En la que puede ser la antesala de una pelea de título mundial, el zurdo e invicto semipesado Thomas " Top Dog " Williams Jr. (15-0, 10 KO) enfrenta este viernes a Cornelius "Da Beast" White ( 21-2, 16 KO) en la batalla estelar de Noche de Combates por ESPN Deportes, desde el Little Creek Casino de Shelton , Washington (9 pm ET) y por el vacante título semipesado de la NABO-OMB.

Williams Jr. viene de una victoria en las tarjetas sobre Yusaf Mack el pasado 26 de noviembre en Sunrise, Florida, mientras que Cornelius White sufrió una dura derrota por KO en el tercer asalto el pasado 26 de junio ante el actual monarca de la OMB, el ruso Sergey Kovalev.

El entrenador de Williams Jr., George Patterson, que en el pasado ya entrenó al ex campeón de peso welter Paul Williams y fue candidato a entrenador del año en el 2009, dijo a ESPN que "Cornelius White es un buen boxeador, es más alto, tiene experiencia y debemos respetarlo, pero estamos bien preparados y no vamos a tener ningún problema con él", aseguró.

Williams es favorito, va con mucha confianza al duelo y además es consciente de que su postura de zurdo será una ventaja en esta batalla. El propio White lo reconoció. "Esta será mi primera prueba contra un zurdo... pero es una gran oportunidad para llegar al siguiente nivel" dijo. "Yo quería un oponente como él para quitarle el invicto. Estoy listo para la guerra y el día 24 van a saber de lo que soy capaz", advirtió.

En realidad, estelarizar una cartelera en televisión nacional es una oportunidad increíble para ambos y que les llegó del cielo. En principio estaba pactado que la pelea titular de este viernes fuera entre el peso welter Javier Molina y el ex campeón súper Ligero Kendall Holt, pero Molina se fracturó la mano derecha y debió ser cancelada. Williams Jr. y White asumieron el evento principal y también la posibilidad de hacer historia en la división. Por ello nadie dude que será una guerra.

Williams Jr. de Washington DC, es un zurdo agresivo, rápido y con pegada en las dos manos. Posee buena variación de combinaciones, aunque su herramienta ofensiva principal es el gancho por afuera con cualquiera de las dos manos o la izquierda recta por el centro en menor medida. Utiliza una guardia alta, aunque suele quitarse la mayoría de los golpes con movimientos de cintura

White es una pulgada más alto que Williams, pero lo supera en cuatro pulgadas de alcance. Es de esperar que este viernes trate de marcar la distancia mediante el jab. Su primer cometido, seguramente, será evitar la pelea en corta distancia algo que le costó una paliza en su última batalla contra Kovalev. Ante ese panorama, Williams Jr. será el que buscara el protagonismo, rompiendo la distancia y lanzando combinaciones por adentro y buscando su barbilla para repetirle la dosis que le aplicó Kovalev.

Es difícil que White acepte el intercambio, sin embargo tampoco debe descartarse que lo haga si las condiciones del combate se lo permiten. Su mejor estatura lo puede favorecer como le ocurrió en diciembre 2011 contra el cubano Yordanis Despaigne al que le bajó las revoluciones con un persistente castigo con ganchos y rectas a la zona media hasta llevarse la batalla en las tarjetas.

Por consistencia técnica y mejor capacidad de golpeo, Williams Jr. es el favorito para llevarse la victoria, aunque White lo puede sorprender si es inteligente al aprovechar sus ventajas físicas naturales.

En la principal pelea de respaldo, el ex campeón pluma junior Rico "Suavecito" Ramos ( 22-3 , 12 KO) enfrentará a otro californiano Jonathan "Thunder" Arellano ( 14-2-2 , 3 KO) en una batalla a diez asaltos. Ramos viene de noquear al invicto boricua Carlos Iván Velázquez el pasado 7 de septiembre, mientras que Arrellano tras caer en las tarjetas contra dos rivales calificados como Román Morales y Jessie Magdaleno en el 2012, comenzó a recuperarse en el 2013 con un empate ante Juan Reyes y una victoria sobre Charles Huerta el pasado 16 de noviembre en Ontario, California.

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Durante el año que recién comienza podrán ocurrir muchas cosas relacionadas al boxeo, pero nada será más importante que la muerte de Don Jose Sulaimán. El eterno presidente del más prestigioso órgano rector de este deporte en el mundo, el Consejo Mundial de Boxeo, dejó de existir este jueves y su deceso debe ser considerado un verdadero parte aguas en la historia del boxeo mundial.

No solo ha muerto un dirigente carismático como pocos, con él se va un verdadero humanizador del boxeo como tal y un líder con una capacidad única para navegar sin hundirse por largos 34 años en el turbulento mundo del deporte de los puños.

No es necesario reiterar lo que todos conocemos sobre su vida directriz. A este ex boxeador con aptitudes de avezado político, le debemos mucho, demasiado diría yo, del enorme éxito que hoy disfruta el boxeo como deporte universal.

Como muy bien Salvador Rodriguez lo establece en su semblanza, Sulaimán llevó el boxeo de 15 a 12 asaltos, mejoró la seguridad del cuadrilátero, mejoró la forma del pesaje, creó divisiones intermedias y fue impulsor de las mejoras tantas veces reclamadas en el plano médico y en la protección del pugilista, aún después de finalizada su carrera.

