Directo, firme y concreto. Así, Rubén Magnano anunció que finalizó su carrera como entrenador de básquetbol. "No dirijo más. No sé si me tendré que morder la lengua, pero creo que no. He colgado los botines", dijo el director técnico campeón olímpico con Argentina en Atenas 2004 en una entrevista para Súper Deportivo.
Para Magnano, la prioridad dejó de ser el básquetbol y puso el foco principal en su familia. "Ni he pensado, ni tomado el tiempo de qué cosa es seductora para mí. Estoy viviendo una parte de mi vida en la que no pretendo tener distracciones que me saquen el tiempo para mí y mi familia. Hoy, no es negociable. Si dirijo, voy a tener que invertir y sacar ese tiempo. Por eso, esta decisión", le explicó al periodista Emiliano Nunia en la nota que le dio para su programa en San Guillermo, Santa Fe.
💣EL ANUNCIO DE RUBÉN MAGNANO QUE PARALIZA AL BÁSQUET MUNDIAL: "ME RETIRO"
— Emiliano Nunia (@EmiNunia4) June 4, 2024
🗯️"No dirijo mas. Estoy en un momento donde no pretendo tener distracciones que me saquen el valioso tiempo que hoy tengo para mí familia. Por eso cuelgo los botines"✍️
Rubén Magnano🥇en @SuperDeporRadio pic.twitter.com/Is4jsOxjRS
El cordobés, que dirigió a la Selección de Uruguay en su última actividad como entrenador profesional, siempre estará ligado al básquetbol. "Me retroalimento con cosas de básquetbol. Cualquier conversación o diálogo caemos siempre en el básquet. Siempre va a estar presente. La felicidad no pasa solo por un logro ni por una medalla obtenida o reconocimiento. Ser feliz es sentirse bien con uno mismo porque en esencia es lo que nos sirve, estar tranquilos”, dijo.
Magnano fue el artífice de varios de los momentos más gloriosos de la historia del básquetbol argentino. No solo guio al seleccionado a la medalla dorada en Atenas, con una gran victoria sobre Estados Unidos en semifinales. Un par de años antes había llevado a Argentina a un lugar impensado: en el Mundial de Indianápolis 2002, fue el primer equipo en vencer a un conjunto de Estados Unidos formado por estrellas de la NBA.
"En su habitación, con el mismo fibrón con el que había remarcado situaciones para enfrentar al Dream Team mientras sus jugadores lo miraban como a un marciano unas cuantas horas atrás, el entrenador se acerca a la pizarra sobre la que hay un afiche. Esta vez no tiene dibujados esquemas de juego. Es de un blanco impoluto. Cuando termina el último trazo de esas letras mayúsculas está otra vez adelantado en el tiempo. Mientras ese 4 de septiembre comienza a quedar en el pasado, Magnano señala con el dedo índice de la mano derecha esas nueve palabras que escribió con esmero: –Ya entramos en la historia. Vamos por la gloria –dice la pizarra", escribió Gabriel Rosenbaun para recordar los momentos posteriores a aquella victoria de 2002 en la biografía del entrenador.
Esa gloria que se le negó en la final del Mundial 2002 se concretó dos años después en los Juegos Olímpicos.
Magnano fue multicampeón con Atenas de Córdoba en la Liga Nacional y a nivel continental. En la máxima categoría del básquetbol argentino también dirigió a Boca Juniors. Trabajó en un par de clubes del exterior: Varese, de Italia, y Cajasol, de España. Y a nivel de selecciones tuvo tres a su cargo: Argentina, Brasil y Uruguay.
En 2021, Magnano fue elegido para ingresar al Salón de la Fama de FIBA, un premio individual tras tantos años de logros colectivos.
"–Dicen que una vez que se llega, lo difícil es mantenerse. Me permito disentir. No hay que llegar y mantenerse. Hay que seguir creciendo", dijo Magnano cuando regresó a Córdoba tras conseguir el oro olímpico con Argentina en 2004. Y él lo hizo. Dejó su marca en la historia del básquetbol argentino.