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Olímpicos 2024: México y la importancia de ganar

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Emocionante primera noche de natación en la arena La Défense (2:53)

Fernando Palomo recuenta la primera noche de finales de natación, la impresión que dejó la australiana Ariarne Titmus y la canadiense Summer McIntosh. (2:53)

Los Juegos Olímpicos de Paris 2024 ya dieron sus primeros récords y medallas, y este Relevo reflexiona sobre la importancia de generar una cultura ganadora.


Los Juegos Olímpicos siempre son diferentes, hay un plan de competencia y siempre sucede algo que cambia la normalidad. Lo único seguro es la competitividad de cada prueba y la inspiración que de ello se genera.

En los años 90 del siglo pasado, México navegaba entre la tristeza y la miseria. Barcelona 92 y Atlanta 96 fueron Juegos Olímpicos de una medalla, Seúl 88 habían sido dos de bronce. Diecisiete días de estar alerta para que apenas alguien pudiera quitar el cero del medallero. Y nada más.

México es un país de drama, desde el Cielito Lindo para cantar y no llorar hasta el deporte. Nos gusta la queja y echarle la culpa al juez antes que asumir un error de técnica, una descalificación justa o una desconcentración que lleve al fracaso. Es parte del juego, al final en la vida y en el deporte el riesgo siempre existe.

Lo único claro en esos momentos es que los ganadores inspiran, y un país que necesita ídolos siempre puede voltear a los Juegos Olímpicos. Por eso es tan importante ganar, porque no es lo mismo crecer viendo rasguñar una medalla que teniendo seis u ocho.

Precisamente ese cambio sucedió el Sydney 2000, cuando los Juegos pasaban de madrugada en México y se ganaron seis medallas. Con Fernando Platas a punto de ser campeón de clavados, Víctor Estrada recuperando la posibilidad del podio, Noé Hernández dándole las gracias a su hermana ‘La Juana’ porque ella le daba para el pasaje, Joel Sánchez marchando en su último llamado o Christian Bejarano con los puños de bronce en el boxeo y, por supuesto, Soraya Jiménez siendo la primera mujer en ganar una medalla de oro.

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Fue ese grupo el que cambió el rumbo, inspiró a los que seguían y entonces salieron María Espinoza, la mujer olímpica más exitosa de la historia mexicana con tres medallas (oro, plata y bronce), Germán Sánchez como el mejor clavadista de este siglo, Paola Espinosa ganándole a las chinas en un Mundial o Aída Román y Mariana Avitia con su doble presencia mexicana en un podio de tiro con arco en Londres 2012.

Ellos competían y ganaban, no eran de esos que dicen que ya es suficiente con haber llegado porque sabían que en el alto rendimiento se invierte para ganar, y solo tres ganan. De ese segundo grupo salieron los que hoy juegan en París: Ana Paula que admiraba Aída, Alejandra Valencia que quería ser como Mariana, Alejandra Orozco que ganó junto a Paola, Carlos Sansores o Daniela Souza que entrenaron con María.

Por eso los que hoy compiten en Paris 2024 no solo juegan por ellos, por sus sueños y sus deseos. El deporte, como en la antigua Grecia, es una competencia de tribus, y para ser mejores no hay otra manera que crecer viendo que tus antepasados fueron ganadores. Eso es lo que está en juego.

Por eso, para trabajar con ciencia y con disciplina, hay que poner el listo alto, ganar medallas, establecer récords y pensar que, quizá como algún día lo hicieron ellos, detrás de la tableta o el televisor, está el siguiente gran deportista de México viendo como hoy sus mayores luchan por ganar.

Y esto viene a colación porque justo en unas horas llegarán las primeras opcciones reales de medalla. Es la hora, para la que entrenaron y se ilusionaron tanto. No se vale fallar, por ellos y por los qu vendrán.

Este relevo olímpico continúa hasta el 11 de agosto y toca pasarle la estafeta a Itzel Bandin, quien esta semana vivirá sus primeras medallas olímpicas de México en vivo y a todo color.