No por un acaso hoy el CMB es considerado de forma unánime el organismo más respetado de todos los que administran este deporte y no por acaso él es parte del Salón de la Fama desde el 2007. Distinción a la que muy pocos dirigentes han tenido la honra de acceder.

Sulaimán fue grande por todo lo que de él conocemos, pero fue aún más grande por aquello que no conocemos. Detrás de las intrincadas negociaciones de las mayores batallas, siempre estuvo su consejo, su habilidad negociadora y su larga visión de lo que fuera más conveniente para todos.

Fue una referencia ineludible en los grandes momentos de este deporte en los últimos cuarenta años, pero también fue un vocero inevitable. Entre los periodistas de boxeo, no hubo número de teléfono más popular que el de Don José Sulaimán. No supe que haya discriminado a reporteros ni tampoco que se haya negado a responder alguna pregunta por más espinosa que ella fuera.

Lo entrevisté varias veces. No recuerdo cuantas. De esos duelos verbales guardo como mejor recuerdo su capacidad para encontrarle a todo una respuesta y no olvido su humildad cuando debía asumir errores en situaciones que pudieron ser evitadas. En esas oportunidades, Sulaimán siempre tenía el coraje de reconocer lo errado y prometía trabajar para repararlo.

Sus respuestas no eran demagogia. Su cruzada a favor de los boxeadores caídos en desgracia, el empuje para mejorar el dinero que perciben las boxeadoras profesionales e iniciativas tan loables como el WBC Cares, son parte de esas respuestas. Cuando decía "haré", realmente todos comprobábamos que lo hacía.

En el deporte la historia suele recordar a sus figuras gracias a sus victorias. El pasado esconde las derrotas y expulsa a los derrotados. La memoria es cruel y deshumana. Pero en ese mundo atiborrado de olvidados gladiadores, en esa constelación de trabajadores y sobrevivientes del ring, algunos enfermos, otros luchando por encontrar una esperanza de nueva vida, José Sulaimán jamás será olvidado. De él siempre pudo esperarse un gesto, una mano extendida y una grandeza de espíritu volcada a trabajar con todos y para todos.

Se fue un dirigente insustituible, lo tenemos claro. Pero también tenemos claro que cuando un protagonista de su dimensión muere, su muerte, además de la lógica tristeza, suele dejar un legado que consigue mantener su obra viva. Tal vez, la desaparición física de José Sulaimán inspire a las actuales y futuras generaciones de dirigentes para que sigan trabajando en el mismo rumbo, con las mismas ganas e inspirados en que lo humano siempre esté por encima de los intereses comerciales. Será el mejor homenaje a su memoria.

Que en paz descanse.

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Oscar de La Hoya Bob ArumGetty ImagesOscar de la Hoya busca renovar su relación con Bob Arum, según aparenta por mensaje de Twitter
Oscar de la Hoya volvió a insistir en su deseo de que las dos grandes promotoras del boxeo actual firmen la paz "por el bien del boxeo y los fanáticos". Lo hizo en Navidad con el famoso Tuit donde invitaba a Bob Arum a hacer realidad en el 2014 "los combates que los fanáticos desean ver" y lo reiteró ahora con un "mi meta en el boxeo éste año es poner fin a la "guerra fría".

No es una novedad. Todos los que de una u otra manera nos relacionamos con este deporte estamos reclamando de manera insistente que haya humo blanco en las relaciones de Golden Boy Promotions y Top Rank. Todos queremos que existan campeones que puedan pelear indistintamente frente a la cámara de Showtime o la de HBO. La noticia nos alegra, pero también nos plantea preguntas que quizás nunca tengan una respuesta.

¿Hay algo más que un deseo personal en la insistencia de Oscar de la Hoya? ¿No serán acaso tan convincentes los números económicos de la asociación de GBP con Showtime? ¿Hay peligro que en algún momento del futuro cercano los propios manejadores de sus pugilistas deban decidir si a sus pupilos no les conviene pelear bajo la órbita de Top Rank u otra promotora y no de Golden Boy Promotions? ¿Tal vez se menospreció la fuerza de HBO como cadena con mayor llegada a los fanáticos?

Sea lo que sea, es natural imaginar que el tiro en el pie que se dieron al darle la espalda a HBO debe sangrar por algún lado. En estos días, el ex campeón mundial Miguel Angel Cotto, entrevistado por ESPN criticó la lucha entre ambas compañías y dijo que no ha beneficiado al deporte, por el contrario, "solamente ha logrado segregar a la comunidad del boxeo que somos nosotros. Aquí si estas atado a una compañía sólo puedes pelear en una televisora", dijo.

Naturalmente, Cotto tiene razón y su palabra tiene hoy el suficiente peso para ser escuchada y tomada en cuenta. Pero no hay duda que esta especie de muro que divide a las grandes ligas del boxeo tiene otros críticos, con tanto peso como el del ex campeón boricua, pero que no vemos en los titulares de prensa.

A cada campeón o cada aspirante a campeón, lo rodea un grupo de personas que incluye a promotores, representantes, manejadores, técnicos, sparrings, amigos, familia y muchos etc. Ese mundo de gente habla, opina, pone presión y al final incide en las decisiones finales. El boxeo es un deporte traicionero, una carrera puede terminar de una hora para otra y las ganancias de cada púgil profesional alimentan a muchas familias.

Basta tener en cuenta que hoy la mayoría de los pugilistas de elite, con suerte, pelea dos veces al año y no siempre accede a buenas bolsas. Las grandes oportunidades, aquellas que lo catapultan hacia los primeros planos son una rareza.

