MÉXICO -- La primera impresión podría ser que a los Minnesota Vikings les tembló la mano.

Después de desactivar a Adrian Peterson un encuentro, el de la Semana 2 ante los New England Patriots, los propietarios de la franquicia han anunciado que el corredor estelar se reintegra al trabajo con el club y que jugará el encuentro de la Semana 3.

"La decisión de hoy se tomó después de mucho pensamiento, discusión y consideración. Como quedó en evidencia por nuestra decisión de desactivar a Adrian del encuentro de ayer, claramente se trata de un tema muy importante", expusieron Zygi Wilf y Mark Wilf, en un comunicado donde manifestaron que Peterson regresaba al club.

Adrian Peterson
Getty ImagesTras ser desactivado por un juego, Peterson vuelve a los Vikes

El argumento de que a Peterson se le debe un proceso judicial justo antes de decidir sobre una posible medida disciplinaria por parte de la franquicia que lo emplea es trillado, pero admisible. Lo que preocupa es la falta de congruencia con que se actúa. Y lo peor de todo es que no es un mal que afecta solamente a los Vikings.

Si Minny iba a esperar a que Peterson tuviera "su día en la corte", entonces para qué desactivarlo ante New England. ¿Qué ha cambiado del viernes a hoy en el asunto por el cual el corredor enfrenta cargos por lesionar a un menor, su hijo de cuatro años de edad?

En el proceso no ha cambiado nada, pero los hermanos Wilf saben que en la corte de la opinión pública, el tiempo puede significar todo. Después de la generalizada reacción negativa que recibieron los Baltimore Ravens y la propia NFL por su manejo dudoso del incidente de Ray Rice, y las presión pública que se vertió sobre los Carolina Panthers y San Francsico 49ers para actuar en los casos de Greg Hardy y Ray McDonald, respectivamente, los propietarios de los Vikes tomaron una salida fácil. Prescindir de Peterson por un juego, solamente un juego, es señal de que esperan que el público pierda interés en el asunto y que la reacción negativa en su contra se minimice cuando el corredor regrese.

Reitero --porque no hay que perder esto de vista-- que nada ha cambiado en cuanto al proceso legal que enfrenta Peterson desde el viernes pasado cuando se tomó la decisión de desactivarlo, hasta hoy lunes cuando se optó por su reincorporación al equipo. Es importante señalarlo porque el argumento de que el club desea esperar a que se desahogue el proceso legal en contra de su corredor estelar también carece de mucho sustento histórico.

En octubre del 2011, el esquinero Chris Cook --quien ahora juega para los 49ers-- era un jugador de segundo año para los Vikings, reclutado el año previo en la segunda ronda del draft. En ese momento, su entonces novia lo acusó de intento de estrangulación, y a Cook se le levantaron cargos que, de haber sido encontrado culpable, hubieran acarreado una pena máxima de hasta tres años de prisión. Inmediatamente, los Vikings emitieron un comunicado anunciado la suspensión indefinida, sin paga, para Cook. Eventualmente, el club reviró y reintegró a Cook a la plantilla, acuñando nuevamente la frase de que "esperarían hasta que se resolviera el proceso legal", pero la franquicia pidió al jugador mantenerse alejado de las instalaciones y las actividades del equipo durante ese tiempo.

Cinco meses más tarde, Cook fue absuelto de todos los cargos, después de perderse 10 encuentros de la campaña del 2011. La NFL resolvió no castigar a Cook bajo la política de conducta personal.

¿Por qué --esgrimiendo el mismo argumento de la falta de un debido proceso-- a Cook no se le permitió participar en las actividades del equipo, mientras que a Peterson sí? Es sencillo. La incongruencia deriva del hecho de que Cook no es un jugador de élite en su posición, no es un futuro miembro del Salón de la Fama que domingo a domingo puede cambiar la dirección de los encuentros a favor de los Vikings.

La Familia Rooney es una de las más veneradas en los círculos de la NFL, al grado de que el comisionado Roger Goodell pidió a Art Rooney II, y a John Mara de los New York Giants, vigilar la investigación independiente que hará el ex director del FBI, Robert Mueller, acerca del manejo de la liga del asunto Rice. Pero los propietarios de los Pittsburgh Steelers no están libres del mismo pecado cometido por los hermanos Wilf.

El 20 de marzo del 2008, los Steelers cortaron al receptor abierto Cedrick Wilson, después de que fuera acusado por asalto a su entonces ex novia en un bar. Fue una medida que se adoptó de inmediato por el equipo. El gran problema es que 11 días antes, James Harrison recibió impunidad por la misma falta. A Harrison se le levantaron cargos por asalto a su novia en su casa. De acuerdo al reporte policial, Harrison habría derribado una puerta, roto el teléfono celular de la chica cuando ella intentaba marcar al 911, y después la habría abofeteado.

James Harrison
Getty ImagesHarrison esquivó una sanción grave en el 2008, en Pittsburgh

Dan Rooney, el patriarca de la familia, intentó justificar el proceder ambiguo de su organización, diciendo a reporteros en su momento, de acuerdo a un reporte del Pittsburgh Post-Gazzette, "Sé que existen muchas dudas sobre el por qué cortamos a Wilson y retuvimos a Harrison. Las circunstancias que conozco de los incidentes, son completamente diferentes. De hecho, cuando digo que no condonamos estas cosas, no lo hacemos, pero debemos observar las circunstancias que están involucradas con otros jugadores y cosas así, por lo que no son todas iguales. Lo que Jimmy Harrison estaba haciendo y como ocurrió el incidente, lo que intentaba hacer realmente lo valía. Estaba intentando hacer algo que es bueno, deseaba llevar a su hijo a ser bautizado donde vivía y cosas así. Ella dijo que no lo quería hacer".

¿Así que golpear a una mujer por motivos religiosos se perdona, Sr. Rooney?

