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Boston Red Sox, un equipo sin corazón

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Devers tiene una recepción de figura (2:41)

Los especialistas de ESPN analizan la manera en que Giants recibieron a Devers. (2:41)

Red Sox ha mostrado a lo largo de los años que es un club sin apego a los jugadores que son rostro de la franquicia


El beisbol es estadística y la estadística siempre es fría. El beisbol es negocio y el negocio no tiene corazón. Los jugadores, en cualquier deporte, son mercancía y la mercancía se negocia sin corazón.

Crudo pero real y esto lo sabe muy bien Boston Red Sox.

Red Sox es una organización que históricamente ha practicado el desapego y ha roto, más de una vez, el corazón de sus aficionados al negociar jugadores franquicia con otras organizaciones. La historia se remonta a Babe Ruth y llega hasta nuestros días con la reciente partida de Rafael Devers.

¿En cuántas ocasiones Red Sox ha lastimado a sus aficionados con su visión de negocio? Hagamos un repaso.

Babe Ruth

Integrante del Salón de la Fama y, quizás, la cara del beisbol a nivel mundial, Ruth fue vendido por Harry Frazee, entonces dueño de Boston Red Sox para solventar los problemas económicos por los que atravesaba la franquicia y que ponían en predicamento el continuar con sus producciones teatrales, por lo que Frazee no dudó en enviar al icónico toletero con su acérrimo rival, New York Yankees, donde jugó su primera temporada en 1920. Una jugosa cantidad, para aquella época, 100 mil dólares, marcó el inicio de una historia emblemática con los neoyorquinos.

Con los Red Sox, Ruth jugó seis campañas en las que conquistó dos cetros de cuadrangulares, uno de carreras anotadas y otro de carreras producidas, además de tres títulos de Serie Mundial. Con 24 años, se fue del equipo de Massachusetts a escribir una historia inconmensurable con Yankees.

En la urbe de hierro logró 10 títulos de cuadrangulares, siete de carreras anotadas, cuatro de carreras producidas, un título de bateo y cuatro gallardetes de Serie Mundial. Quizá un título de diferencia podría ser lo más remarcable que perdió Boston al dejarlo ir, pero con él también dejó escapar a quien un siglo después es el pelotero más famoso y emblemático en la historia del juego.

Nomar Garciaparra

El nacido en Whittier, California fue un shortstop de época con la novena de Massachusetts. Si bien su estreno fue en 1996, en que apenas actuó en 24 juegos, conectó cuatro jonrones y produjo 16 carreras, fue al año siguiente en que irrumpió en escena de manera categórica con una temporada fulgurante que lo llevó a convertirse en el Novato del Año indiscutible, luego de ser líder de hits de la Liga Americana (209) y de triples (11), además de demostrar su prodigioso guante en las paradas cortas.

Más tarde, ya como un jugador consolidado, fue campeón de bateo en 1999 (.357) y 2000 (.372) con la franela de los Red Sox. En 2002 fue líder de dobles. Lo único que le faltó a Nomar fue la conquista de un anillo de Serie Mundial, pues dos veces se quedó en la Serie de Campeonato, las dos veces en contra de los Yankees, la primera en 1999 y la segunda en 2003. La primera, los Yankees ganaron la Serie Mundial ante Altanta Braves y la segunda perdieron el Clásico de Otoño ante los entonces Florida Marlins.

En 2004, con la temporada en curso, luego de haber actuado 38 juegos de esa campaña con su acostumbrada camisola, Boston lo negoció a los Chicago Cubs. Las lesiones que se hicieron cada vez más recurrentes y la molestia del propio Nomar, un consentido de la afición, tras enterarse de que los Medias Rojas quisieron enviarlo a Chicago White Sox en la temporada muerta, derivaron en el rompimiento. Sin embargo, se fue Garciaparra, llegaron Orlando Cabrera y Doug Mientkiewicz para cubrir el shortstop y la primera base, respectivamente y llegó el anhelado título para los Red Sox que rompieron el conjuro de la famosa ‘Maldición del Bambino’, luego de sobreponerse de un 0-3 en la Serie de Campeonato de la Americana ante Yankees y de barrer en la Serie Mundial a los St. Louis Cardinals.

Pedro Martínez

Si bien la carrera de este integrante del Salón de la Fama inició con Los Angeles Dodgers en 1992, lo cierto es que fue hasta que llegó a Boston, procedente de los Montreal Expos, que su carrera tomó las alturas que lo llevaron a Cooperstown. Con Dodgers y Montreal hubo temporadas destacadas, pero nada comparable con lo que logró con los Red Sox. Con los dueños del Fenway Park firmó cinco títulos de efectividad, tres títulos de porcentaje de ganados y perdidos, tres cetros de ponches y una temporada de cuatro blanqueadas (2000). Además, fue parte de la rotación abridora que conquistó la Serie Mundial en 2004.

Omar Minaya llamó al agente de Martínez, Fernando Cuza, y le ofreció formalmente un pacto de cuatro años y 53 millones de dólares. Lógicamente, Cuza aceptó y el tres veces ganador del Cy Young, dos con Boston (1999 y 2000) fue a la agencia libre al cabo de 2004, con 33 años y muchas dudas en torno a la salud de su hombro. Martínez fue convencido por la gerencia de los New York Mets, encabezada por Minaya, Jim Duquette, Tony Bernazard y John Ricco y dejó miles de corazones rotos en Boston.