Pertenecer a una sola empresa hace más lento y complicado el tránsito hacia esa anhelada oportunidad. ¿Qué puede ocurrir entonces? Es muy sencillo, no demorará en aparecer una empresa que ocupe ese espacio que las dos promotoras no ocupan por su tozudo distanciamiento y comience a negociar con las dos grandes televisoras en base al interés general y no el de unos pocos.

Esa posibilidad es real. Un outsider que llame hacia su establo a aquellos pugilistas atrapados en el laberinto de GBP o Top Rank y les ofrezca pelear con cualquiera de las dos televisoras sin contrariar a sus representantes, es la alternativa lógica a todo este absurdo.

Es posible que De la Hoya este avistando ese posible escenario. Es posible que las voces de los fanáticos de todos los foros esté sonando en sus tímpanos. Es posible también que los números de Showtime no sean tan atractivos en materia der ganancias y esté alentando esa opción, protegiéndose de lo que puede ser un pésimo año en PPV, si batallas como las de Canelo-Angulo o el posible Mayweather-Khan, no llenan la expectativa previa del fanático y se repiten los pésimos números que dejó el Mayweather-Guerrero en el 2013.

Hay muchos "quizás" detrás de la mano extendida de Oscar de la Hoya. Son tantos que estoy seguro que algo ocurrirá en los próximos meses que mudará el actual panorama. Lo presumimos. Es como la "crónica anunciada de algo&". Una crónica que ya comenzó a ser redactada entre bambalinas y que amenaza a provocar un episodio histórico: que la voz de los fanáticos por una vez, suene más alto que la de los manejadores del negocio. Así debería ser siempre.

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En la mañana de Macao se cumplieron todos los vaticinios y Manny Pacquiao (55-5-2 con 38 KOs) no tuvo problemas para vencer a Brandon Ríos (31-2 y 1 con 23 KOs). No hubo KO como la mayoría esperaba, pero la superioridad del filipino fue abrumadora en todo momento.

Ríos subió al ring con una diferencia a su favor de casi diez libras sobre Pacquiao, tal vez ese factor le dio mayor fortaleza e impidió que todos los golpes recibidos le hayan provocado el KO. Sin embargo el estadounidense lució lento, sin sorpresa ni tampoco capacidad técnica para mudar el dibujo de la pelea. La frustración se vio en su rostro muy temprano.

Para Pacquiao la batalla de Macao, en lo previo , marcaba mucho para su futuro. Venía de dos derrotas, de sufrir un KO impresionante en su último combate contra Juan Manuel Márquez y con el drama del tifón filipino sobre sus espaldas de congresista comprometido con su pueblo. Por encima de esas circunstancias , enfrentaba a un rival más grande, más fuerte, más joven y presuntamente, con todas las ganas de aprovechar la oportunidad.

Manny interpretó muy bien el libreto esperado. Se movió todo el tiempo, golpeó todo el tiempo, caminó como una luz por los laterales, mandó metralla desde los ángulos, entró y salió, y en cada entrada impactaba con dos o tres golpes en secuencia de vértigo. Fue tan superior a Ríos que hasta se pudo tomar descansos y aflojar al final bajo el ensordecedor apoyo de toda la platea.

El triunfo era aguardado, aunque seguramente todos pensaban que Ríos podría sorprenderlo en algún momento. No supo cortar el cuadrilátero, ni tuvo capacidad de poner presión. Vaya, no pudo siquiera mover su cuerpo para quitarse algún golpe como le pidió la esquina. El filipino se sobró y la historia del combate solo permitió constatar que aún habrá Pacquiao por un buen rato.

Y esa es la interrogante más importante que deja el combate. ¿Contra quién y cuándo? ¿Juan Manuel Márquez, Timothy Bradley, Ruslan Provodnikov o Miguel Angel Cotto? Los dos últimos estaban presentes en Macao, por ello nada debe ser descartado. De Floyd Mayweather no es ni necesario preguntar, solo un giro de 180 grados en el mundo actual del boxeo nos regalaría esa súper pelea.

La mañana de Macao, no obstante dejó algunas cosas importantes como conclusión. En principio el acierto de Bob Arum y Top Rank: no fue una locura armar una cartelera a las 10 de la mañana para que en Estados Unidos la viéramos a las 10 de la noche. Por el contrario esta cartelera es desde ya un punto de inflexión en la propia historia del boxeo. No lo olviden y vayan preparándose para ver otros PPV similares.

Otra conclusión, a mi juicio importante, es que este Manny Pacquiao es bastante diferente al de antaño. Mantiene la velocidad, pero ahora se maneja con otras precauciones, con mayor cautela, jugado más a lo técnico, controlando más su agresividad y al parecer, sin la pegada de antes. En otras circunstancias, ante un rival como Brandon Ríos, le hubiera alcanzado con tres o cuatro round para masacrarlo. Que haya elegido trabajar la pelea, con paciencia y otras precauciones, es un mensaje muy claro sobre su presente.

De todas maneras, siempre el filipino es espectáculo. Su magnetismo se mantiene incólume y su permanencia en la elite actual del boxeo, le hace bien a todo el boxeo. Ahora esperaremos a quien enfrentará en el 2014, sea el que sea, será parte de la historia de un merecido miembro del mejor Salón de la Fama.

