MÉXICO -- Las imágenes de la parálisis son casi impensables. El deporte mundial está congelado a causa de un virus de reciente aparición sobre la faz de la Tierra. El COVID-19 ha dejado a millones de aficionados con boleto en mano y a miles de jugadores que, en lugar de estar en las canchas, se encuentran en sus sofás escuchando las noticias en la televisión. Todavía no pueden calcularse, pero las pérdidas serán multimillonarias para la industria deportiva mundial.
Pero las implicaciones no son sólo para el deporte profesional. El 2020 es año bisiesto y eso hace que la fecha esté relacionada con los Juegos Olímpicos. Hace siete años que Tokio se viste para recibir al mundo. Entregó sus instalaciones deportivas antes que cualquier otra sede moderna, pero hoy la nueva enfermedad ha puesto todo en riesgo.
El problema va más allá. Los años olímpicos no son solo la fiesta deportiva del verano. Antes de llegar ahí, los atletas recorren miles de kilómetros para hacer campamentos en otros países o para disputar selectivos y hacerse de las últimas plazas.
En ese enorme cableado, es donde el virus ha hecho el corto circuito. Miles de atletas alrededor del mundo no pueden salir de sus países y eso complica mucho más el listado de los nombres que podrán competir.
Se viven días de incertidumbre y desesperación. Tres atletas platican con ESPN acerca del status de sus sueños. Edna Carrillo, una judoka mexicana varada en España; Juan Ignacio Maegli, un célebre velerista guatemalteco que no puede salir de su país y Edson Ramírez, un joven tirador que no entiende cómo un virus puede poner en pausa su sueño olímpico.