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Winnipeg 1967, regreso a Norteamérica

BUENOS AIRES -- Hacia América del Norte viajó la quinta edición. La recibió la ciudad canadiense de Winnipeg, en el centro de la provincia de Manitoba, Records mundiales, un torrente de nuevos primados panamericanos más los avances tecnológicos le dieron a estos Juegos una aureola especial, producto de la calidad de deportistas reunidos en esta ocasión.

La pista de atletismo, construida de un material sintético, denominado Tartan, y el cronometraje electrónico en centésimas, incluido la fotografía de la llegada, suministrado por la firma suiza Omega, tanto para el atletismo como para la natación, conformaron las grandes novedades.

A eso se debe sumar lo que era el orgullo de los entusiastas organizadores. La participación de la mujer en los papeles de árbitros y funcionarias. Se asegura que por primera vez una mujer dirigió internacionalmente un partido de voleibol, mientras que otras hicieron de supervisoras de los jueces en atletismo y natación.

El llamado Fuerte Osborne, destinado para alojar las delegaciones, no resulto suficiente, porque entre deportistas, técnicos, cuerpos médicos y dirigentes de los países participantes superaban ampliamente los 3000 previstos. Lo solucionaron rápidamente. Habilitaron recintos escolares y al Fuerte Osborne se lo llamó Villa Principal.

MARK SPITZ, UNA APARICION ESTELAR

Winnipeg tuvo el privilegio de ser el lugar del nacimiento internacional de Mark Spitz, destinado a ser una de las leyendas del deporte mundial. Tenía 17 años y daba placer verlo deslizarse en el agua, asemejándose a un torpedo indestructible.

Colgó sobre su pecho cinco medallas doradas, producto de sus victorias de 100 y 200, mariposa, ambas con récord mundial; las postas 4x100, libre; 4x200, libre, y 4x100, medley.

Esos éxitos lo hicieron sentirse el dios de las aguas y predijo la obtención de seis oros olímpicos en México 1968. Pero sólo pudo obtener dos de oro (relevos 4 x 100 y 4 x 200, libre), una de plata (100, mariposa) y otra de bronce (100, libre).

Lejos de desanimarse, sobre la base de la obsesión inculcada por su padre: "Sólo sirve ganar; del segundo nadie se acuerda", perseveró en los entrenamientos y batió varios récords, entre ellos. el de la prueba reina de la natación, 100, libre (51s9), en 1970, y 100, mariposa (55s1, en 1971, y llegó arrollador al nuevo año olímpico, superando durante la selección estadounidense los primados de 100, libre, (51s5); 100, mariposa (54s7) y 200, mariposa (2m1s5).

En Munich 1972, Mark Spitz ingresó en la elite de los supercampeones, pues no sólo ganó siete medallas de oro, sino que mejoró las plusmarcas mundiales en las siete finales olímpicas: 100, libre, (51s2); 200, libre, (1m52s,8); 100, mariposa (54s3); 200, mariposa (2m00s7) y en los relevos 4x100, libre, (3m26s,4); 4x200, libre (7m35s8) y 4x100, medley, (3m48s2).

Semejantes proezas lo transformaron en Neptuno, el dios de las aguas de la mitología griega. Ganó millones de dólares mediante las publicidades que cubrieron el mundo durante dos décadas. La obsesión transmitida por su padre lo perseguía. A los 41 años, intentó volver a participar en los Juegos Olímpicos. Asombró, porque hizo marcas de su épica campaña. Pero eso, no bastaba.

El tiempo, que todo destruye, había convertido en recuerdos aquellos fabulosos récords y el arrogante Mark Spitz debió admitir, a regañadientes, que el ser humano evoluciona y no existe nada eternamente perdurable.

CLAUDIA KOLB, EN MEDIO DEL FESTIVAL DE RECORDS

Puede decirse que la estadounidense Claudia Kolb fue la reina de los Juegos. A los 14 años, fue segunda en las olimpiadas de Tokio 1964, en los 200 pecho. Aquí obtuvo cuatro triunfos en 200, mariposa; en 200 y 400, medley y en la posta 4x100, medley, con récords mundiales en las tres últimas pruebas. En México 1968, hizo suyo los oros en 200 y 400, medley. Al regresar a su país anunció el retiro, cuando se esperaba mucho más de ella.

En total en la natación se establecieron 8 registros mundiales y 28 panamericanos ( 15 en las especialidades masculinas y 13 de las 14 femeninas). El himno de Estados Unidos se escuchó en 26 ceremonias de premiación. En las tres restantes, en dos, sonaron los acordes de la canción patria de Brasil y en una, la de Canadá.

José Silvio Fiolo, notable pechista brasileño, dominó con amplitud 1os 100 y 200 de esa modalidad, con un tiempo que rozó la marca mundial, la que superó poco después. El éxito canadiense perteneció a Ralph Hutton, en 200, espalda.

LEE EVANS SOBRESALIO EN ATLETISMO

Un portento de los 400 metros fue el estadounidense Lee Evans. Igualó el record mundial, con 44s9, en Winnipeg. En 1968 llegó a México con el primado absoluto de 44s y allí lo redujo a 43s86, marca que se mantuvo vigente por cerca de 20 años.