Lo que sigue de la historia lo conocemos todos. En esa misma campaña del 2008, Harrison logró 16 capturas, una intercepción, tres pases desviados, siete balones sueltos forzados y un safety, para ganarse la designación como Jugador Defensivo del Año, antes de devolver una intercepción 100 yardas justo antes del entretiempo del Super Bowl XLIII para coronar una campaña de ensueño y la obtención del sexto Trofeo Lombardi para Pittsburgh.

Y pensar, si tan sólo Wilson hubiera sido mejor jugador, hubiera podido disfrutar de todo eso junto a Harrison...

Eventualmente, los cargos en contra de Harrison fueron desechados, después de que la víctima se negara a cooperar con las autoridades en el caso y el ex apoyador se sometiera voluntariamente a un programa de asesoramiento sobre violencia doméstica, un camino similar al que tomó Rice para evitar el juicio, pero sin video.

Sin embargo, el problema real radica en la incongruencia con que actúa la NFL y sus franquicias de un caso a otro, dependiendo en buena medida del nivel de talento del jugador.

Regresando a la línea con la que abrimos esta entrada de blog, diré que no, a los Vikings no les tembló la mano. Simplemente hay una serie de normas para unos jugadores y otra serie de normas para otros jugadores.

Para una liga que procura medir hasta la última pulgada cuando se trata de conseguir un primer intento, está claro que en la National Football League no se mide con la misma vara a todos los jugadores.

De acuerdo a un estudio de hace dos años, citado hace una semana por el San Diego Union-Tribune, 21 de 32 equipos de la NFL tenían entre sus filas a jugadores que habían enfrentado cargos por violencia doméstica o abuso sexual. Según un segundo estudio citado en la misma nota del diario, pero de este mismo año, se señala que desde el año 2000 a la fecha, 83 jugadores de entre 25 y 29 años habían sido acusados de violencia doméstica.

Son números alarmantes, no quepa la menor duda, pero el problema de violencia doméstica no es exclusivo de la NFL. Se trata de un mal que permea todos los estratos de la sociedad, y que debe combatirse desde varios frentes.

Lo que sí es un problema exclusivo de la NFL, es el modo en la liga --y sus 32 franquicias-- deciden lidiar con estos incidentes. Los casos de Peterson y Harrison, en contraste con los casos de sus compañeros Cook y Wilson, son la muestra perfecta de ello.

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Roger GoodellAP PhotoPerdió Roger Goodell porque no importa qué resulte con Ray Rice, su credibilidad fue maculada.

MÉXICO -- El comisionado más punitivo en la historia del deporte norteamericano está echado contra su zona de anotación. Es primera y gol desde la yarda dos.

No es claro quién tiene el balón o incluso qué va a pasar cuando --inminentemente.- anote.

Ray Rice golpeó y humilló a su pareja. Adrian Peterson golpeó con una vara a uno de sus hijos hiriéndole y cortándole la piel.

Y la mariguana, para la NFL, no es tanto así como una droga.

En esta semana no ganó nadie. Perdieron muchos, casi todos.

Perdió el Comisionado, Roger Goodell. Porque no importa qué resulte al final del caso Ray Rice, su credibilidad ha sido maculada eternamente. Y en un puesto como el suyo, la credibilidad es como el aire para respirar.

Perdieron los equipos. No sólo los Ravens. Porque sus políticas para vigilar que sus jugadores adecuen su conducta a los lineamientos que ellos mismos aceptaron en el contrato colectivo de trabajo no sólo es de "laissez faire, laissez passer". Encubre, tolera y disuade a los infractores de quienes ejecutan su cumplimiento.

Perdieron los jugadores. Porque a partir de ahora cada movimiento en falso, cada paso, será vigilado por un escrutinio público filoso. Dispuesto a destruir cuanta carrera sea necesaria con tal de velar por los valores básicos, intrínsecos de cada sociedad.

Perdió la liga. Y no perdió dinero, que es lo que a la larga le atañe con prioridad (y no es que eso esté mal). Perdió porque nuevamente sus miembros son disociados con los valores naturales del deporte.

Y perdimos nosotros, los aficionados. Porque una vez más tenemos que soportar las incesantes críticas al fondo y forma que justifican nuestro pasatiempo favorito. Que es más que un pasatiempo. Pero esta semana se nos redujo el armamento para defenderlo.

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Joe Flacco, Ben RoethlisbergerAP PhotoLos Ravens enfrentan a un viejo conocido en la estela de la polémica por Ray Rice.

MÉXICO -- El M&T Bank Stadim vivirá este jueves una de las rivalidades modernas más atractivas en la AFC. Los Baltimore Ravens reciben a los Pittsburgh Steelers en un choque que medirá las aspiraciones del segundo mejor equipo en el Norte.

Pittsburgh (1-0) acecha a Cincinnati, que venció a los Ravens (0-1) la semana pasada, toda vez que ganaron en su debut ante los Cleveland Browns, aunque dejaron muchas dudas sobre su manejo de partido.

Aquí hay tres claves a seguir en el duelo de este jueves:

1. JOE FLACCO DA LA CARA ANTE SU PÚBLICO
Desde el 2010, el mariscal de campo de los Ravens tiene récord de 27-6 en casa y no ha perdido duelos consecutivos en su terreno más que una ocasión en su carrera profesional.

Flacco se mostró irregular en el debut contra los Bengals pero podría ver resultados si madura mientras avanza el partido, tomando en cuenta que los Steelers le permitieron 24 puntos sin respuesta a los Browns en la Semana 1.

La marca de Flacco en los últimos seis partidos contra los Steelers contempla cuatro victorias y un porcentaje de completos de 61, con siete touchdowns y una intercepción.

2. EL MARGEN SERÁ POCO, LOS PUNTOS MUCHOS
Las últimas cinco veces que ambos equipos se encontraron, el marcador no dejó espacio para ventajas de más de tres puntos. Un 11 de septiembre, pero del 2011, los Ravens batieron 35-7 a los Steelers en el M&T Bank, último registro de una paliza entre ambos.

Con las defensivas en vías de madurez, esperamos un intercambio de golpes constante que se extenderá hasta los últimos minutos.

