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Bruno Cetraro, con la tradición uruguaya de remar, el pabellón nacional en la ceremonia de apertura y el sueño olímpico

El remero oriental de 23 años tendrá su primera participación olímpica en Tokio 2020, compitiendo en doble par ligero junto a Felipe Klüver. @UyDeporte

El remero Bruno Cetraro participará de sus primeros Juegos Olímpicos en Tokio 2020, donde competirá en doble par peso ligero junto a Felipe Klüver tras haber ganado en marzo el preolímpico de Río de Janeiro. El montevideano de 23 años tiene el récord de ser el deportista con más oros sudamericanos en la historia del remo uruguayo.

A pesar de haber nacido el 20 de marzo de 1998, Cetraro ya parece incorporar y explicar con su trayectoria varios de los tópicos o frases hechas que repiten con orgullo los nacidos en la República Oriental del Uruguay. Y entonces se observa que con su compañero Klüver pudieron clasificar a sus primeros Juegos sin ser favoritos y pasando de la tercera a la primera posición en los últimos 25 segundos en una carrera de dos kilómetros.

Y se puede ver que todo había comenzado cuando el padre de Bruno miró por la tele el sacrificio de un compatriota y averiguó sobre el remo, y así la primera clase del niño de diez años fue casualmente con ese mismo deportista que aparecía en la televisión para confirmar que Uruguay es el país de las cercanías; y del fútbol, que también Cetraro tuvo que decidir de adolescente qué deporte debía seguir.

Y si le hablan de por qué debió estudiar para recibirse de licenciado de imagenología, ni siendo remero Cetraro puede escapar de una expresión propia de su deporte y reiterada en su país: “Uno estudió otra profesión también porque del deporte no se puede vivir, la vida sigue y hay que seguir remando”.

Recorridos los lugares comunes, que no por recurrentes dejan de perder veracidad, los detalles de la trayectoria de Cetraro permiten observar un gran presente, un enorme potencial y hasta logros históricos en un deporte de fuerte arraigo en el país sudamericano.

El remo es la disciplina donde Uruguay obtuvo la mayor cantidad de podios olímpicos (bronce en 1932, plata y bronce en 1948, y bronce en 1952), incluso superando al fútbol. Cetraro es el remero uruguayo con más oros sudamericanos, totalizando seis.

Este remero más que proponerse se autoimpone el reto de exigirse cada día al máximo y, en ese sueño de ser medalla olímpica, dejar constancia del esfuerzo en cada regata para estimular al resto y que sigan habiendo otros que continúen en la disciplina.

El padre de Bruno miraba los Juegos de Beijing 2008 por televisión y cuando vio a Rodolfo Collazo y Javier García remar por aguas asiáticas pensó en que su hijo, siempre inquieto e hiperactivo, ya estaba muy próximo a finalizar su etapa en el baby fútbol, por lo que habría que buscarle otra actividad. Consultó en Montevideo Rowing Club y en la primera clase el profesor no pudo ir, por lo que las instrucciones las dio el propio Collazo.

“Uno fue a probarse porque era lo que mi papá quería, pero después que le agarrás el gustito al deporte… Es un deporte sacrificado y el entregarme al 100% para mí es una filosofía de vida, eso me atrajo. Por el remo también pude viajar al interior de Uruguay, fue una forma de conocer al país, compitiendo en Mercedes o en Colonia”, comentó en julio Cetraro en el programa Zona Mixta (UNI Radio UdelaR).

En el liceo, volvió a practicar fútbol y el entrenador lo invitó a probarse en Nacional Universitario, pero el remo ya lo había enamorado de por vida, más allá de que no todo fue sencillo. Midiendo 1,71 metros, su potencial pareció verse cuestionado: “Siempre me dijeron que no iba a llegar por mi estatura porque por lo general los remeros son altos. Pero eso también fue una motivación para demostrar que los que decían eso estaban equivocados, a mí nadie me va a decir hasta donde iba a poder llegar”, afirmó con todo su orgullo oriental en la nota citada.

El uruguayo incluso destacó dónde pudo sacar ventaja en ese supuesto defecto para el remo, y valoró que en la categoría doble par ligero los deportistas pueden pesar hasta 70 kilos, por lo que ese límite le permite desarrollar una mayor masa muscular que una persona más alta.

