $5 millones de dólares. Stevenson volvió a decir que no, al igual que Ali quien se negó diciendo que, "yo tengo mucho que perder si me gana un amateur".

Dos años más tarde, en Moscú, Stevenson logró su tercera medalla dorada, igualando así al húngaro Papp, quien fue campeón en los Juegos de Londres (1948), Helsinki (1952) y Melbourne (1956) y que, hasta ese momento era el único que había logrado semejante distinción.

Se retiró con una campaña de 170 peleas de las cuales solamente perdió 10. Solamente un hombre logró derrotarlo en dos ocasiones, Igor Visotski. Stevenson es considerado el mejor boxeador de toda la historia de los Juegos Olímpicos.

Quedó, para siempre, como un gran embajador de su país, y recorrió el mundo contando sus experiencias y su amor por el boxeo. Alguna vez se encontró con Ali y, por supuesto, hubo sonrisas, como en un encuentro entre dos viejos amigos. Una pelea entre ambos quedó para siempre como un sueño imposible.

Ahora que Stevenson ya no está entre nosotros, que un infarto se lo llevó de pronto, y justamente en un año Olímpico, uno se lo imagina justamente en un Olimpo imaginario, con tres medallas doradas colgando de su pecho. Sonriente siempre, recordado como el hombre que pudo haber derrotado a Ali.