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Mayweather_Floyd Jr.Al Bello/Getty ImagesAunque es considerado el mejor libra por libra, Floyd Mayweather ha escogido a sus oponentes
Al ojo de los especialistas las cosas parecen estar muy claras; Floyd Mayweather Jr. es el mejor libra por libra del planeta. También las cosas parecen estar claras sobre quien le sigue en méritos para ser considerado el segundo mejor libra por libra; Andre Ward. La pregunta, sin embargo es: ¿Por qué no a la inversa: Ward primero, Floyd segundo?

La respuesta no parece fácil. Una pelea entre ambos es imposible de que ocurra y después de la contundente demostración de Ward, que regresó tras 14 meses de inactividad, suena obvio que reclame para sí el primer lugar entre los mejores Libra por Libra. Los méritos acumulados del invicto campeón supermediano pesan tanto, que hoy cuesta aceptar que su desempeño sea inferior al de Mayweather Jr. Pero busquemos las coincidencias para saber si las diferencias pesan más hacia un lado o hacia el otro.

Las características de Mayweather y Ward son muy parecidas entre sí. Son inteligentes, técnicos, rápidos, de excelente defensa y con capacidad para golpear cuando y como quieran a sus adversarios. Los dos suelen controlar el ritmo de sus peleas y ambos tienen como un atributo esencial la habilidad de que los demás no lo encuentren ni consigan golpearlos.

Ward parece superarlo en agresividad, pero Floyd es insuperable en defensa. Ward aun parece experimentar con el estilo y Floyd ya tiene su libreto totalmente diseñado y probado. Floyd jabea para preparar sus golpes de potencia con la derecha, pero de acuerdo con Compubox es uno de los boxeadores calificados con menor cantidad de golpes de potencia lanzados por asalto. Ward, por el contrario, usa el jab de izquierda como un mortero, y lanza más golpes de potencia de derecha, pese a los problemas que siempre tuvo en el hombro. Tras la cirugía, ya se sabe que va a mejorar ese rubro.

Las estadísticas, en promedio, parecen calcadas, los dos reciben poco más del 20% de lo que les envían y conectan más del 40% de lo que lanzan. ¿Dónde entonces están las diferencias que puedan favorecerlos o perjudicarlos? La respuesta tiene tres razones: los rivales, el marketing y una inevitable circunstancia histórica: no existen rivales mexicanos o latinos en los supermedianos.

Pero expliquemos mejor esa conclusión.

LOS RIVALES DE FLOYD

Floyd ha cimentado su carrera eligiendo con mucha inteligencia a rivales mexicanos o de origen latino. De sus últimos diez oponentes, siete fueron latinos. De sus 45 peleas, 28 fueron contra latinos. Para nadie es ya una novedad que para triunfar en el boxeo de Estados Unidos, hay que contar con la audiencia hispana, especialmente con la mexicana. Pero a ese factor que también ha sabido explotar Mayweather, hay que agregarle que la mayoría de sus oponentes fueron rivales a modo, con desventajas en el peso o los enfrentó tiempo después de su mejor momento, como Shane Mosley por ejemplo. Asimismo encontró siempre razones y formas de evitar a quien pudiera complicarlo. Ejemplo: Manny Pacquiao en el pasado y en el presente, seguramente Timothy Bradley.

LOS RIVALES DE WARD

Andre Ward ha sido diferente en su actitud y ha cimentado su carrera encima de aceptar desafíos o enfrentar a los mejores como Chad Dawson, Carl Froch, Arthur Abraham, Mikkel Kessler, Allan Green, Sakio Bika, Henry Buchanan y Edison Miranda entre otros. Pero no hay latinos, excepto el colombiano Miranda, y menos mexicanos. Hay que ir al 2008 para recién encontrar en su palmarés al sonorense Esteban Camou, al que noqueó en el tercer asalto. Y este aspecto es tan importante en las ambiciones de Ward, que ni bien o Julio César Chávez Jr. asom su cabeza en los supermedianos, de inmediato empezó a sonar muy fuerte una batalla de PPV entre ambos.

EL MARKETING

Floyd Mayweather es el genio de la popularidad y tiene todo lo que gusta al fanático poco exigente. Declaraciones polémicas, arrogancia, exhibicionismo económico, problemas con la justicia y hasta pasó noventa días en la cárcel por violencia doméstica y agresión. Parece un contrasentido pero en su caso el escándalo suele potenciar la venta de su imagen. Pero hay otro factor. Floyd tiene la visión perfecta para encauzar su carrera de manera segura sobre una alfombra de billetes. Por algo pelea en las fiestas patrias mexicanas y por eso alguna vez ha subido a pelear hasta con un sombrero charro en la cabeza. Por algo elige muy bien a sus rivales entre aquellos que atraen público y lo secundarán sin arriesgar la fiesta o por algo montó un show millonario encima de su participación en WrestleMania.

Ward es todo lo opuesto, parece demasiado serio para el gusto mediático, demasiado normal, demasiado buen chico. Aunque suene a una contradicción mencionarlo. Después de tantos campeones escandalosos, la tranquilidad de Ward para la platea bullanguera puede ser demasiado aburrida. ¿Será ese el freno principal a su crecimiento?

MOMENTO HISTORICO

Pero hay otras cosas que perjudican a Ward. Que México no pueda producir supermedianos exitosos en la misma proporción que lo logra en las divisiones de peso inferior es una contrariedad para Ward, que sufre por ser el mejor en una división que no tiene ni por asomo el protagonismo de los welters. Por el contrario, ser el rey de los welters cuando son los que mandan en la taquilla explica la razón para la buena suerte de Mayweather.

