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Rutinas, obligaciones y certezas: Argentina, visitante en París 2024

El Stade de France hirvió durante la segunda jornada de Seven. @FranceRugby

PARÍS (Enviado especial) -- Cuando Philippe se levantó de su asiento alrededor de las tres de la tarde, no sabía que Francia se iba a topar con Argentina en cuartos de final. Pero por las dudas se llevó las manos a la boca y, como quien cumple con su deber, abucheó el ingreso de Los Pumas 7's.

No lo hizo un rato antes, ni con Kenia ni con Samoa. Tampoco después, con Uruguay o con Estados Unidos.

Cuando Marie levantó los brazos para celebrar el try del australiano Nick Malouf cerca de las tres y media de la misma tarde, desconocía el camino de Francia hacia el oro.

Quizás nunca estuvo en Sídney, o en Victoria, o en Camberra, pero se aseguró de cumplir con lo que pareció casi una norma en el Stade de France. Y lo que a priori pinta como una rutina para 'sus' Juegos Olímpicos.

Similar a cuando un porcentaje altísimo del recinto ubicado en Saint-Denis bailó los hitazos locales À nos souvenirs y Dans les yeux d'Emilie, o a cuando la ola fue parte de un espectáculo no tan tradicional como ella, con DJs, juegos de luces (en las tribunas y ¡en los palos!) y toda la parafernalia americana, ya presente hasta en el más 'pulcro' de los eventos deportivos.


En las afueras del estadio, no hay consenso. Que hay cierto encono con Argentina. Que no existe tal clima hostil.

Tampoco hay acuerdo en cuanto a las razones. Desde la final del Mundial de Qatar 2022 y los posteriores bailes del Dibu Martínez hasta los cantos racistas posteriores a la Copa América, pasando por cierta agresividad del juego albiceleste y los últimos enfrentamientos en el Circuito Mundial de Seven, final de Madrid incluida.

Pero la cancha relató, sin matices, una evidente rivalidad contemporánea. Pareció personal, como dijeron Marcos Moneta y compañía en ESPN Scrum. Quizás sea justo fijar el inicio de este enfrentamiento multifactorial y lleno de capítulos en aquel 18 de diciembre de 2022.


La nueva batalla, en el Stade de France, fue para los locales. Tres minutos fatídicos en el primer tiempo sentenciaron al equipo de Santiago Gómez Cora, que estuvo cerca, muy cerca, de la remontada. A fin de cuentas, no hubo déjà vu, expresión francesa que ya forma parte de nuestro idioma, en Saint-Denis.

Tampoco fiesta de los grupitos albicelestes esparcidos por el imponente estadio olímpico, 'callados' -con más o menos respeto, según la situación y el grado de alcohol en sangre- por la estruendosa multitud, que bailó y gritó al ritmo de Allez les Bleus y La Marsellesa.

Ni el más optimista podía pretender aplausos al unísono para reconocer el segundo try de Argentina, que se puso a tiro en el partido. Tampoco que los anfitriones agasajaran su posterior conversión. Incluso era difícil imaginar un ruido parejo en Saint-Etienne, donde la Sub 23 de fútbol enfrentó a Marruecos, país que tiene casi un millón de habitantes en Francia. Pero los otros tres partidos del Seven plantearon otro panorama: será interesante ver cómo se desarrolla este vínculo en los demás deportes.

El sueño de Los Pumas 7's en París terminó, pero los Juegos Olímpicos, que este viernes tendrán su histórica ceremonia de inauguración a lo largo del río Sena, recién comienzan.