Los jugadores clave que se verán activos en el marcador, fuera de los pasadores, serán los corredores Le'Veon Bell y LeGarrette Blount, así como el receptor Antonio Brown. Flacco tendrá suficientes objetivos con Steve Smith, Torrey Smith y Dennis Pitta.

3. LA VIDA DESPUÉS DE RAY RICE
Los Ravens buscan dar vuelta a la página del capítulo más amargo que han vivido este 2014. Unos días después de cortar al corredor Ray Rice a causa del video donde se le muestra golpeando a su pareja, Baltimore se presenta en su estadio con la intención de regalarle a su gente una necesitada sonrisa.

El corredor Justin Forsett tuvo una actuación decorosa en la Semana 1 con 70 yardas terrestres y una anotación, al tiempo que Bernard Pierce lleva tiempo demostrando que es un suplente confiable. Ninguno de ellos porta el liderazgo que Rice irradiaba en el vestidor, pero los resultados podrían ser su mejor arma para dejar la controversia en el pasado.

Si Baltimore cae a 0-2, los problemas de Rice podrían volverse el inicio del espiral desastroso para un equipo que no ha logrado establecer su renovación.

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BRISTOL -- El brutal y grotesco ataque que el ahora ex corredor de los Baltimore Ravens, Ray Rice, perpetró contra su ahora esposa Janay Palmer en el elevador de un hotel en Atlantic City, New Jersey, en febrero ha arrojado una sombra sobre la NFL, en especial sobre el comisionado Roger Goodell, no por las aparentes manos de seda con las cuales inicialmente se manejó el caso, sino por lo que ahora, a todas luces, aparenta ser un encubrimiento en todas las esferas.

Por mucho menos, el ex presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, tuvo que renunciar a la presidencia cuando, como la pequeña bola de nieve que se convirtió en la avalancha que hoy conocemos, Watergate explotó ante la luz pública.

El miércoles salió a relucir que la oficina del comisionado de la NFL tuvo conocimiento del brutal video --que ahora se ha convertido en parte casi obligatoria de todas las páginas de Facebook, Twitter e Instragram de todo fanático del deporte-- casi tres meses antes de que la NFL anunciara una leve suspensión de dos partidos contra Rice, quien estuvo desde febrero hasta el comienzo de la temporada en una misión constante, patrocinada por la liga y por su equipo, por limpiar su imagen.

Roger Goodell
Getty ImagesGoodell declaró no temer por su empleo

Al mismo tiempo, Goodell y la NFL develaban su "nueva" posición sobre la violencia doméstica: una suspensión de seis partidos por la primera ofensa y una suspensión de por vida por la segunda. En inglés, a eso le llaman "damage control". En buen español, eso se llama "cubrirse el trasero".

Con lo que estamos conociendo hoy, el pasado 28 de agosto, cuando Goodell envió una comunicación a todos los dueños de la NFL admitiendo que su manejo del caso "no fue el correcto", era simplemente una movida preventiva.

Con todo lo que está ocurriendo tras bastidores, podemos fácilmente deducir que Goodell sabía que, tarde o temprano, el video iba a salir a la luz pública.

Tras la publicación por parte de TMZ del video completo, Rice no es el único que ha actuado de manera repugnante en este caso.

Las autoridades del orden público, Goodell, la NFL y los mismos Ravens deberían emitir una disculpa pública por tratar de tapar el cielo con la mano e intentar rehabilitar a un criminal y darle un trato que no se le da a Juan del Pueblo.

Que no quede duda, Ray Rice es un criminal.

Y las acciones de Goodell, en su análisis más simple, equivalen a que utilizó la liga para albergar a ese criminal. Eso también, a nivel estatal y federal, es un crimen.

La presidenta de la Organización Nacional de Mujeres, Terry O'Neill, emitió unas declaraciones que no pudieron estar más acertadas en estos momentos.

"La NFL ha perdido su camino. Ya no tiene un problema de Ray Rice; tiene un problema de reconocer lo que es la violencia contra las mujeres. La única solución viable es que Roger Goodell presente su renuncia y que su sucesor nombre un investigador independiente con toda la autoridad para investigar y amasar evidencia real sobre la violencia doméstica, la violencia de género, el asalto sexual y el acoso dentro de la comunidad de la NFL y que recomiende verdaderas reformas que perduren", dijo O'Neill.

Después de todo, el caso de Ray Rice es el más reciente de una fila larga de casos de violencia doméstica que han plagado la liga por años. El de Rice es el más sonado porque es el único caso del cual el público en general tiene la evidencia en sus manos. Y la evidencia es gráfica.

Lo más triste es que, con las noticias que estamos escuchando ahora, la misma evidencia estaba en manos de Goodell en abril.

A Nixon le tomó unas semanas renunciar y en ese tiempo, el mero escándalo dejó a una nación lacerada por generaciones.

Ojalá que "NFL Nation" no tenga que pasar por ese mismo dolor.

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MÉXICO -- Hace poco más de dos meses y medio, escribí una entrada para este blog titulada "Traspié de Goodell con el asunto Rice". En ella critiqué la postura de la NFL y de su comisionado, Roger Goodell, por emitir un castigo demasiado liviano a Ray Rice en conexión al incidente de violencia doméstica en contra de su ahora esposa, Janay Palmer.

El asunto se recrudeció el día de ayer, cuando el sitio TMZ.com dio a conocer el video --cuya existencia anticipamos en aquella pieza-- del interior del elevador en el Casino de Atlantic City donde ocurrió el incidente.

En el seno de los Baltimore Ravens, los que toman las decisiones se reunieron de inmediato: el propietario Steve Bisciotti, el presidente Dick Bass, el gerente general Ozzie Newsome, y el entrenador en jefe John Harbaugh. La franquicia tomó la decisión de cortar al corredor de inmediato, respaldada por una suspensión indefinida que llegaría cortesía de Goodell y la liga, momentos más tarde.

Aplausos para todos por actuar con mano dura, ¿no es así? No precisamente.

