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'Salir del armario' en el deporte profesional, un tabú que persiste

El deporte de élite aún vive con muchos tabús que han impedido que más atletas hablen abiertamente de su orientación sexual.

Se estima que en España seis de cada de diez personas LGTBQ+ esconden su condición sexual en sus trabajos, un porcentaje mucho más elevado si se compara con el deporte de elite, un ámbito en el que, según denuncian a EFE representantes del colectivo, 'salir del armario' todavía significa un tabú.

Ninguno de los más de mil futbolistas que militan en la LaLiga Santander y la Liga Smartbank han reconocido abiertamente su orientación o identidad de género no normativas. Una afirmación que se podría repetir en la gran mayoría de deportes de equipo.

Hay excepciones, pero todavía son eso: excepciones. Hace apenas un mes, el futbolista del Blackpool Jake Daniels, de 17 años, se convirtió en el primer futbolista hombre en declararse gay en Europa, siguiendo los pasos del australiano del Adelaide United, Josh Cavallo.

El primer futbolista en declararse homosexual fue el inglés Justin Fashanu en 1990. Sufrió rechazo y discriminación a causa de su orientación sexual y, finalmente, se suicidó a los 37 años después de haber sido acusado de abuso sexual por un adolescente, aunque la policía había abandonado el caso por falta de pruebas.

"Por estadística en España debería haber, y los hay, futbolistas homosexuales", explica a EFE Marc Fortuny.

Este exjodica catalán reveló públicamente su homosexualidad en 2018. Antes, a los 23 años, había dejado el judo, su pasión, porque "no estaba bien" consigo mismo.

"Hacía cinco años que sabía que era homosexual. Yo mismo decidí salir de este ambiente y dejé el judo. Lo expliqué a todos, pero a nadie del mundo del judo, que era el lugar donde pasaba más tiempo y más me costaba explicarlo", recuerda.

Tras unos años apartado del tatami, este campeón de España junior de judo regresó en 2018 a la competición y lo hizo superando esa "barrera invisible" debido a cuestiones "culturales y educacionales".

Su caso se asemeja al del waterpolista Víctor Gutiérrez, que en 2016 también 'salió del armario'. Ambas historias siguen siendo todavía excepciones en el deporte masculino español.

Una cuestión que en el deporte femenino parece estar más normalizada. La estadounidense Megan Rapinoe, Balón de Oro en 2019, es una de las caras visibles del movimiento LGTBQ+ en Estados Unidos, mientras que en una reciente entrevista la capitana del Barcelona, Alexia Putellas, revelaba que en su equipo "se normaliza cualquier tipo de familia".

"Estoy de acuerdo en que es muy complicado ser gay en un entorno como el que hay en el fútbol masculino, pero algo bueno que tiene el femenino, y hablo de nuestro vestuario, es que se normaliza cualquier tipo de familia que cualquier jugadora quiera crear", explicaba la vigente ganador del Balón de Oro.

La responsabilidad de los clubes

¿Pero cuáles son las causas de este silencio? Según Marc Fortuny, en el deporte es "donde hay las barreras más grandes en la aceptación" de la condición sexual. La falta de referentes y la existencia de homofobia son dos de los elementos que frenan la normalización.

"En general, el deporte está regido por hombres. Existe machismo y falta de normalización. La afición también es normalmente masculina, lo que se asocia al éxito deportivo con la virilidad", opina en declaraciones a EFE Óscar Muñoz, codirector de la Red Empresarial por la Diversidad e Inclusión LGTBI (REDI).

Esta asociación sin ánimo de lucro pretende fomentar un ambiente inclusivo y respetuoso en las organizaciones empresariales españolas. Actualmente, asesora a más de 150 empresas españolas en materia de diversidad, entre las que no se encuentra ningún club deportivo profesional.

"Si las empresas están creando protocolos, ¿cómo es que los clubes no están haciendo nada al respecto?", se pregunta Muñoz, quien considera que a los deportistas les cuesta expresar su condición sexual no normativa por "miedo".

En este sentido, señala que "no ayuda" que eventos deportivos como la Copa del Mundo o la Supercopa de España se disputen en Qatar y Arabia Saudí, respectivamente, países que no respetan los derechos del colectivo.

Y niega, en cualquier caso, que la poca normalización entre los deportistas sea por cuestiones económicas. "La excusa de los patrocinadores ya no existe. Todas las marcas deportivas ya realizan campañas de diversidad LGTBI", remacha Óscar Muñoz.

El caso del Barcelona

Según el codirector del REDI, algunas entidades deportivas han realizado "pequeños guiños" en la lucha por normalizar la diversidad sexual.

Es el caso del FC Barcelona, que este año ha firmado un convenio de colaboración con la asociación multideportiva LGTBIQ+ Panteres Grogues para luchar contra la homofobia y la discriminación por razones de orientación sexual en el deporte.

De esta manera, el club recibirá formación y asesoramiento por parte de esta asociación en cuestiones de diversidad de género, identidad y orientación sexual.

Este convenio sigue en la línea de los Estatutos de la entidad, que el pasado mes de octubre se modificaron para incluir en el artículo cuarto que el club "promoverá los valores democráticos de la igualdad y la no discriminación" y "luchará por la erradicación de todas las actitudes machistas, homófobas y racistas en el ámbito social y del deporte".

Pequeños pasos para avanzar en una normalización total que, según prevé Marc Fortuny, será una realidad con "más educación" en la diversidad sexual tanto en centros educativos como en clubes deportivos. "Hay que cambiar prejuicios", concluye.