La menor sigue siendo la mejor

La nueva número uno del mundo, Serena Williams, venció a su hermana mayor Venus por 7-6 (7-4) y 6-3 en la final del torneo de Wimbledon, repitiendo así la definición de Roland Garros

OTRA VEZ LA MENOR
Como en Roland Garros, Serena Williams (izquierda) se llevó la final de Wimbledon ante su hermana mayor Venus
LONDRES -- Los ojos, la cara de Serena Williams reflejaron más que nunca su furia y su ambición para conseguir por primera vez el título en Wimbledon, su deseo desde niña, al vencer a su hermana Venus, campeona en las dos últimas ediciones, por 7-6 (7-2) y 6-3, y tomar el relevo en la familia.

Serena, que a partir del lunes será la undécima jugadora en ocupar el trono mundial, derrotó a Venus en una hora y 18 minutos y en dos sets, y con un marcador muy parecido al que obtuvo hace cuatro semanas en París, para cortar una racha de 20 partidos consecutivos ganados de su hermana en el All England Tennis Club y colocar su nombre en la bandeja de plata que corona a las ganadoras.

La menor de las Williams, la mejor sin duda hoy, consiguió así el décimo sexto título de su carrera, y el cuarto en esta temporada tras sus victorias en Scottsdale, Cayo Vizcaíno, Roma y Roland Garros. Es además el tercero del Grand Slam que se anota: US Open en 1999 y París 2002, a sólo uno de igualar con su hermana: dos Wimbledon y dos US Open (2000 y 2001).

La final fue un fiel reflejo del estado de ánimo y forma de Serena, que no ha cedido ni un solo set en su camino hacia el título, algo que sólo han conseguido 26 mujeres en la historia de este torneo, la última Lindsay Davenport en 1999.

"Era ahora o nunca", dijo Serena con la bandeja de plata en sus manos ya, sabiendo que había logrado su sueño, "jugué muy bien en el primer set, pero creo que mi nivel fue de lo mejor en el desempate", comentó.

Venus admitió que sobre la pista su hermana había sido mucho mejor que ella, a pesar de su experiencia en las finales. "Para mi todo empezó aquí", comentó, "pero ella ha jugado los mejores golpes cada vez", dijo, para añadir que esta vez se conformaba con ser de nuevo una admiradora. "Esta vez me limitaré a ver el trofeo en casa, eso si, junto con los dos míos", apuntó.

El duelo, el segundo entre dos hermanas en Wimbledon después de 1984 cuando Maud Watson venció a su hermana Lilian, fue frenético con las dos Williams golpeando de forma furibunda.

"Sólo la mejor Steffi Graf de aquellos años podría hacer frente hoy a cualquiera de ellas", señaló en uno de sus comentarios Martina Navratilova, ganadora de nueve títulos individuales de Wimbledon.

Independientemente del gran poder de Serena, que jugó todavía con más garra que en la final de París, Venus contribuyó con su ineficaz servicio. La mayor de las hermanas suele ejercer un castigo brutal con su saque con el que mutila cualquier atisbo de reacción de sus rivales. Pero esta vez, quizás demasiado presionada por Serena, cometió seis dobles faltas y lo entregó en cuatro ocasiones.

Serena, relajada, tranquila, sabiendo que su oportunidad estaba por llegar, se limitaba a leer tranquilamente sus notas en los intercambios y a guardarlas después cuidadosamente bajo la toalla. Su concentración se mantuvo al máximo durante todo el encuentro, pero su juego estalló sin duda en el desempate, donde sus facciones se transformaron para saltar sobre la pista con una fiereza que intimidó a Venus.

Fue en ese espectacular juego corto donde Serena fraguó su victoria, la cuarta en nueve encuentros, pero la más importante, vengándose así de la derrota que Venus le infligió en las semifinales en esta misma pista hace dos años.

En el segundo set, Venus continuó con sus problemas al servicio, agobiada por la rapidez con que Serena atajaba sus envíos y contraatacaba. La menor de las Williams se colocó con 4-2 con facilidad y aunque cedió su saque a continuación, lo rompió de nuevo en el octavo.

Serena confirmó su victoria a la primera oportunidad y apenas celebró el triunfo, sólo extendió los brazos y miró a la grada donde su madre Oracene contemplaba el espectáculo sin apenas inmutarse.

Venus agachó la cabeza y se limitó a aplaudir sabiendo que se le había escapado la oportunidad de convertirse en la sucesora de Steffi Graf en ganar tres veces el título de Wimbledon.

-EFE

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sábado, 06 de julio
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