¿CUAL ES EL MEJOR?

En ese mundo intermedio donde se mezclan las opiniones de los expertos con las de los fanáticos, hay una frase que se fusiona en cualquier comentario: "los estilos hacen las peleas". Esa frase parece cantada como argumento para favorecer a Floyd Mayweather Jr. En su estilo nadie lo supera. Podremos aceptar que a veces aburre, que su elusividad cansa, que hace lucir lentos y novatos a sus rivales, pero nadie duda a la hora de reconocer su defensa perfecta y su efectividad técnica.

Pero la diferencia con Andre Ward, necesariamente no pasa por el estilo que alude la frase. Para entender la diferencia, hay que recurrir a otra frase menos habitual, pero más contundente. "la calidad de un derrotado explica la verdadera calidad del vencedor". En este territorio nadie supera a Andre Ward. Él ha enfrentado y vencido a lo mejor de su división. Y para que no quedaran dudas despachó al último de los mejores, además de invicto. Me refiero a Edwin Rodriguez que lució como un aprendiz frente a la superioridad del campeón.

En conclusión, si el asunto es de estilos sin importar la estatura del oponente, nadie supera a Floyd. Si por el contrario hay que elegir pensando en la calidad del adversario, Ward es por lejos el mejor del planeta. En mi caso, prefiero la segunda opción: "la calidad de un derrotado explica la verdadera calidad del vencedor'. ¿Y ustedes, que opinan?
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Ruslan Provodnikov
Chris Farina/Top RankRuslan Provodnikov castigó repetidamente la anatomía de Mike Alvarado hasta el décimo asalto
En una batalla de guerreros, el ruso Ruslan Provodnikov (23-2 con 16 KOs) se supero a sí mismo y noqueo al campeón welter junior de la OMB, Mike Alvarado (34-2 con 23 KO) que no pudo salir para el undécimo asalto del combate realizado en el 1st Bank Center de Broomfield, Denver, Colorado.

El combate de antemano tenía un dibujo muy claro. Dos hombres que suelen lanzar más de sesenta golpes por asalto y les gusta el intercambio, iban a dar una pelea emocionante. Y así fue. Una lucha de poder y en ese rubro, el ruso conocido como "Rocky siberiano" fue una roca, un increíble triturador con un aguante fuera de lo común.

Lo advertimos en nuestras claves, previo al combate: Alvarado no debía fajarse, la única estrategia posible era aprovechar su mejor distancia, establecer el jab y bombardear desde los ángulos. En algunos asaltos lo hizo, pero en la mayoría el corazón pudo más que la mente y acepto el intercambio. Fue un error y lo pagó caro.

Pero hubo otro detalle que tengo mis dudas, si no conspiró contra el mejor desempeño del ex campeón. Alvarado para la pelea subió casi veinte libras. Peso menos de 140 el viernes en la báscula y a la hora del combate estaba sobre las 157 libras. Si tenemos en cuenta que enfrentaría a un hombre más rápido, el mayor peso lo dejaría aún más lento. Y así se vio.

Ruslan por su parte tuvo lo que ha nos había mostrado antes. Corazón, entrega y coraje. Lo mismo que mostró en su pelea anterior contra Timothy Bradley, aunque esta vez le agregó inteligencia técnica y un excelente plan de pelea.

En primer lugar subió menos de ocho libras luego del pesaje del viernes, es decir mantuvo intacto su velocidad. Lanzó menos golpes de lo habitual, con un promedio que apenas superó los cincuenta golpes por asalto, sin embargo apostó a la precisión y mejoró el porcentaje de acierto. Era obvio que peleando en un lugar tan alto como Denver, debía economizar energía y trabajar sobre seguro.

Pero hubo otro acierto que también le aconsejamos en nuestras claves: el castigo a la zona media de Alvarado. Por allí empezó a ganar el combate Ruslan Provodnikov. Fue una máquina de golpear a la zona blanda de su oponente cada vez que tuvo oportunidad. Le quitó revoluciones y lo dejó sin piernas.

Y es verdad que Provodnikov aún tiene carencias. Muestra un pésimo balance de piernas a la hora lanzar sus trallazos y le falta más movimiento del cuello o los hombros para quitarse golpes. Pero todo lo compensa con su capacidad de lanzar golpes de todos los ángulos, la presión constante y asfixiante sobre el rival y un aguante increíble. Soporta todo y todo lo devuelve.

Fue un triunfo inobjetable, un buena decisión de Mike Alvarado de no salir al undécimo asalto y una cantidad de conclusiones que deja una pelea que representa lo que desean ver la mayoría de los fanáticos: emoción, intercambio y peleadores que se entregan por entero.

Mike Alvarado tomó una pelea demasiado difícil y bajo la presión de su propio público. Perder era una opción y la aceptó como buen guerrero.

Ruslan Provodnikov se superó a sí mismo, le dio otra alegría al triunfador equipo de Freddie Roach e irrumpe como un huracán en la élite del boxeo, para romper la calma en el mundo de los welters. ¿Quién ahora se animará a enfrentarlo?

Veremos la fila de oponentes dar el paso al costado para evitarlo en el futuro próximo. Ojalá me equivoque, pero así ocurre siempre cuando este tipo de noqueadores de hierro demuestran su poder de fuego. Hasta entonces esperaremos y guardaremos en la memoria otra batalla que reivindica el espectáculo. Porque más allá de la técnica de los campeones elusivos, cuando se trata de elegir la pelea del año, las únicas candidatas son aquellas guerras que protagonizan campeones del calibre de Provodnikov y Alvarado. Ganó el ruso, ganó el boxeo, fue una noche feliz.