“Eso se compensa modificando algunas cosas en los botes, como los pernos donde se enganchan los remos, si eso lo cerrás, modificas unos ángulos de remada y entonces podés alargar tu remada, la hacés crecer, pero también eso implica que la remada sea más pesada y eso lo ‘nivelás’ siendo más fuerte; hay gente que nace fuerte o resistente, por suerte me tocó ser fuerte y potente, y eso lo pude aprovechar para el lado del remo”, destacó el montevideano.

En 2013 tuvo la posibilidad de integrar una pre- Selección Uruguaya, y en 2014 defendió por primera vez a su país, participando de su primer torneo continental de Remo.

El deportista con más oros en Sudamericanos de la historia del remo uruguayo manifiesta, en palabras y en hechos, su mentalidad en la búsqueda de cada objetivo, que a su vez se adapta a cada instancia que enfrenta. Buscó clasificar a los Juegos Olímpicos de Río 2016, pero, según él mismo afirma, "no estuvo a la altura", por lo que siguió su entrenamiento e incluso decidió comenzar la facultad ese mismo año, aprovechando la cierta flexibilidad de un calendario anual sin tantas competencias internacionales.

Estudió vía internet, los exámenes los rindió presencialmente y en las prácticas tuvo algún retraso por estar compitiendo, por lo que la carrera de Licenciatura en Imagenologia duró cinco años en lugar de los cuatro que se había trazado como objetivo. Entreno, almuerzo, ida al hospital para cumplir con los ocho meses de internado y luego entrenamiento nocturno; así fue el 2020 para Cetraro: “Fueron meses complicados porque uno siente el desgaste, se hace pesado, pero uno lo hace porque también del deporte no se puede vivir, así que la vida sigue, hay que seguir remando, hay que estar preparado”.

Durante gran parte de la pandemia del coronavirus, el entrenamiento consistió en horas y horas en el remoergómetro y competir virtualmente con su compañero, el mercedario Felipe Klüver, siempre bajo la supervisión del entrenador Osvaldo Borchi. Felipe y Bruno se conectaban a la hora de entrenar y la competencia era constante; exigirse para que el otro vaya a más, a la vez que se recibe un desafío mayor.

En marzo del 2021, la joven dupla de gran potencial logró la clasificación a Tokio imponiéndose en el preolímpico de Río a los botes de Chile, Brasil, México, Argentina y Venezuela. Los locales lideraron la mayor parte de la regata, pero en el final los trasandinos pasaron a la primera posición. Por su parte, los uruguayos fueron fieles a su estrategia y dieron todo y más en la recta final, logrando vencer en un final increíblemente ajustado.

El uruguayo indicó que cuando pasó la meta la emoción fue inmensa porque su sueño de participar en los Juegos ya se había cumplido, pero remarcó que eso también implicó imponerse nuevos retos, como colocarse entre los ocho primeros y así conseguir un diploma, aunque el entrenamiento siempre será en función de intentar alcanzar lo máximo.

Klüver y Cetraro, quienes tienen el récord nacional en el doble par ligero con 6:16, saben que los remeros generalmente logran su pico de rendimiento entre los 28 y 30 años luego de haber acumulado horas y horas de entrenamientos, redundando en una mayor capacidad aeróbica que se suma a la experiencia competitiva. Por ello, París 2024 será la próxima gran meta de esta dupla celeste, más allá de que para ese objetivo lejano la intención será ganar cada próxima regata en el camino.

Cetraro comentó que busca "estar preparado para cualquier circunstancia que se presente y mejorando todo lo que se pueda" y que le gustaría seguir en este deporte y en el alto rendimiento, por la exigencia que ello implica en el día a día. Su idea es irse a vivir a España, donde podría competir en las traineras recibiendo una remuneración que le permita seguir entrenando el remo olímpico.

Uno también espera motivar para que nueva gente se arrime a este deporte y para incentivar aún más a los que ya están practicándolo; eso no es presión, a mí me gusta representar al país, es un orgullo, uno sale queriendo dejar a Uruguay en lo más alto”, sentenció Cetraro, una de las grandes esperanzas de que el remo uruguayo, de las actividades con mayor tradición en el país, pueda volver a colocarse en las primeras posiciones del ámbito internacional.