La tenismesista chilena Tania Zeng, de 58 años, y la libanesa Mariana Sahakian, de 46, protagonizaron un vibrante encuentro en la ronda preliminar del tenis de mesa en los Juegos Olímpicos de París 2024, que se llevó la jugadora asiática por 4-1 (4-11, 14-12, 11-5, 11-3 y 11-8).
No tanto por el juego, sino por lo apretado del marcador en los compases iniciales y por el cariño que el público dedicó a las dos jugadoras, el encuentro fue un momento destacado en el debut del tenis de mesa, en el pabellón 4 de la Arena Sur de la capital francesa.
Con las gradas abarrotadas de público, las dos mujeres de 58 y 46 años tuvieron alternativas en el juego hasta que Sahakian, campeona de su país desde hace 12 años, se puso al mando y se garantizó la entrada en el cuadro principal del torneo.
Teng, nacida en China y que realmente se llama Zhiying Zeng, debutó así en los Juegos, al contrario que su rival, que ya disputó los de Río 2016.
La jugadora chilena practicó el tenis de mesa en su país natal cuando era niña y lo retomó más de 40 años después. Durante la pandemia de coronavirus lo utilizó para hacer ejercicio en casa y mejoró tanto que se ganó la plaza olímpica en el preolímpico sudamericano.
"Vivir esto es un regalo de Dios", dijo Zeng a EFE tras su partido. "Antes de entrar a la cancha estaba ansiosa, nerviosa. Luego, cuando he llegado y el público ha empezado a aplaudir, ha sido una sensación muy fuerte", añadió.
La jugadora tuvo que atender durante más de media hora a los medios de comunicación de todo el mundo, en varios idiomas, ante la expectación despertada por su presencia en los Juegos.
"Agradezco tanto cariño", indicó. "He perdido, pero estoy igual de feliz. He cumplido", dijo.
Preguntada por el mensaje que lanza a la sociedad el hecho de que dos mujeres de 46 y 58 años disputen un partido olímpico, Zeng recordó que también hay "una señora de Luxemburgo que tiene 61 años" y juega al tenis de mesa, y que lo importante es "levantar la raqueta y el ánimo para participar".
Zeng disfrutó mucho en la víspera de la inauguración de los Juegos, con la alegría de saber que su familia estaba viéndola desde casa. "Se pusieron a llorar y yo también quería llorar", subrayó.
De momento, Zeng se quedará unos días en París "para ver partidos y seguir aprendiendo". Y después, "a seguir jugando".
"No tengo lesiones", dijo encogiéndose de hombros.