Antes de empezar a repartir palmadas en la espalda, hay que hacernos varias preguntas importantes.

La primera tiene que ver con el argumento de los Ravens y la NFL, confirmado el día de hoy por Harbaugh y el portavoz de la NFL, Greg Aiello, respectivamente, de que el video que salió hoy a la luz no había sido visto con anterioridad por ninguna de las dos entidades.

¿Hemos de creer que la NFL, un negocio de cerca de 10 mil millones de dólares anuales, no pudo haber conseguido un video durante su investigación original sobre el incidente, que TMZ.com sí pudo conseguir? Entonces me da la impresión de que lo buscaron sin muchas ganas de hallarlo.

John Harbaugh
Getty ImagesLa lentitud con que actuaron los Ravens es indignante

La segunda tiene que ver con la desesperante pasividad con que actuó, hasta hoy, la franquicia. Previamente, Harbaugh respaldó públicamente a su jugador, ofreciendo declaraciones trilladas estilo "Ray ha hecho todo lo que hemos pedido", "Seguiremos adelante como organización", etc. Más allá del cambio repentino de dirección en la actitud del club --sin duda movidos por la fuerte reacción adversa que estalló en contra del jugador en redes sociales-- hay que preguntarse, ¿por qué no hizo nada el equipo en primera instancia?

La explicación de Harbaugh ante reporteros durante la tarde de ayer, en su usual conferencia de prensa de los lunes: "[El video] es algo que vimos por primera vez hoy, todos nosotros. Cambió las cosas, por supuesto. Hizo las cosas un poquito distintas".

¿Un poquito?

Y ya que tocamos el tema, vale la pena hacer un paréntesis para mencionar el tema de las redes sociales. En la opinión del ex compañero de Rice, Le'Ron McClain, las redes sociales destruyeron el día de ayer la vida de un hombre y de su familia.

Con todo respeto Sr. McClain, está usted equivocado. La vida de ese hombre quedó arruinada desde el momento en que decidió golpear a una mujer, a su mujer, y el impacto que recayó sobre su familia es un resultado directo --si bien no inmediato-- de ello. Por esa acción, y no por la opinión de los demás, es que Rice es una ruina de hombre.

McClain borró su publicación de Twitter, eventualmente.

Quizás sea cierto que gracias a la reacción que se originó en los medios tradicionales y en medios sociales se haya desencadenado una serie de eventos ayer que incluyeron una sanción más seria para Rice. Sin embargo, el único que golpeó a Palmer --literalmente hablando-- fue Rice. Las risibles medidas iniciales de la liga, y la inexistente reacción del club, fueron golpes en sentido figurado a la dignidad de esa mujer.

Uno de los puntos más penosos de todo el asunto es que, probablemente, si TMZ.com ni ningún otro medio publica el video, Rice se queda con el castigo original. Eso debe preocupar seriamente.

Pasando a la cinta en sí, hay varias cuestiones pendientes, también.

Para empezar, diré que no hace falta verlo más de una vez para sentir náuseas. Recordando el primer video que se hizo público --grabado desde el exterior del elevador cuando Rice saca a Palmer a rastras--, pienso que era relativamente sencillo imaginar lo que veríamos en el video del interior, en caso de que saliera a la luz, como aconteció ayer. Si ya todos teníamos una cierta idea de lo que sucedió en el interior, ¿qué mueve a la liga a reemplazar una suspensión de dos partidos a una indefinida? ¿Qué mueve a la franquicia a cortar un jugador, después de haberse cruzado de brazos por tanto tiempo? O como bien preguntó mi colega de ESPN, Louis Riddick, al aire: "¿Qué esperaban ver en este video?".

Volviendo a la declaración de Harbaugh, ver el video no debió haber cambiado nada; el club y la liga debieron haber actuado de otra manera desde el principio.

Otra cuestión que me parece aberrante es la calma con que actúa Rice después de dejar inconsciente a Palmer. Tras el puñetazo que le propina al rostro, y el aparente golpe que ella se da con el barandal del interior del elevador mientras cae, queda totalmente inmóvil sobre el suelo, mientras Rice la contempla con tranquilidad. No hay sorpresa, no hay alarma en su actitud. Eso resulta completamente aberrante.

Baltimore Ravens
AP PhotoAyer, el equipo retiró pancartas en apoyo a Rice

Me gustaría saber qué piensan ahora las decenas de fanáticos que recibieron con porras y aplausos a Rice durante el arranque del pasado campamento de entrenamiento del equipo. Ojalá ellos, como la liga, hayan cambiado de opinión acerca del incidente.

Finalmente, mi también colega en ESPN, J.A. Adande, eleva la siguiente pregunta: "Si Rice no fue enviado a prisión después de este video, ¿cómo deben recibir justicia las mujeres maltratadas que no cuentan con un video?". Los pormenores del proceso legal --que acabó rápidamente sin juicio para Rice-- no son tema de este blog, pero la interrogante ahí queda.

Las declaraciones de Goodell de la semana pasada, en el sentido de que la NFL elevaría las sanciones a incidentes de violencia doméstica --seis juegos para la primera ocasión y veto de por vida de la liga para a primera reincidencia-- suenan huecas cuando consideramos que los San Francisco 49ers, dirigidos por Jim Harbaugh, hermano de John, alinearon a Ray McDonald en el juego de apertura de temporada el pasado domingo. McDonald está siendo investigado por violencia doméstica, tras un arresto de la semana pasada. Los Niners también han dicho que su liniero defensivo jugaría la siguiente semana, con todo y el escándalo Rice tomando por asalto las primeras planas deportivas, y Goodell anunció que dejaría correr el proceso legal antes de decidir si el asunto amerita sanción.

Así que la mano dura no es tan dura, y tampoco es muy veloz.

Entiendo que no hay motivos para suponer a priori que McDonald es culpable, pero lo menos que puede hacer la liga y el club --ya sea en conjunto o en forma separada-- es ordenar una investigación independiente del hecho.