Al lado de él, estuvieron el saltador de largo Ralph Boston, quien dejó segundo a Bob Beamon, los velocistas Wyomia Tyus, Henry Jerome y John Carlos, los vallistas Earol McCulloug y Willie Davenport, dentro de excelentes valores, entre los que estaba el garrochista Robert Seagren.

Cuba fue el único país latinoamericano en la nómina de vencedores. Irene Martinez Tartabull, en el lanzamiento de la bala y la posta 4x100 femenina lograron los laureles. La cerró Miguelina Cubián, plata en los 100m, y además la integraron Marcia Galbey, Violeta Quesada y Cristina Echavarría.

CUBA COMIENZA A DOMINAR EL BOXEO

Siete de las 10 categorías de boxeo fueron a manos de los latinoamericanos. Cuba empezaba a hacerse ver. Tres fueron sus coronas. Sus poseedores, Enrique Regueiferos (60kg), Andrés Molina (67kg) y Rolando Garbey (71kg). La nómina la completan los argentinos Miguel García (57kg) y Jorge Víctor Ahumada (75kg), el venezolano Francisco Morochito Rodríguez (51kg) y el mexicano Juvencio Martínez González (57kg). Ragueiferos, Garbey y Morochito Rodríguez serían campeones olímpicos el año siguiente.

SURGE COCHISE RODRIGUEZ
Se llama Martín Emilio Rodríguez, se lo conoce como Cochise Rodríguez. Es el símbolo del ciclismo colombiano. Los 4..000 metros de persecución individual fueron su estandarte. Aquí obtuvo su primer oro panamericano. Luego sería campeón y recordman mundial.

El trinitario Roger Gibbon hizo nuevamente gala de sus aptitudes en velocidad y en el kilómetro contra reloj. El argentino Carlos Vázquez también fue doble ganador integrando los equipos de 4,000m persecución y de contrarreloj en ruta.

ALBERTO DEMIDDI

El dominio de Estados Unidos en remo lo quebró el argentino Alberto Demiddi, en un par de remos cortos. De este rosarino, símbolo del esfuerzo y del sacrificio, luchador incansable en un época carente de apoyos, volveremos a hablar en Cali 1971, cuando estaba en la cresta de la ola.

FERNANDO BAEZ Y PASTOR RODRIGUEZ

El puertorriqueño Fernando Báez (56kg) y el cubano Pastor Rodríguez (67kg) rompieron la hegemonía estadounidense, en la que se destacó Russell Knipp (56kg) al igualar el primado del planeta en el movimiento de fuerza, con 157kg.

ARGENTINA, EN EL DEBUT DEL HOCKEY SOBRE CESPED

Participaron ocho países en el primer certamen de hockey sobre césped masculino. Se jugó todos contra todos y los cuatro mejores clasificados pasaron a las semifinales. El seleccionado argentino fue el campeón. En la semifinal, venció a Estados Unidos y en la final a Trinidad & Tobago. Argentina ganó siete partidos; empató, dos, convirtió 31 goles y sólo una vez fue vulnerada su valla.

EL FUTBOL FUE DE MEXICO

Por primera vez, México se coronó en fútbol. En su grupo quedó segundo. En la semifinal, se impuso a Canadá (3 a1) y en la final a Bermudas (4 a 0). La Argentina no pasó las eliminatorias. Empató con México (2 a 2), venció a Colombia (5 a 0) y cayó ante Trinidad & Tobago (1 a 0), que fue medalla de bronce.

LOS OTROS DEPORTES DE CONJUNTO

En los demás deportes de conjunto dominó Estados Unidos, excepto en básquetbol femenino, que perteneció al invicto Brasil. En el básquetbol masculino, su única y gran sorpresa lo constituyó el amplio revés con Cuba en la clasificación, por 15 puntos de diferencia (64 a 49). En este torneo México lució la plata y panamá el bronce.

En el voleibol masculino, la batalla resultó épica entre Estados Unidos, Brasil y Cuba, al ganarse entre ellos y finalizar en ese orden, tras un desempate por set average. En la rama masculina, las estadounidenses concluyeron invictas. El béisbol se resolvió en una polémica serie extra prevista por los organizadores, la que ganó Estados Unidos a Cuba, vencedor de la temporada regular.

LOS OROS LATINOAMERICANOS

A los mencionados en los deportes comentados, se sumaron varios oros latinoamericanos. En tenis, los del brasileño Thomas Koch, en singles y en el doble masculino, junto con Edheson Masculino. Más el de la mexicana Elena Subirats, en singles femenino.

En esgrima, las del argentino Guillermo Saucedo, en florete individual y por equipos, el de la mexicana Pilar Guzmán, en florete individual y la del brasileño Arthur Telles Cramer Ribeiro, en espada individual. Por el lado de la gimnasia, el cubano Jorge Rodríguez (potro), su compatriota Héctor Ramírez Guerra (suelo) y el mexicano Armando Valles (anillos).

Las de la velas las conquistaron el brasileño Jorge Bruder (Finn) y sus compatriotas Nelson Piccolo y Carlos Henrique De Lorenzi (Snipe). También en judo fueron para Brasil mediante Akira Ono (63kg) y Takeshi Miura (70kg).

Por último, en canotaje, el C1 de los mexicanos Santos Laurel y F. Altamirano Eslava, mientras que el equipo de adiestramiento chileno y el de saltos brasileño cierran esta nómina de oros latinoamericanos de un Winnipeg deportivamente excepcional.