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Miguel Cotto
Chris Farina/Top RankMiguel Cotto acertó más del 50 por ciento de sus golpes ante Delvin Rodríguez
El boricua Miguel Angel Cotto (38-4 con 31 KOs)pulverizó en menos de tres asaltos al dominicano Delvin Rodriguez (28-7 y 3 con 16 KOs) y cuando muchos suponían que estaba al final de su carrera, mostró que está más vivo que nunca y como lo dijo su nuevo entrenador, Freddie Roach, que "los buenos rivales ahora hagan fila".

Se sabía de antemano que las dos principales opciones para su triunfo estaban en poner presión y ganas desde el primer segundo de la batalla. Lo vaticinamos en nuestras claves. Pero lo que mostró Cotto este sábado en Orlando superó cualquier previsión. Fue un torbellino de presión, golpeo brutal y agresividad desde el comienzo mismo del combate y mostró unas ganas alucinantes de triturar de inmediato a su oponente.

Solo en el primer asalto lanzó más de cincuenta golpes de su mejor repertorio. Anuló desde el arranque la mejor extensión del brazo rival y llegó arriba y abajo con trallazos demoledores. Delvin Rodriguez sobrevivió al primer round, en el segundo lo salvó la campana y en el tercero recibió una doble combinación de derecha e izquierda en gancho que lo mandó a la lona. Fue el brutal final de la historia. El viejo Cotto regresó más nuevo que nunca.

Fue una breve historia, pero que dejó muchas enseñanzas. Freddie Roach tuvo muy claro, desde que asumió la esquina del boricua, donde estaba la llave para recuperar la carrera de su nuevo pupilo: volver a las raíces y recuperar el orden mental.

Cotto tuvo personalidad, confianza, agresividad y disciplina para cumplir el plan de pelea. Lo vimos concentrado y con un radar actuando a tiempo completo encima de sus herramientas ofensivas. Los golpes al cuerpo de Delvin fueron definitorios, lo doblaron y lo obligaron a cerrarse, olvidándose del jab. Los golpes a la barbilla del dominicano, con cualquiera de las dos manos fueron aplicados por un guerrero hambriento, no por el Cotto que presumíamos más allá de cualquier intención de seguir en este negocio.

Ese 54% por ciento de efectividad en su golpeo, el promedio que superaría los 50 golpes por asalto y esa renovada capacidad de terminar una pelea haciendo perfectamente bien lo que mejor sabe hacer, tienen una sola explicación: Freddie Roach.

¿Y Delvin Rodriguez? Hizo todo mal, es necesario reconocerlo. Desde que lo vimos caminar rumbo al cuadrilátero, el lenguaje gestual de su rostro hablaba en su nombre. Su sonrisa nerviosa no mostraba la concentración que requería la gran oportunidad de su vida. Sabía de antemano que el jab era su arma para contener a un hombre que partiría agresivo. No supo utilizarlo, no tuvo consciencia de su lugar en el cuadrilátero y sus piernas sin reflejos solo sirvieron para sostenerlo, mientras los golpes de Cotto lo fueron terminando.

Es verdad que esperábamos más de Delvin Rodriguez, pero también es cierto que el dominicano habrá sido el primero en sorprenderse con este renovado Miguel Cotto. Un verdadero huracán que lo destruyó en siete minutos.

¿Y ahora? Si el portorriqueño mantiene este fuego mostrado en Orlando, no hay dudas que estamos ante el comienzo de su segunda vida en el boxeo de élite. Con todo ese coraje para avasallar ya debe pactar peleas ante quien se le ocurra. Saúl Canelo Alvarez, Floyd Mayweather Junior, Sergio Maravilla Martinez. Ya no importa el nombre, el viejo Miguel Angel Cotto, está de regreso. Más joven y hambriento que nunca.

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Julio Chavez Jr.APAunque logró el triunfo, Julio Chavez Jr. no convenció de la forma en que batalló ante Vera
No importa las diferencias que le otorgaron los tres jueces, Julio Cesar Chavez Junior (47-1-1 y 32 KOs) ganó a Bryan Vera (23-6-14 KO's) en las tarjetas pero perdió en el ring. Eso resume el regreso al cuadrilátero del hijo de la leyenda, luego de un año de suspensión e incontables problemas para dar el peso reglamentario.

Nuevamente la indisciplina le cobro peaje y arrastró sus deficiencias a lo largo de diez asaltos donde solo apostó a un golpe de poder para terminar la batalla. Ya en los problemas de peso que presentó en la semana previa al combate se presumía un mal final para la historia de esta pelea, pero los jueces lo salvaron. Es la triste realidad.

Analizando lo que fue el combate, todos los méritos fueron para el que, en lo previo, era considerado como la víctima. Sin embargo, Bryan Vera desde el comienzo nos sorprendió a todos con su actitud y confianza. Fue el que impuso el ritmo de la pelea, el que ocupó el centro del ring, el que lanzo más golpes y hasta consiguió lastimar temprano a su rival.

Chavez empezó manejando su falta de ritmo con una posición defensiva. Esperaba y lanzaba cuando Vera quedaba expuesto luego de soltar sus combinaciones. En la esquina le pidieron que se mantuviera a distancia lo que fue un error. Vera entraba y salía cuando quería, golpeaba en combinaciones de tres y cuatro golpes cuando quería y hasta lo retaba o sonreía cuando quería . La pelea era más fácil de lo esperado.