Greg Hardy participó en la victoria de los Carolina Panthers ante los Tampa Bay Buccaneers de la Semana 1, pese a que fue hallado culpable por dos cargos de violencia en contra de su ex prometida durante el receso de temporada reciente. Pero eso sí, no se le vaya a ocurrir volverse a pintar la cara como "The Kraken", porque las multas de la NFL arribarán de manera expedita a sancionar "violaciones a la política del uniforme". Su caso legal está en proceso de apelación.

La NFL tuvo la oportunidad de convertirse en figura líder para la cruzada contra la violencia de género. La dejó pasar en el caso Rice, y en múltiples casos similares. No actuó a tiempo, y bochornosamente se vio obligada a aumentarle peso a una sanción inicial que se antojaba simbólica, gracias a la presión pública.

No, no es momento de repartir felicitaciones ni ofrecer palmadas en la espalda a nadie.

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Ray Rice, Janay PalmerGetty ImagesEl castigo se queda muy corto respecto al tamaño de la ofensa en el asunto Ray Rice-Janay Palmer.

MÉXICO -- Finalmente cayó el peso de la justicia sobre el corredor de los Baltimore Ravens, Ray Rice, después de que la NFL anunciara de manera oficial su castigo por violar la política de conducta personal de la liga.

La sorpresa que nos llevamos fue que, al menos en este caso, el peso de la justicia fuera tan liviano.

Rice será suspendido dos encuentros, y perderá el cheque de juego de un tercer juego, además de que deberá cubrir una multa por 58,000 dólares después de haber golpeado a Janay Palmer, su entonces prometida --y ahora esposa--, en el elevador de un casino/hotel de Atlantic City el pasado 15 de febrero.

En total, no jugar dos encuentros y perder la cantidad de 763,882 dólares --la suma entre el dinero que dejará de percibir por tres cheques de partido más la multa-- sabe a muy poco por un incidente que conlleva una grave repercusión social. Rice es uno de los jugadores más populares de la liga, y el video que filtró en su momento TMZ del corredor sacando a rastras a su esposa --presumiblemente inconsciente-- del elevador es escandaloso.

El comisionado de la NFL, Roger Goodell, ha enfatizado constantemente desde que asumiera el cargo en el 1° de septiembre del 2006, la protección de la imagen de la liga, de la integridad del escudo. Goodell ha impuesto castigos severos a un puñado de jugadores por todo tipo de ofensas.

Sin embargo, cuando un episodio de violencia doméstica, que además quedó grabado en video --existen imágenes de lo que sucedió dentro del elevador que no han sido divulgadas-- recibe lo que se percibe como apenas un leve manazo, empezamos a sentir el tipo de incongruencias que minan la autoridad de Goodell, ponen en duda la legitimidad de su causa y manchan ese mismo escudo de la NFL que tanto habla de proteger.

¿Cómo explicar que Mike Priefer se perderá más partidos para los Minnesota Vikings, que Rice para los Ravens?

Los Vikings --no la NFL-- suspendieron por tres encuentros a Priefer, su entrenador de equipos especiales, después de ordenar una investigación exhaustiva por las acusaciones del ex pateador de despeje del equipo, Chris Kluwe, en el sentido de que Priefer usó insultos homofóbicos en el vestidor.

Aclaro que no me parece excesiva la sanción para Priefer. Pienso que el equipo dio una excelente lección de cómo se deben manejar los problemas dentro de la franquicia, actuando con severidad antes de esperar a que la liga actuara, y creo que el castigo es adecuado.

Simplemente creo que el castigo a Rice, comparándolo con lo de Priefer, debió haber sido mucho más extenso.

Eso sin mencionar el asunto de Terrelle Pryor, que si miramos hacia atrás, parece ridículo en comparación. Goodell suspendió cinco encuentros al mariscal de campo por su papel en el escándalo de Ohio State por el cual varios jugadores, incluyendo a Pryor, intercambiaron jerseys y otros objetos de memorabilia a cambio de beneficios impropios, como dinero y tatuajes. Goodell sancionó a un jugador por algo que hizo cuando no pertenecía a la NFL, y cuyo castigo habitual no pasa de perder la elegibilidad colegial, además de las sanciones que se impusieron al programa de los Buckeyes.

La suspensión del receptor abierto estelar de los Cleveland Browns, Josh Gordon, no ha sido anunciada oficialmente, pero fuentes de la liga han reportado que se perdería toda la temporada del 2014 tras haber arrojado su tercer positivo en pruebas de control. De acuerdo al propio jugador, la última prueba fallida fue por mariguana.

La percepción aquí --y sólo hay que darse una vuelta por redes sociales para tener una idea-- es que fumar demasiada mariguana es equivalente a golpear a ocho mujeres, según la NFL.

Desde luego, la percepción no siempre corresponde a la realidad, pero a veces la supera en importancia. Con cada acto reincidente, la NFL impone penas más severas. Cuando un jugador es suspendido cuatro encuentros significa que ya ha arrojado dos pruebas positivos (ya sea por drogas recreativas o por sustancias prohibidas, como podrían ser esteroides), y después de la primera, usualmente el jugador únicamente ingresa a un programa de asesoría, además de que queda sujeto a pruebas al azar por parte de la NFL. Una suspensión de un año es prueba de que el jugador ha fallado tres pruebas de control.

En el caso de la política de conducta personal, conforme se van acumulando los incidentes, también crecen las sanciones. Si Rice volviera a verse involucrado en una disputa de violencia doméstica, con toda certeza, el castigo no sería de únicamente dos partidos de suspensión.

Sin embargo, hay que reiterar que la percepción es en ocasiones más importante que la realidad, y la percepción aquí es que la NFL es más permisiva con la violencia de género que con incidentes de insultos verbales o el consumo de drogas recreativas.

El mensaje que manda Goodell con un castigo tan leve mancha el mismo escudo que está tan empecinado en proteger, según sus propias palabras.

