La Selección Argentina es la más exitosa de la historia del fútbol. Ha logrado más títulos internacionales absolutos que ninguna otra y ha conseguido todos los logros que existen. Y también, desde luego, es una de las más ganadoras del torneo olímpico. De hecho, si consigue el título en Paris 2024 alcanzará en lo más alto a Hungría, con tres medallas de oro.
Argentina en el fútbol de los Juegos Olímpicos: dos oros inolvidables
"De ahora en más, pase lo que pase con mi carrera futbolística, nadie me quitará el orgullo de haber conseguido esto y en un deporte tan complejo como el fútbol". El 23 de agosto de 2008, Javier Mascherano se convirtió en una leyenda viva del deporte argentino, ya que ganó su segunda medalla dorada olímpica de manera consecutiva, un logro que jamás un representante de este país había alcanzado.
En la figura de Mascherano se puede resumir el éxito de un seleccionado que jamás había podido colgarse el oro en unos Juegos, pero cuando lo hizo, lo hizo por duplicado. En Atenas 2004 y Beijing 2008 la Albiceleste ganó los doce partidos que disputó y se subió a lo más alto del podio, algo que su clásico rival, Brasil, aún no había podido hacer.
"No hay excusas ni atenuantes, estamos obligados al máximo rendimiento", afirmó a su llegada a Atenas un Marcelo Bielsa todavía golpeado tras la derrota en la Copa América 2004. Uno de los mejores equipos de las últimos décadas hizo un torneo casi perfecto en Perú, pero Brasil le empató en el último minuto de la final y luego ganó el título por penales. Enseguida, la cita olímpica de Atenas se convirtió en una revancha para un plantel y para un entrenador sedientos de triunfos.
Lux; Coloccini, Ayala, Heinze; Luis González, Mascherano, Kily González; D'Alessandro; Rosales, Tevez y César Delgado fueron los once que golearon 6-0 a Serbia y Montenegro y también quienes disputaron los seis partidos del campeonato. Siempre jugó la misma formación, algo idílico para cualquier equipo en un torneo tan corto como éste.
El debut soñado frente a un rival que se presumía difícil hizo pensar que se estaba ante una selección que podía hacer historia. El juego atildado, la potencia ofensiva y el orden de una defensa experimentada fueron las claves de un conjunto imbatible. Luego, Argentina venció 2-0 a Túnez, 1-0 a Australia, 4-0 a Costa Rica, 3-0 a Italia y 1-0 a Paraguay en la final. Marcó 17 goles y no recibió ninguno. Fue la campaña más impresionante de la historia del fútbol olímpico. Tuvo en Carlos Tevez al máximo goleador del certamen con siete tantos y en Germán Lux a un arquero inexpugnable. Fue un torneo perfecto, irrepetible, en el que todo salió bien. Fue la actuación que se merecía Marcelo Bielsa.
"El equipo jugó bien contra Serbia y Montenegro, tuvo menos continuidad con Túnez, se dio un juego áspero contra Australia, se jugó muy bien contra Costa Rica, de punta a punta, igual que contra Italia, que fue un partido para recordar", analizó el entrenador ya con la medalla colgada y agregó: "ganar no me inmuniza, porque ningún éxito lo hace. La receta para la profesión es ni demasiada euforia en la victoria ni depresión en la victoria".
Aquel 28 de agosto que comenzó con la victoria 1-0 en la final sobre Paraguay fue quizás el días más importante de la historia del deporte argentino, porque más tarde la selección de básquet también ganaría el oro tras superar a Italia. El gol de Tevez representó la primera medalla dorada en 52 años para la Argentina. Sí, tenía que ser el fútbol quien rompiera la maldición.
Cuatro años más tarde la historia era parecida. El seleccionado también venía de perder la final de América, sólo que un año antes. Ya no estaba Bielsa, quien se alejó días después de Atenas, y el técnico era Sergio Batista, responsable de las juveniles. Ya no existía esa presión por el único título que faltaba en las vitrinas de AFA pero sí la responsabilidad de defender la conquista. Y estaba Brasil, un dato nunca menor.
Juan Román Riquelme, Lionel Messi, Angel Di María y Sergio Agüero fueron las figuras de un equipo no tan sólido como el de Atenas pero igual de lujoso. Estos cuatro cracks fueron los grandes responsables de la victoria albiceleste, que llegó tras ganar todos los partidos. Sí, como en la gloriosa Grecia.
"Estoy en el lugar donde siempre quise estar", dijo Messi apenas llegó a Biejing. Se había dudado mucho de su presencia en los Juegos y también de su interés por hacerlo, pero el Diez, como ya lo había hecho y lo haría muchas veces más, silenció todas las voces e hizo lo que mejor sabe hacer: jugar. "Vine a ganar la medalla, me ilusiona el plantel que tenemos", dijo el crack del Barça antes del debut. Una vez más, tenía razón.