De antemano se presumía que Chávez haría el gasto en los primeros asaltos y luego cuidaría la energía. No fue así. La cuido durante toda la batalla. Pero hubo otros errores. ¿Quién le dijo a Chavez que puede bajar los brazos al estilo de Sergio Maravilla Martinez o apostar su defensa a la velocidad de su cintura o jugar a quitarse golpes mediante el movimiento de péndulo? Cuando lo intentó, Vera lo golpeó. Una y otra vez.

Ya en el cuarto asalto el mexicano jalaba aire con desesperación y no encontraba ni a su rival ni tampoco se encontraba a si mismo. En la esquina, no hubo plan B, aunque tengo dudas que haya existido un plan A. Un hombre que se sabe no tiene resto para toda la pelea, tuvo que tratar de terminarla temprano. Al menos obligar temprano e imponer respeto en los primeros rounds. Hizo todo lo contrario. Aposto a un solo golpe, le regaló el ring a Vera y ese trallazo salvador nunca llegó.

Bryan Vera hizo todo bien. Nosotros esperábamos que fuera conservador, que se moviera y golpeara desde los ángulos, pero el hizo todo lo contrario. Fue quien puso presión y por ello fue el que dio espectáculo. Vera apostó a su velocidad, a sus combinaciones, a su confianza y a una acertada estrategia en donde aprovechó las obvias carencias físicas que traería su oponente. Desarrolló un plan de pelea concentrado y con mucha inteligencia. Que los jueces le hayan otorgado la pelea a su rival, no desmerece su gran actuación.

Julio Cesar Chavez Junior no trajo nada nuevo. La derrota hubiera sido una lección dura, que lo obligaría a replantear su vida dentro y fuera del ring. Pero como ya lo dije, los jueces le dieron una mano. Ahora ni sabemos si aprendió algo. Por lo pronto, al final de la batalla dijo estar convencido que había ganado, pese a los abucheos de su propio público. Ese mismo público que aplaudió a Bryan Vera de pie y que con su actitud dijo lo que todos pensamos: merece una revancha. Ojalá que ella ocurra. El boxeo necesita que a veces esas cosas ocurran para que el desencanto sea menor.

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Rafael MárquezChris Cozzone/Fightwireimages.comRafael Marquez podría defender el honor mexicano ante el puertorriqueño Juanma López
Quienes compartimos el día a día de este deporte tenemos nuestros propios códigos emocionales para disfrutarlo o padecerlo. En cada una de sus últimas batallas, los golpes que recibió Rafael Márquez confieso que me dolieron más que al propio Márquez. El adiós a su carrera, no solo ha sido una decisión inteligente, también nos trajo alivio a quienes disfrutamos de todo lo que el no dio a raudales en 18 años de carrera.

Emoción, coraje, entrega, espectáculo, valentía y esa madera especial de que están hechos unos pocos. Los que ganan o pierden dejando la piel sobre la lona. Los que pierden y se levantan, una y otra y otra vez hasta que consiguen doblegar a los fantasmas que la mayoría de los luchadores cargan en sus entrañas.

Porque en este negocio de dar y recibir golpes para ser parte del show o, si lo prefieren, el circo romano del presente, hay dos tipos de despedidas: la de aquellos cuyas carreras al rememorarlas nos arrancan lágrimas de agradecimiento y las de aquellos que habíamos olvidado mucho antes de su adiós. Porque se puede ser campeón muchas veces. Hoy los existen a raudales, pero a la hora de marchar, de colgar los guantes y dejar los ensogados para siempre, son muy pocos los verdaderos monarcas. Muy pocos son los que consiguen llevarse hacia el camino de la historia, el mayor de los cinturones: el del agradecimiento.

El boxeo, amado y cruel al mismo tiempo, suele cobrar un duro precio a sus grandes gladiadores. Los memorables intercambios, los duelos encarnizados hasta la última gota de sangre o las batallas a pecho abierto, donde a nadie importa mantener o perder el invicto. Los combates donde hay un enemigo a vencer y el cuerpo no permite flaquezas, siempre dejan secuelas. Hay que aceptarlo o renunciar. Rafael Márquez jamás renunció, se jugó el alma en cada asalto y en la victoria o la derrota siempre llevó con orgullo y dignidad aquello que a los hombres nos identifica como tales.

El boxeo es un deporte cruel, que no admite claudicaciones, donde miles empiezan, pero unos pocos llegan. Un deporte que salva vidas, pero también termina con vidas. Un deporte que necesita, además de coraje, mucha perseverancia y determinación. Rafael Márquez en ese aspecto le ha dado mucho a este deporte y en especial a las generaciones de guerreros que buscan, desde el primer escalón, su lugar en este mundo.

En el boxeo no es fácil ser ejemplo, pero él lo ha sido y lo seguirá siendo. Un campeón con objetivos, que ha sabido ganar, ha sabido perder y ha sabido decir adiós con la frente en alto. Un campeón que nos enseña que más importante que las victorias o las derrotas, ha sido trabajar duro para ser un poco mejor cada día: dentro y fuera del cuadrilátero.