Desde luego, los Ravens no están exentos de culpa. La conferencia de prensa que se llevó a cabo el pasado mes de mayo fue una broma de mal gusto. Rice se presentó ante los medios pidiendo disculpas al equipo por el incidente, sentado al lado de Palmer, quien a su vez pidió disculpas por su "rol en el incidente". En ningún momento, Rice le pidió disculpas a su ahora esposa.

Lo peligroso de todo el asunto es que de algún modo se empieza a coquetear con la aberrante noción de que, de algún modo, las mujeres tienen cierto grado de culpa cuando son víctimas de este tipo de maltratos.

Inclusive las palabras de John Harbaugh, entrenador en jefe de los Ravens, parecen tomar el asunto a la ligera.

"No es un gran problema", dijo Harbaugh después de que se diera a conocer la suspensión de su corredor, hablando sobre no contar con él por dos partidos. "Es simplemente parte del proceso... Respaldo a Ray, es un gran tipo. Lo ha hecho todo correcto desde entonces".

No hay nada de malo en respaldar a tu jugador cuando atraviesa una situación difícil, pero un enunciado delineando que tanto él en lo personal, así como el equipo al que representa, desaprueban toda clase de violencia a las mujeres hubiera sido adecuado. Eso sin mencionar que de haberse tratado del cuarto corredor en el orden de plantilla, y no el estelar, ya hubiera sido cortado.

La liga se ha metido en una situación delicada ante la corte de la opinión pública. Claramente, la sanción parece quedar muy pequeña con respecto a la ofensa en un caso en el que, de haber sido sentenciado, Rice pudo haber ido a prisión de tres a cinco años.

Y las cosas podrían empeorar para Goodell.

El apoyador Daryl Washington de los Arizona Cardinals ha sido suspendido por la totalidad de la campaña del 2014 tras arrojar positivo por tercera ocasión por uso de sustancias prohibidas. Sin embargo, también fue arrestado en mayo del año pasado y enfrenta cargos por asalto agravado en contra de la madre de su hija, a quien habría empujado a dos manos causando una fractura en su clavícula. En mayo de este año, Washington se declaró culpable en el incidente y enfrenta un año de libertad probatoria. La NFL todavía no anuncia un castigo para Washington por esta violación de la política de conducta personal, pero Goodell se halla entre la espada y la pared.

Si el castigo para Washington es similar al de Rice, el comisionado estará reforzando la idea de que para la liga los incidentes de violencia de género no son asunto grave. Si es un castigo significativamente mayor, entonces será objeto de acusaciones en el sentido de que no se mide a todos los jugadores con la misma vara.

El momento no podría ser peor para Goodell, justo después de elogiar a Adam Silver por el modo en que su homólogo de la NBA actuó con severidad y prontitud en el asunto de Donald Sterling.

¿Qué hacer, qué hacer?

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BRISTOL -- El draft de la NFL tuvo una duración de tres días, siete rondas y 256 selecciones. Los Houston Texans iniciaron el sorteo reclutando a Jadeveon Clowney de South Carolina y lo terminaron eligiendo al profundo de Memphis, Lonnie Ballentine.

Jadeveon Clowney
APClowney fue el primer jugador elegido en el draft

Muchas cosas sucedieron en el proceso, así que ESPN Stats & Information está aquí para presentar las mejores notas, estadísticas y tendencias del draft.

  • Los Texans iniciaron y terminaron un draft que no tuvo a ningún jugador elegido de la Universidad de Texas. Fue la primera vez desde 1937 que un jugador de los Longhorns no es reclutado en el draft.
  • Entre las universidades pequeñas que tuvieron jugadores elegidos este año figuran: Lindenwood, Pittsburg State, Bloomsburg (Pennsylvania), McGill (Canadá), Concordia University (St. Paul) y Saginaw Valley (Michigan).
  • Clowney fue el primer jugador defensivo reclutado con la primera selección global desde Mario Williams en el 2006, quien también fue elegido por los Texans.

  • Clowney fue la primera selección en el 2014 de la SEC, pero no fue el último. Por octavo año consecutivo, la SEC tuvo la mayor cantidad de jugadores elegidos en el draft (49). La siguiente conferencia con más reclutas fue la ACC con 42 selecciones.
  • La SEC también dominó la primera ronda. La SEC tuvo 11 selecciones en la primera vuelta, más del doble que su más cercano perseguidos (la ACC con cinco).
  • Un par de esas selecciones de primera ronda fueron C.J. Mosley y Ha Ha Clinton-Dix de Alabama. Con esas selecciones, Alabama se convirtió en la primera universidad en la era del draft común en tener múltiples selecciones de primera ronda en cinco drafts consecutivos.
  • LSU tuvo más jugadores elegidos que cualquier otra escuela (nueve). Alabama empató en el segundo lugar con el mayor número de selecciones con Notre Dame (ocho). Ninguna otra universidad de la SEC tuvo más de cuatro selecciones.
  • Por segundo año consecutivo, LSU tuvo la mayor cantidad de jugadores elegidos que se declararon anticipadamente al draft. Seis de las nueve selecciones de este año se declararon anticipadamente luego de que ocho fueran elegidos la temporada pasada.
  • En total, un récord de 61 seleccionados este año se declararon anticipadamente al draft (el récord anterior era de 53 en el 2013). Sin embargo, 41 declarados anticipados no fueron elegidos.
  • La posición de esquinero fue la más codiciada en el draft del 2014 con 36 jugadores elegidos. No sorprende que la siguiente posición más buscada haya sido la de receptor abierto (33).
  • Los corredores siguen siendo ignorados en la primera ronda ya que ninguno fue elegido por segundo año consecutivo. Todos los sorteos en la era del draft común (desde 1967) tuvieron corredores elegidos en la primera vuelta.
  • El primer corredor no fue tomado hasta la selección global N° 54 (Bishop Sankey, Tennessee Titans). Eso es lo más bajo que ha sido seleccionado el primer corredor en la historia.
  • Ningún equipo estuvo más activo en este draft que los San Francisco 49ers y los New York Jets. Ambos equipos realizaron 12 selecciones.
  • Ningún equipo estuvo más inactivo que los Indianapolis Colts, que realizaron cinco selecciones en los tres días. Los Colts canjearon su selección de primera ronda de este año por el corredor Trent Richardson.
  • Los St. Louis Rams estuvieron activos manteniendo compañeros unidos. Seis equipos reclutaron alguna pareja de compañeros universitarios, sin embargo los Rams lo hicieron dos veces. St. Louis tomó a Greg Robinson y Tre Mason de Auburn y E.J. Gaines y Michael Sam de Missouri.
  • Aunque juegan en Missouri, los Rams eligieron al doble de los jugadores de la Universidad de Missouri que eligieron desde que se reubicaron en St. Louis en 1995.
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    Peyton Manning, Aaron RodgersAPPor categorías, hay dos respuestas válidas, Peyton Manning y Aaron Rodgers, depende cómo lo vean.