Tras los triunfos frente a Costa de Marfil, Serbia y Australia en la primera fase y la sufrida victoria en el suplementario contra Países Bajos en cuartos de final, llegó el turno del partido más esperado, ante el rival más deseado: Brasil. El scratch, liderado por Ronaldinho, venía de ganar todos sus encuentros sin recibir ningún gol en contra. Era, sin duda, una prueba de carácter para Argentina. Y la superaron con nota sobresaliente.
El primer tiempo fue parejo, aunque la albiceleste se mostró más agresiva y mereció irse al descanso en ventaja. En la segunda parte se vio la verdadera diferencia de categoría entre ambos. Kun Agüero, a los 7 y a los 13 minutos marcó los dos primeros goles del partido y luego fue un monólogo argentino. Brasil fue un partenaire de un Seleccionado que mostró su mejor nivel cuando todo el mundo lo esperaba. Luego, Riquelme marcó el tercero y sentenció la goleada.
La victoria en la final ante Nigeria fue sólo un paso necesario para obtener la medalla, porque el resultado más importante ya se había conseguido en el clásico sudamericano. El golazo de Di María sirvió para darle al fútbol la segunda medalla de oro consecutiva y al deporte nacional una nueva alegría.
"Este el equipo más ofensivo que integré", dijo Mascherano. "La verdad es que tengo una sensación hermosa. Gané el Mundial Sub-20 el año pasado, ahora esto y al lado de amigos como Leo... no tengo palabras para expresarlo", afirmó Agüero. "Creo que Argentina ganó el oro porque armó un grupo impresionante y muy unido. Eso se demostró en la cancha", declaró Messi. "Estoy feliz porque era mi última oportunidad de ganar el oro olímpico. Ahora me llevo esta medalla puesta en el avión, ¡no quiero que nadie me la saque!", exclamó Riquelme. Frases que resumen la alegría de todos.
Antes, un par de medallas y otras frustraciones
En la década del veinte, la Albiceleste era una potencia indiscutible. En el Río de la Plata se jugaba el mejor fútbol del planeta y por eso no sorprendió a nadie cuando Argentina llegó a la final en su primera participación olímpica en fútbol, en Amsterdam 1928.
La diferencia entre rioplatenses y el resto de los seleccionados se vio en los resultados: Argentina venció 11-2 a Estados Unidos, 6-3 a Bélgica y 6-0 a Egipto en el camino a la final. El plantel contaba con las mejores figuras de la liga: Ángel Bossio, Manuel Ferreira, Raimundo Orsi, Luis Monti, Pedro Ochoa, Domingo Tarasconi y Roberto Cherro, entre otros.
La final ante Uruguay quedó en la historia del fútbol. Como casi todos los enfrentamientos de la época entre los dos grandes de Sudamérica, estuvo marcado por la controversia. La designación del neerlandés Johannes Mutters como árbitro fue el primer hecho polémico, ya que se arrastraba un reclamo de Paris 1924 y se temían represalias en contra del cuadro charrúa.
Otra situación inédita fue la renuncia del titular indiscutible Adhemar Canavessi, quien decidió no jugar porque según él "atraía la mala suerte" contra Argentina, rival ante el que había marcado un gol en contra en el último clásico.
Con todo, necesitó dos partidos Uruguay para doblegar a Argentina. En la primera final empataron 1-1 ante más de 28 mil espectadores en el estadio Olímpico. La revancha se jugó tres días después en el mismo lugar y con casi la misma asistencia. Allí, la Celeste ganó 2-1 gracias a los tantos de Figueroa y Scarone y se colgó la medalla más valiosa una vez más.
Argentina regresó a los Juegos Olímpicos en Roma 1960, Con Ernesto Duchini como entrenador y Carlos Bilardo como futbolista, quedó eliminado en primera fase, tras caer contra Dinamarca y ganarle a Túnez y Polonia. Cuatro años más tarde, en Tokio 1964, volvió a despedirse en la ronda inicial, con una histórica derrota 3-2 ante los locales. Roberto Perfumo formaba parte de aquel equipo.
En Seúl 1988 el seleccionado dirigido por Carlos Pachamé perdió en cuartos de final contra Brasil. Luis Islas, campeón del mundo en México 1986, era la figura y Carlos Alfaro Moreno el goleador.
Mejor campaña realizó en Atlanta 1996, cuando se quedó con la plata. Más allá de volver a ganar una medalla después de casi setenta años, quedó el sabor amargo de la derrota agónica contra Nigeria en la final. El equipo de Daniel Passarella, con Roberto Sensini, Diego Simeone, Hernán Crespo y Ariel Ortega como figuras, estuvo cerca de darle al país el primer oro pero no pudo.
En las últimas dos ediciones, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, Argentina quedó afuera en primera ronda. Ahora, en Paris, buscará seguir el ejemplo de los equipos de 2004 y 2008, que con un juego ofensivo y lujoso se convirtieron en leyenda olímpica.