Vuelve un hijo pródigo adoptado por otro

Ronaldo se convirtió en Dios del Barcelona. Sin embargo cinco años después regresa como jugador del Real Madrid y si su imágen está a salvo es porque su salida se dio por impericia de los dirigentes

BARCELONA -- Ronaldo, el que fuera el dios del Camp Nou durante su breve estancia en el Barcelona (1996-97), volverá el próximo sábado como madridista al lugar en el que seguramente disfrutó más como jugador, un retorno que no será tratado por los simpatizantes azulgranas del mismo modo que el del resto de 'tránsfugas' futbolísticos, debido a las circunstancias que rodearon su marcha del club catalán.

Antes de cerrar la puerta azulgrana, Ronaldo batió todos los registros. Se convirtió en el jugador barcelonista con más goles en la Liga (34, dos más que Mariano Martín) y si no alcanzó los números históricos de Zarra (1950-51) y Hugo Sánchez (1989-90), que anotaron 38 goles en una temporada, fue en parte porque se perdió unos cuantos partidos a causa de los compromisos con su selección.

Pocos jugadores pueden presumir de marcar en casi todos los partidos que actúan y eso es lo que hizo el brasileño con el Barcelona. Consiguió 47 goles en los 49 partidos jugados, logró 34 tantos en la Liga, 6 en la Copa, 5 en la Recopa y 2 en la Supercopa de España. Fue 'pichichi', Botín de oro europea, mejor jugador mundial según la FIFA y Balón de Plata en una temporada que ni el más optimista podría haber soñado nunca.

Ronaldo no es un tránsfuga al uso. Su caso no es ni mucho menos comparable a los de Luis Milla, Bernd Schuster, Michael Laudrup o el último y más sonado de Luis Figo. Tal vez porque no se quitó la camiseta azulgrana para ponerse la blanca, ya que por el camino pasó cinco años en el Inter de Milán.

Al brasileño siempre se le ha querido en la distancia. Todavía se recuerda la enorme temporada que firmó en su único año como azulgrana y la idea generalizada es que si abandonó la nave fue más por las dudas del equipo directivo y la codicia de sus representantes que por sus deseos de irse.

En la campaña 1996-97, Ronaldo era la punta de lanza de un proyecto de transición liderado por Bobby Robson, un técnico que ya sabía que ocurriera lo que ocurriera, consiguiera los títulos que consiguiera (Copa, Supercopa de España, de Europa y Recopa), al término de aquella temporada abandonaría el banco barcelonista, porque Louis van Gaal ya estaba atado a partir de junio de 1997.

Muchos analistas coinciden en señalar que aquella temporada fue la mejor del brasileño. Con 20 años, Ronaldo maravilló a una afición que todavía recuerda sus goles como aquel que consiguió frente al Compostela después de sortear a todos los defensores que se le pusieron por delante en una carrera desde el infinito.

Con Ronaldo el Barcelona no necesitaba jugar bien para ganar. Es más, incluso podía sestear durante buena parte del partido para después confiar en la capacidad de su estrella para salir adelante. Por eso, Robson todavía no atina a explicarse cómo puede ser silbado un equipo que gana por 5-0 en el descanso, porque a su Barcelona eso justo le ocurrió en un encuentro ante el Rayo Vallecano.

La marcha de Ronaldo supuso un antes y después en la historia del Barcelona. Alexandre Martins, Reinaldo Pitta y Giovanni Branchini, sus representantes, fueron los "malos de aquella película" cuando después de anunciarse a bombo y platillo la renovación del brasileño como azulgrana, en uno de los golpes de teatro futbolísticos más recordados en la Ciudad Condal, se desdijeron del acuerdo y concretaron una contratación-relámpago con el Inter de Milán.

El "poderoso caballero" fue otra vez determinante y de aquella experiencia salió mal parado José Luis Núñez, presidente por entonces del club barcelonista, quien vio cómo poco a poco su imagen se fue deteriorando y al final acabó su experiencia al frente de la entidad azulgrana tras más de dos décadas al frente de la misma.

Las múltiples lesiones sufridas por Ronaldo en sus cinco años como interista influyeron en que desde Barcelona no fuera considerado un desertor de la causa 'culé', muy al contrario, se creó un estado de opinión favorable a la estrella que pasaba por sus peores momentos.

Incluso ahora, como madridista, Ronaldo no será seguramente el blanco de las iras de los aficionados. El hecho de que Massimo Moratti, presidente del Inter, lo ofreciera al Barcelona antes de rubricar su traspaso al Real Madrid y de que fuera Louis van Gaal quien desechara el ofrecimiento, atenuarán ese sentimiento anti Ronaldo.

- EFE


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