    BRISTOL -- Si tratáramos de construir al mariscal de campo perfecto desde una perspectiva estadística, ¿qué partes de cada pasador lo comprenderían?

    Tratemos de enlistar cuáles son los mejores mariscales de campo cuando se trata de seis rangos estadísticos distintos.

    Fuerza de brazo
    El mariscal de campo Drew Brees de los New Orleans Saints lideró o empató la NFL en pases completos (31), yardas aéreas (1,142), primeras oportunidades (30) y jugadas de 30 yardas (21) en lances de más de 20 yardas hacia el frente.

    En los últimos cuatro años, nadie tiene más pases de anotación en esos lances que Brees (38). Sólo ocho mariscales tienes al menos 21, un total que empata el diferencial de Brees en anotaciones/intercepciones en esos pases profundos.

    Precisión
    El pasador Aaron Rodgers de los Green Bay Packers es el único en su posición que ha completado al menos 65 por ciento de sus pases en cada una de las últimas tres temporadas. Su +87 en diferencial de anotaciones/intercepciones es el mejor de la NFL en dicho período.

    Toma de decisiones/Control de balón
    En las últimas tres temporadas, el mariscal de campo Tom Brady de los New England Patriots ha lanzado una intercepción o soltado el balón cada 90.5 jugadas. Ningún otro pasador regular tiene un rango de más de 73 jugadas entre intercepciones y balones sueltos durante ese período.

    Brady ha lanzado intercepciones en únicamente 1.4 por ciento de sus intentos de pase las últimas tres temporadas, el índice más bajo en la NFL.

    Habilidad para correr
    El mariscal de campo Robert Griffin III de los Washington Redskins fue el mejor en yardas terrestres (815), yardas por acarreo (6.8) y yardas por escapada (9.6) entre los pasadores con al menos 50 intentos de acarreo la temporada pasada.

    Griffin añadió 16.5 puntos esperados cuando corría el año pasado; fue el único pasador que sumó más de 10 puntos esperados cuando corrió el balón.

    Presencia en la bolsa
    El mariscal de campo Eli Manning de los New York Giants fue capturado cada 27.9 jugadas de pase, el mejor promedio para un lanzador la temporada pasada. Manning y Matt Cassel fueron los únicos pasadores en ser capturados menos de 20 veces el año pasado (19), pero Cassel tuvo 258 jugadas de pase menos que Manning.

    Los demás detalles
    Cuando factorizamos en cosas como resistencia, éxito en regresos del último cuarto, marca de gira y de postemporada, el mariscal de campo Joe Flacco de los Baltimore Ravens sale ganando.

    Flacco tiene 63 victorias de temporada regular/postemporada en sus primeros cinco años en la NFL, la mayor cantidad para cualquier pasador en la era del Super Bowl. Flacco también es el primer mariscal en la historia de la NFL en ganar un juego de postemporada en cada una de sus primeras cinco temporadas.

    Flacco tiene seis victorias de postemporada fuera de casa, la mayor cantidad para cualquier pasador en la historia de la NFL, y sus siete triunfos de gira o en sitios neutrales lo empata con Eli Manning como la mayor cantidad en la historia de la postemporada.

    Así que, ¿quién es mejor?
    Depende de cómo lo veas. Hay dos respuestas razonables.

    Una sería Aaron Rodgers, quien califica mejor cuando evaluamos bajo todas las medidas listadas arriba. Ha ranqueado tercero, primero y quinto en Total QBR las últimas tres temporadas.

    La otra sería Peyton Manning, quien no es el mejor en ninguna de las estadísticas mencionadas, pero su Total QBR fue el mejor de la NFL la temporada pasada y fue una décima de punto más alto que el de Rodgers en los últimos tres años.

    No obstante, Manning sólo jugó en dos de esas tres campañas debido a una lesión.

    De cualquier forma, es difícil equivocarse.

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    Maurkice PounceyAPLa lamentable lesión de Maurkice Pouncey ocurrió en una jugada inexplicable de un compañero.

    MÉXICO -- Se disputó la jornada dominical de la Semana 1 de la NFL, y los temas para comentar son varios. Aquí algo de lo más relevante:

    Lo bueno. La soberbia actuación de Peyton Manning, quien a sus 37 años de edad, lanzó para 462 yardas y siete --sí, siete-- pases de anotación, guiando a los Denver Broncos a un triunfo sencillo sobre los Baltimore Ravens en el juego inaugural del jueves por la noche. Manning logró involucrar prácticamente a todos sus receptores con jugadas importantes, destacando sobre todo la actuación del ala cerrada Julius Thomas, un jugador que en dos temporadas llevaba una recepción para 5 yardas en la NFL. Manning conectó en la noche cinco veces con Thomas, para 110 yardas y dos touchdowns. La marca de un jugado grande es su capacidad para elevar el nivel de quienes lo rodean, y Manning cumple con este requisito. No sorprende necesariamente que los Broncos hayan superado a los Ravens, pero sí sorprende la facilidad con que sucedió.

