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"Puedo ser peligroso para cualquiera"

David Nalbandian sostiene que esperaba estar entre los 30 mejores recién para fin de año Getty Images

NUEVA YORK -- Petra Kvitova y sus piernas interminables avanzan con decisión hacia el ascensor del pasillo principal. Radek Stepanek mira hacia todos lados, nervioso, buscando a alguien (¿Nicole?). Máximo González pasa con una bolsa de hielo. Jeremy Chardy se asegura de que el plato con ensalada de frutas quede vacío, sin una semilla.

La sala de jugadores es una pequeña muestra del mundo. Eso sí, todos apurados, de paso. Los únicos que descansan son los que están comiendo, o los que tienen niños que cuidar. David Nalbandian llega a la hora acordada, elige una mesa del bar y deja el teléfono a un costado.

Hace un mes, se lo podía encontrar fuera de los cien primeros del ranking; hoy aparece en el 31º puesto de la preclasificación del US Open, con ánimos de llegar a la segunda semana y ver si puede seguir ocupando la habitación en el centro de Manhattan algunos días más.

"Estoy feliz con el nivel que estoy mostrando. La verdad, demasiado bien con respecto a lo que esperábamos (incluye a su entrenador, Luis Lobo, y al equipo de trabajo). Ganar Washington no estaba en los planes, la idea era llegar de la mejor manera al US Open", indicó el ex semifinalista en Flushing Meadows.

"El objetivo era estar entre los mejores 30 a fin de año, para empezar Australia como cabeza de serie", recuerda. Se le dio cuatro meses antes, en el US Open. "Ganar en Washington cambió todo, porque ya estaba 40 y poquito. Y no te conformás nunca: si ya estoy 40, ¿por qué no llegar cabeza de serie al US Open? Lo que viene son torneos grandes y yo sigo sumando…", se esperanza.

Nalbandian inició la gira de cemento por Norteamérica con un horizonte: sumar partidos, de recobrar ritmo de competencia, tener continuidad. "Lo que pasó fue anormal. Cuando estás tanto tiempo afuera de las canchas, es común que ganes un par de partidos, pierdas alguno… No que ganes un torneo". No era la primera vez en el año: ante Rusia, por la Copa Davis, regresó y venció a Nikolay Davydenko y Mikhail Youzhny sin perder sets.

"Me sorprendió jugar bien desde el primer punto en Washington. No teníamos como objetivo ganar el torneo, y terminé venciendo a rivales duros, y algunos partidos en forma fácil. Me sentí como si hubiera estado en competencia permanente, pero no es normal".

Mientras llegaban los triunfos, crecía su tenis, al punto de que, admite, "jugaba más automático. Antes me costaba por la falta de competencia, ahora ya no tengo que pensar dónde tirar cada bola".

¿Cambiaron los objetivos entonces? ¿Ahora le apunta al domingo en cada torneo que entra? "Es raro. Al jugar muchos partidos seguidos, tengo que cuidar de no pasarme, pero la realidad por otro lado es que vengo jugando poco también. Porque haya ganado Washington, no significa que deba apartarme de esa línea de ir paso a paso".

En el US Open, Nalbandian comenzará su campaña ante el sudafricano Rik de Voest, al que enfrentó una vez, pero el argentino dice no recordar aquel partido (6-0 y 6-4 para él en Cincinnati 2006). Posteriorimente, en su camino aparecerían los españoles Fernando Verdasco (tercera ronda), David Ferrer (octavos) y quizá Rafael Nadal, con quien practicó en el estadio Arthur Ashe.

"No tengo objetivos claros. Veníamos pensando que no iba a ser cabeza de serie, y ahora lo soy, por lo que no encuentro jugadores buenos hasta la tercera ronda. Creo que puedo hacer un gran papel, estar en la segunda semana. Si llegué ahí y evité los partidos largos o pesados, tengo muchas chances de avanzar y ser peligroso para cualquiera".

Nalbandian hace referencia a los partidos pesados. Hasta el próximo jueves, anuncian que Nueva York será un horno encendido. Atravesar las primeras rondas ahorrando minutos será clave para las posibilidades de éxito.

El cordobés se entrenó durante una semana en Miami, donde dice que "era diez veces peor, con una humedad de locos". En el US Open encontró "unas canchas más lentas, como la central, y otras más rápidas, como las de afuera. Esta vez se nota mucho la diferencia".

La semana en Miami le sirvió para descansar y recargar baterías. "Me entretuve pescando y a la vez llevé a mi equipo de trabajo para preparar el US Open. Necesitaba parar unos días, venía jugando demasiado para lo que yo estaba acostumbrado".

A partir de su regreso tras la cirugía de cadera, Nalbandian aprendió una nueva estrategia, o al menos una estrategia reforzada. Por si no se notó, toma la ofensiva con mayor frecuencia, intenta evitar los largos peloteos, aun en arcilla.

"Mientras pueda, trataré de jugar puntos cortos. Cuando tenga que defender, luchar, pasar bolas en algún punto importante, lo haré, pero la idea es jugar más agresivo, y tomar la iniciativa de los puntos. Obvio que estás enfrentando a los mejores del mundo y no siempre se puede. A veces toca hacer otras cosas", cuenta.

"El objetivo es no sufrir. No me puedo poner a correr todo el día y tengo juego y la capacidad para tirar. Tampoco es que voy a entrar a mandar todas a cualquier lado. Si me queda medianamente cómoda, trato de tomar la iniciativa del punto, pero no hay que tirar por tirar. Después de la cirugía, ésa es la idea para mi tenis", admitió.

La máquina de tirar se activa con un chip necesario, que es el servicio. "Una de mis claves es sacar bien. Si lo hago, el resto se me acomoda con respecto a eso. Trato de que el saque y la derecha estén lo más finos posible".

"Es lo que practico todos los días, porque por ahí me descoordino con el saque y, en vez de tomar la iniciativa, empiezo a defender".