La luz de los campeones, suele ser más intensa cuando la supieron llevar con dignidad. La luz de los campeones brilla más, cuando el monarca acepta que le ganó a la vida y alcanzó la meta forjada: "El boxeo me dio la estabilidad que buscaba para mi familia, en base gracias a mi esfuerzo, pero al final el boxeo y yo fuimos uno mismo, llegamos bien y nos vamos bien", le dijo a ESPN.

Es verdad. Rafa Márquez cumplió consigo mismo, cumplió con el bien más preciado: su familia y cumplió con todos nosotros, simples fanáticos de un deporte al cual amamos. En la alforja de la memoria, nos queda el imborrable recuerdo de sus cuatro batallas contra Israel Vázquez, el primer título mundial contra Tim Austin o las guerras contra Marc Johnson, Silence Mabuza, Ricardo Vargas o Mauricio Pastrana, por nombrar algunas.

El espectáculo, el show, aquel momento de esparcimiento frente al televisor, es parte de nuestros recuerdos. La emoción de cada asalto, la incertidumbre por el resultado final y luego la alegría o la tristeza tras el desenlace, dejan una huella indeleble en nuestras memorias. Rafa Márquez llenó muchos de esos momentos y a través de los mismos aprendimos a admirarlo, respetarlo y valorarlo. Por ello y por tantos años de emociones, entrega y compromiso con el espectáculo: ¡Gracias, muchas gracias campeón!

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La decisión de la juez CJ Ross, quien solicitó licencia indefinida, ha generado una avalancha de episodios que en lo previo, a mi juicio, constituye un precedente demasiado peligroso. Que luego de la pelea más mediática y aguardada de los últimos años, el único tema del día fuera un veredicto considerado erróneo de uno de los jueces, es algo que tendría que preocupar a todos. Máxime si aceptamos que ese veredicto no afectó el resultado que todos vieron.

A lo largo de la historia del boxeo, son miles las batallas en que el puntaje de los jueces ha causado controversia, sin embargo ninguno como este ha tenido efectos tan devastadores para el futuro de este deporte. CJ Ross solicitó licencia por tiempo indefinido y la Comisión de Nevada enviará a sus jueces nuevamente a la "escuelita".

La decisión de la jueza puede ser la correcta a modo personal. Ella no se retracta de las calificaciones que anotó en su tarjeta (114-114 en la pelea Mayweather vs. Canelo) y entiende como inadmisible que luego de esa batalla sea ella y no la pelea el centro de la información. La renuncia la quita de las candilejas, ese parece ser su deseo. Lo malo, a mi juicio, es que su renuncia le da una mano enorme a los que en el futuro utilizaran "el pataleo anterior y posterior" contra los jueces como recurso de presión o de reclamo válidos para cada pelea.

Así veremos que los eternos inconformes nunca verán perder a sus peleadores. Allá buscarán la respuesta a las derrotas en las tarjetas, en la edad de los jueces o en las tres o cuatro batallas con juicios controversiales que registre su palmarés. Sin importar que durante sus treinta o más años de carrera esos jueces hayan trabajado en doscientas o trescientas peleas donde nadie reclamó.

Veremos el nacionalismo predominando sobre el sentido común y el peso de las críticas a los jueces ira en consonancia con las pérdidas en el bolsillo de cada involucrado. Así sea el promotor que ve caer su pupilo, el apostador que perdió su apuesta o el fanático que, simplemente, pagó casi ochenta dólares para presenciar tres o cuatro batallas aburridas y sin emoción.

Los jueces terminarán siendo las víctimas o la razón de la catarsis perdedora. Esa es una buena noticia para quienes apuestan por el boxeo elusivo o técnico o de la matemática de golpes lanzados, acertados y esquivados. No obstante, esa es una pésima noticia para los que admiran el boxeo de sensaciones y emociones. El boxeo que no necesita de jueces para dirimir el pleito.

Si aquel que sobreviva los doce asaltos corriendo por todo el cuadrilátero sin que el rival lo alcance, no gana en las tarjetas: "habrá culpables a quien otorgarles toda la culpa". En ese momento recordarán que la jueza Ross renunció y le pedirán a "los malos jueces" que la imiten. Lo mismo ocurrirá en aquellas peleas mediocres, donde la sensación predominante sea que "nos robaron el dinero del boleto". También en esas peleas para el olvido habrá una CJ Ross disponible en donde exorcizar toda nuestra furia.

Por si fuera poco, ahora aparecen figuras de la política que seguramente poco saben de este deporte, pidiendo cuentas y exigiendo resultados. En concordancia, la comisión de Nevada anuncia seminarios y reuniones para que los jueces sepan cómo darle la puntuación correcta a un individuo que boxea con una calculadora en el guante.

Mi conclusión es que en este tema no existe solución posible. Los jueces le seguirán acertando y le seguirán errando. Nada cambiará con seminarios y reuniones técnicas. El boxeo no es un video-juego, no existe una mirada unitaria sobre los merecimientos ni una computadora que corrija el mal o buen criterio. Más aún, en ningún deporte los jueces son infalibles. El problema es cuando se utiliza esa realidad inevitable para manipular antes y después cualquier posible resultado.

El boxeo vive su mejor momento en términos económicos y mediáticos. Ocupa los primeros planos en preferencia de la audiencia, lidera los eventos de PPV, sus mayores estrellas ocupan los primeros lugares en ganancias y cada día aumenta su presencia mediática. Las victorias generan millones y las derrotas duelen millones. Nadie quiere ser parte de este último grupo. Pero si dejamos que ese interés predomine sobre la esencia misma de este deporte como tal, estamos colaborando en su destrucción.

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