    Lo malo. Únicamente ocho equipo lograron un promedio de 4.0 yardas o más por acarreo en lo que va de la Semana 1, y únicamente seis intentaron al menos 30 acarreos. La liga está desbalanceada hacia el ataque aéreo, algo que no es nuevo, pero aunque se corra poco, hay que correr con efectividad. Los Miami Dolphins intentaron 23 acarreos contra los Cleveland Browns, acumulando apenas 20 yardas en el duelo, para un miserable promedio de 0.9 yardas por intento. La carrera más larga fue de apenas 5 yardas, y por esta vía solamente acumularon un primer intento. Miami logró sacar el partido, pero no ganarán muchos partidos si no demuestran la capacidad de mover las cadenas por tierra en algún momento.

    Lo feo. Todavía sigo sin entender qué pretendía hacer David DeCastro, el guardia derecho de los Pittsburgh Steelers. El centro Maurkice Pouncey se encontraba bloqueando a un liniero de los Tennessee Titans en una jugada por tierra, cuando DeCastro inexplicablemente se lanza hacia las piernas de su compañero, causando rotura de ligamento cruzado anterior y del cruzado medial en la rodilla derecha del centro All-Pro. Se puede alegar que DeCastro estaba apuntando hacia las rodillas del rival, dado que se trataba de una carrera con bloqueos por zona, y los bloqueos a las piernas son parte de ese sistema terrestre. Sin embargo, el rival estaba siendo ocupado por Pouncey, y de haber contactado al rival, DeCastro hubiera puesto en peligro las rodillas del liniero defensivo, aparte de ganarse un castigo por chop block. Sin embargo, DeCastro parece tirarse directo hacia Pouncey, no al rival. Ninguno se mueve repentinamente, y es claro que nadie empuja a DeCastro hacia el suelo (como fue el caso de Marshal Yanda hacia Michael Oher en el duelo del jueves). La temporada se acabó para Pouncey, por mucho el mejor liniero de Pittsburgh, gracias a una jugada sin sentido ni explicación de DeCastro.

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    La confirmación de un candidato

    FECHA
    06/09
    2013
    por Sebastián Martínez-Christensen

    Peyton ManningChris Humphreys/USA TODAY SportsPeyton Manning igualó un récord de la NFL al lanzar para siete touchdowns ante Baltimore

    MIAMI -- Las estadísticas de Peyton Manning hablan por sí solas.

    Los Denver Broncos dieron una demostración de poder y Manning se convirtió en apenas el sexto mariscal en la historia en lanzar para siete touchdowns.

    No es un typo, fueron siete pases de anotación.

    Y a pesar de que nadie podía esperar una actuación semejante, la realidad es que sabíamos que la ofensiva de Denver era una potencia.

    A pesar de tener un corredor por comité --ayer Knowshon Moreno tuvo la mayoría de acarreos--, tienen tantas armas por aire que asustan a cualquiera.

    Yo me sigo rascando la cabeza cuando pienso que los Patriots dejaron "caminar" a Wes Welker por no querer ofrecerle dinero ínfimo a un receptor abierto que ldiera a la liga en atrapadas en los últimos seis años combinados.

    Sí, ayer cometió un error costoso y a veces deja caer pases, pero es imposible de marcar en el uno a uno y ayer probó ser el objetivo favorito de Manning ya de entrada.

    Si a eso le sumamos a Eric Decker y a Demaryius Thomas, entonces apaga y vámonos.

    Ya los fans de los Broncos están adulando a Julius Thomas también pero tranquilos que podría ser el próxim Kevin Ogletree, que brilló en la primera jornada el año pasado y luego se cayó como un piano.

    Además, el cirujano Manning hasta hizo brillar a Jacob Tamme en su momento.

    En conclusión, esta ofensiva mete miedo, pero como diría Bugs Bunny, "¿Qué hay de nuevo viejo?"

    Preocupante lo de la defensiva de los Ravens, que fue desastrosa de principio a fin.

    Cambio de nombres y cambio de identidad.

    No intimidan a nadie y ayer tuvieron suerte de que la tormenta eléctrica pareció sacar de ritmo en el inicio a Manning. De lo contrario, Denver hubiese anotado 70 puntos.

    Para ser justos, debo admitir que estuvieron mucho tiempo en el terreno y lucieron muy cansados en el complemento.

    Pero no es excusa, deben mejorar.

    A la ofensiva, los Ravens también dejaron dudas.

    No pudieron correr y la lesión de Dennis Pitta probó ser tan importante como esperábamos.

    Dallas Clark dejó caer un touchdown y Ed Hickson brilló por su ausencia.

    Para colmo de males, Jacoby Jones se lesionó luego de que un compañero lo golpeara sin intención, y los huecos de Baltimore se acrecentaron.

    Lo bueno es que el novato Marlon Brown mostró algunas cosas interisantes.

    Todo lo que pudo haberle salido mal a los Ravens les salió mal, pero no hay que ser prisioneros del momento y descartarlos ya.

    Hubo momentos en la temporada pasada en la cual pensé que los Ravens estaban muertos y terminaron ganando el campeonato.

    Lo importante no es cómo se comienza sino cómo se termina.

    Pero volvamos a los Broncos por un momento, y hablemos de su defensiva.

    Porque yo quería ver cómo ejercían presión sobre el mariscal rival sin Von Miller ni Elvis Dumervil --ahora con los Ravens-- y cómo sobrevivían sin Champ Bailey en el fondo.

    En la primera mitad sobre todo, a los Broncos les costó mucho llegarle a Joe Flacco. La situación mejoró en el complemento (Shaun Phillips tuvo dos capturas y media), pero será un problema mientras no esté Miller.

    Bailey no es el mismo de antes, pero sigue siendo el mejor allí atrás y Denver lo necesita saludable. No obstante, fue una gran actuación de Dominique Rodgers-Cromartie.

    A fin de cuentas, hay cosas por mejorar y eso es lo que asusta de Broncos.

    Sin un par de sus máximas figuras, desmantelaron al campeón defensor.

    Y a juzgar por esta actuación del cirujano Manning, Baltimore no será el único en sufrirlos.

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