La judoca argentina Paula Pareto fue una de los seis atletas que portaron la bandera Olímpica.
En sus últimos Juegos Olímpicos, la judoca argentina representó al continente americano portando la bandera olímpica. Hubo un deportista por cada uno de los continentes, en lo que fue un homenaje a su trayectoria deportiva. Así, Pareto entró en la historia al ser la primera argentina en portar la bandera olímpica.
Junto a ella caminaron Kento Momota (Asia - Japón - bádminton), Mehdi Essadiq (África - Marruecos - triatlón), Elena Galiabovitch (Oceanía - Australia- tiro), Cyrille Fagat Tchatchet II (Refugiados - halterofilia) y Paola Ogechi Egonu (Europa - Italia - vóley). Al igual que Pareto, todos estos deportistas trabajaron en centros médicos, ayudaron en hospitales o en sitios de testeos de COVID-19 durante la pandemia y por eso tuvieron el reconocimiento.
Después de recorrer parte del estadio con la bandera olímpica, los seis deportistas que portaron la insignia en representación de cada continente le cedieron el paso a un grupo de trabajadores de la salud que terminaron el camino como distinción a la labor que tuvieron –y tienen– en esta pandemia.
Pareto llega a los Juegos de Tokio dispuesta a revalidar el oro olímpico y poner fin a una perseverancia que la ha encumbrado en su país y en el deporte.
Bronce en los Juegos de Pekín, cuando se alzó con el oro en Río afirmó que la energía vivida y la presencia de su familia habían sido muy importantes en el camino.
Ahora se encuentra en Japón bajo fuertes restricciones y sin espectadores en la casa de las artes marciales, el Nippon Budokan, pero afirma en entrevista con Efe que "lejos o cerca la energía se siente".
Nacida en 1986, tenía nueve años cuando se inició en el judo acompañada de su padre y hermano, con el objetivo de mejorar su autodefensa. No podía imaginar que un día se convertiría en la primera mujer argentina en lograr el oro olímpico y abriría nuevas puertas a las niñas del futuro.
Cuando empezó no era común verlas en un dojo, pero ahora Argentina cuenta con más niñas que niños practicantes de judo, algo que Paula Pareto cree que es gracias a "los logros deportivos" y a "que empezaron a cambiar los paradigmas en el deporte".
DOS PASIONES QUE LA COMPLEMENTAN
Médica y judoca, su vida se organiza a rajatabla entre el quirófano, los pacientes y el entrenamiento de alto nivel, dos roles muy distintos que no le cuesta asumir y que cree se nutren el uno del otro.
"Mis dos pasiones siempre se complementaron", afirma la atleta vía correo electrónico, y a sabiendas de que el tiempo es oro, dice saber utilizarlo "al 100 %".
Para la estrella latinoamericana del judo, este es un deporte que "aporta muchos valores trasladables a la vida, para ser mejor profesional y también mejor persona y así crecer cada día".
La campeona cita aptitudes clave que siempre la acompañan, dentro y fuera de la competición, como el respeto, el compañerismo, el honor y la perseverancia.
"Hay cosas que parecen imposibles, pero que al final no lo son", dice Pareto, que este sábado 24 de julio competirá en 48 kg judo, despidiéndose a lo grande y de la competición, aunque no pretende hacerlo del deporte.
Tiene planes y le haría feliz "ayudar a los más pequeños en su formación" o incluso instruir "a las nuevas selecciones aportando desde la experiencia deportiva", dice desde Sakai, una ciudad al oeste de Japón donde encara los últimos entrenamientos antes del gran día.
Cuenta que desde su llegada, a inicios de julio, se mantiene aislada en el hotel y "no tenemos contacto con nadie del exterior de nuestro círculo de entrenamiento".
Allí, la ciudad anfitriona ha puesto a su disposición a cuatro judocas locales, que la asisten cada día en su preparación final.
"Ellas también están aisladas para respetar los protocolos. Son muy amables y les estoy muy agradecida", comenta la argentina del esfuerzo realizado por el país anfitrión para acogerla.
PERSEVERANCIA Y "JAMÁS BAJAR LOS BRAZOS"
"Si tienen un sueño trabajen con esfuerzo en el día a día. Sean perseverantes y jamás bajen los brazos. Solo hay que estar dispuesto a darlo todo y contar con un buen equipo de trabajo", es el mensaje sin imposibles que manda a los más pequeños, que la verán competir desde cualquier rincón del mundo.
La judoca argentina está a punto de emprender el camino final al que podría ser su último podio olímpico, y si la decisión de los organizadores nipones es unos Juegos sin espectadores "es por algo" y "por el bienestar de todos".