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Sin lucirse, Argentina vivió una inédita 'localía' y ya piensa en la visita definitiva

Argentina festejó el triunfo y la clasificación junto a un numeroso grupo de hinchas ubicado en una de las cabeceras del estadio. AP

LYON (Enviado especial) -- “Permiso, permiso”, exclama un hombre con un cochecito en el andén B de la estación Lyon Part-Dieu. Nadie parece cuestionar ni desentender el idioma del señor que, apurado, trata de subirse a uno de los vagones: simplemente se hacen un lado y, maniobra mediante, avanza.

En minutos, el último tren del día partirá rumbo a París.


Como hasta ahora no le había pasado a lo largo de los Juegos Olímpicos, Argentina fue mayoría. En el marco de un evento abarrotado principalmente por locales, este martes una banda albiceleste copó el Parc Olympique Lyonnais -que lejos estuvo de estar lleno-, donde el equipo de Javier Mascherano venció 2-0 a Ucrania.

El día y horario del partido, martes a media tarde, atentaba contra cualquier eventual interés de los habitantes de Lyon de acudir al partido. No obstante, la marca de la Selección Argentina propició una imagen atípica para estos tiempos: franceses vestidos de albiceleste. Algunos de ellos, hinchas de Lyon, ilusionados con Thiago Almada, su nuevo (futuro) crack, otros simplemente aprovechando la presencia olímpica en la ciudad, ubicada a casi 500 kilómetros del epicentro de los Juegos, y quizás algunos estudiando a posibles rivales del equipo de Thierry Henry.

Agrupados desde temprano en las inmediaciones de la cancha, acompañada durante toda la jornada por un incesante calor que rondó los 40 grados, los argentinos, minoría ante Marruecos e Irak, hinchadas árabes más numerosas y estruendosas en Europa, aprovecharon su predominancia frente a los dirigidos por Ruslan Rotan para hacerse notar en distintas partes de las tribunas.

Y en el campo de juego, el conjunto de Mascherano trató de seguir la misma línea, aunque se le dificultó mantenerlo en el tiempo. La Albiceleste salió a imponer condiciones a partir de la tenencia, pero le costó ser profunda a partir de las asociaciones en mitad de cancha y Ucrania, limitada en cuanto a nombres pero ordenada y por momentos prolija, pudo hacerle daño.

La jerarquía marcó la diferencia y Thiago Almada, que abrió partidos consecutivos en la que será su casa a partir de 2025, y Claudio Echeverri, sobre el final, le dieron los tres puntos a Argentina, aunque le faltó un gol para superar a Marruecos, que goleó 3-0 a Irak y se quedó con el primer puesto del grupo, lo que implicaba evitar al anfitrión.

Justamente con Francia se medirá Argentina, el viernes en Burdeos, ciudad que recientemente fue noticia por la quiebra del equipo local, el Girondins. A pesar de tratarse de unos cuartos de final, habrá clima de definición. Por la rivalidad instalada durante los últimos años y plasmada en las tribunas en estos Juegos Olímpicos, por ser dos de los candidatos en cuanto a apellidos y experiencia, por tener dos referentes como futbolistas en los bancos de suplentes, entre otros condimentos.

Después de una etapa inicial en la que empezó dominando pero terminó sufriendo y sostenida por Gerónimo Rulli, muy seguro en el arco, y su zaga, con Nicolás Otamendi y Marco Di Cesare completando su mejor partido como tándem en los Juegos, Argentina encaminó el partido en el inicio del complemento, gracias a Almada, que cuando aparece es determinante y le hace honor a su dorsal.

Pero con la ventaja en el marcador, la Albiceleste, que tuvo como otro punto alto a Giuliano Simeone, incansable en la banda derecha, no aceleró. Con el resultado de Marruecos puesto -ganaba 3-0 en 36 minutos-, los vigentes campeones del mundo y el continente parecieron por momentos cuidar el resultado, aun sabiendo que un hipotético empate los depositaba también en la siguiente ronda.

Sobre la hora, llegó el 2-0, cortesía del ingresado Diablito Echeverri, tras un remate de Kevin Zenón, otro que entró, pero ni en los últimos minutos de descuento Argentina buscó vorazmente un tercer gol que le diera el liderato, suficiente para evitar un choque con los locales y cruzarse, disputados los cotejos del Grupo A, con Estados Unidos en el Parc des Princes.

Quizás el destino, caprichoso y morboso, quería un capítulo más, justo en Francia, justo en el fútbol masculino.


Después de tres partidos, con dos victorias y una (controversial) derrota, sigue dando la sensación de que Argentina avanza más por sus individualidades que por un rendimiento colectivo consistente.

Aunque eso puede ser un problema ante un equipo sólido como el de Francia (goleó a Estados Unidos y a Nueva Zelanda y le ganó con lo justo a Guinea), tampoco es una sentencia. Ni mucho menos. Porque cuando el elenco rioplatense tuvo que aparecer, tanto en Venezuela como en Francia, lo hizo.

A la espera de la explosión de algunas de sus figuras 'internacionales', como Julián Álvarez, uno de los futbolistas con más partidos sobre el lomo en el último año, y Lucas Beltrán, la ilusión de cara a un partido como el del próximo viernes crece, con la certeza de que en el Stade de Bordeaux, a diferencia de lo que pasó en Lyon, Argentina será más visitante que nunca.


En hora, el tren parte rumbo a París, donde arribará pasadas las once de la noche. Arriba, en los vagones donde se encuentra el hombre con el cochecito y muchos hombres y mujeres como el hombre con el cochecito, se repite una búsqueda: "Trenes de París a Burdeos".