La voz de Celine Dion, en sí misma un ejemplo de vida, emocionó a todos, seguramente. Su versión de “Himno al amor”, cantado desde la mismísima torre Eiffel llegó a los corazones. Imposible no emocionarse en semejante momento y con semejante tema, que Edith Piaf inmortalizó para siempre. Fue el viernes 26 de julio, culminando así la apertura de los Juegos Olímpicos de París.
Detrás hay una historia de amor entre dos estrellas cada uno en lo suyo.
Edith Piaf, “El Gorrión de París”, una flor salida del fango, una triunfadora en su arte, escondido en un cuerpo diminuto y desgastado. Marcel Cerdán, nacido en Argelia, con su físico vigoroso y sus manos convertidas en puños, salió de la nada para llegar a campeón mundial de los pesos medianos.
Se conocieron fugazmente el 26 de mayo de 1946, en un cabaret de Montmartre. Ella ofrecía su arte y él apareció, para festejar allí su victoria sobre Robert Charon, la noche anterior, reteniendo así su título francés de los medianos.
Volvieron a encontrarse un año más tarde en Nueva York, cuando él era un serio aspirante al campeonato del mundo y ella brillaba como nunca. Lo demás fue casi inevitable y surgió el romance.
El era casado y pronto se conoció la historia, incluyendo los breves momentos compartidos en un café de Montmartre, cercano al gimnasio donde él entrenaba y al lugar donde ella vivía. En 1948 Edith le compró un palacete en el Bois de Boulogne, con gimnasio incluido, para tenerlo cerca cuando viajaba a París, ya que él vivía en Casablanca con su mujer y tres hijos. Uno de ellos, Marcel, también se hizo boxeador e interpretó a su padre en la película “Edith y Marcel”,dirigida por Jean Claude Lelouch en 1983.
Cerdán se consagró campeón mundial el 21 de septiembre de 1948 en Jersey City, cuando venció a Tony Zale por nocaut técnico en 12 asaltos. Esa victoria lo consagró ídolo en Francia.
Un año más tarde, el 16 de junio de 1949, Cerdán perdió su título mundial a manos de Jake LaMotta en Detroit, cuando se vio obligado a abandonar en el noveno asalto por una lesión en el hombro.
El 14 de septiembre de 1949, Piaf estrenó en Nueva York su “Himno al Amor”, escrita por ella y con la música de Marguerite Monnot. Fue su tributo que se convirtió en eterno, a su amor por Marcel.
Se imponía una revancha con LaMotta y por esa razón, Cerdán se embarcó en un vuelo a Nueva York, partiendo del aeropuerto de Orly. El avión nunca llegó, pues cayó en una zona cercana a las Islas Azores el 28 de octubre. Cerdán tenía 33 años y una carrera de 113 victorias con 66 por nocaut y 4 derrotas.
Cuando Edith volvió a cantar la canción se desvaneció en público y jamás se recuperó de esa pérdida. Murió el 10 de octubre de 1963, a los 47 años.
Celine Dion emocionó a todos en la noche parisina, cuando el recuerdo de aquel gran amor revivió en su magnifica voz.
Edith y Marcel no han muerto, puesto que siguen vivos en el recuerdo. Como reza en el epitafio de ella, “Dios une a los que se aman”.