Chris Sale

Quizás sea uno de los jugadores que los aficionados de los Red Sox menos resintieron al momento de irse, no así al año siguiente en que resultó una figura nodal con el equipo que lo adquirió, Atlanta Braves.

La historia de Sale, un zurdo de gran cartel, se fraguó en White Sox, equipo con el cual cinco veces estuvo en el Top 6 de las votaciones para agenciarse el Cy Young, se recuerda que en 2013 completó cuatro juegos y en 2016 otros seis con la franela de la ‘Ciudad de los Vientos’, Sale llegó a Boston en 2017

Dave Dombrowski, presidente de operaciones de beisbol de los Medias Rojas, ya se había hecho de los servicios de David Price un año antes, y esta vez, en lugar de una cantidad exorbitante de dinero, envió a varios prospectos a Chicago para hacerse del zurdo Sale, quien llegó con el pie derecho, pues en 2017 fue el segundo lanzador en la historia del equipo en abanicar a 300 bateadores en una temporada; ese año de presentación, Sale quedó segundo en la votación al premio Cy Young de la Liga Americana.

En 2018, Sale fue traído en labor de relevo en la novena entrada para bajar el telón en el juego del título para los Red Sox, al ganar la partida a Manny Machado, a quien ponchó en Los Ángeles. Lo cierto es que su paso por Boston estuvo lleno de lesiones.

Sale fue enviado de los Red Sox a los Braves en diciembre de 2023 por el infielder Vaughn Grissom. Sale, por fin, luego de muchos años de estar cerca, ganó su primer Cy Young en 2024.

Mookie Betts

Cuando en febrero de 2020 el mundo del beisbol se enteró que Mookie Betts pasaría de Boston a Los Ángeles, varios aficionados patirrojos quedaron desolados. El Jugador Más Valioso de 2018 se iba a la otra costa en un pacto que involucró al mexicano Alex Verdugo, al short stop Jeter Downs y al receptor Connor Wong.

Más tarde, en plena pandemia de COVID-19, Betts llegó a un arreglo para continuar con Dodgers por 12 años y 365 millones de dólares. Esto se acordó el 22 de julio de 2020.

Mookie debutó en las Grandes Ligas con los Red Sox en 2014 y desde un inicio demostró sus grandes cualidades ofensivas y defensivas.

En 2018 tuvo el bWAR más alto de la Americana con 10.7, fue el líder de anotadas (129) y el campeón de bateo (.346) y de Slugging (.640), un MVP indiscutible. Esa temporada fue rubricada con la conquista del Trofeo del Comisionado, al superar en la Serie Mundial a los Dodgers.

Mookie se fue y con él, un jugador de gran carisma y altísimo impacto en la tribuna. Ahora, Betts aporta su versatilidad tanto en los jardines como en el cuadro, con los Dodgers, organización con la cual ya presume dos anillos de campeón, el más reciente el de 2024, en que Dodgers superó al acérrimo rival de los Red Sox, los Yankees.

Rafael Devers

El día en que Rafael Devers llegó a los 500 extra bases en su trayectoria en las Grandes Ligas fue también el día en que el dominicano le dijo adiós a Boston. Un par de horas después de esa victoria ante Yankees, para la que Devers aportó un jonrón, se anunció el trato que lo envió a los San Francisco Giants a cambio de Kyle Harrison, Jordan Hicks, el jardinero prospecto James Tibbs y un prospecto más por anunciar.

El paso de Devers con Boston incluyó dos bats de plata, tres convocatorias al Juego de Estrellas y un anillo de Serie Mundial (2018).

Devers era la principal bujía ofensiva del equipo en este 2025, líder de cuadrangulares (15), carreras producidas (58) y promedio de bateo (.272), además de ser el líder negociador de pasaportes de la Liga Americana, con 56.

Pero no había manera de que continuara con el equipo, en medio de una relación fracturada con la oficina del club. Desde la llegada de Alex Bregman al equipo la situación se tornó tensa, Devers dijo que no cedería su puesto como titular de la esquina caliente. La oficina puso orden y Devers tuvo que aceptar quedarse con el puesto de bateador designado y abrir paso a Bregman en la antesala.

Más tarde en la temporada, ante la lesión de Triston Casas, se puso sobre la mesa la posibilidad de que Devers cubriera la inicial, pero el dominicano lejos de sólo negarse a jugar esa posición, cruzó palabras elevadas de intensidad con la oficina del equipo, incluido el jefe de operaciones de beisbol, Craig Breslow. Tanto fue el torbellino interior y mediático provocado, que el dueño principal, John Henry, se vio obligado a viajar a Kansas City para reunirse con el pelotero y mitigar la situación.

Devers fue cambiado a San Francisco, donde en sus primeros cinco juegos suma un vuelacercas, tres producidas y batea para .200; ha dicho el dominicano que en California está dispuesto a jugar la posición que el club requiera.

Como un capricho del beisbol, el segundo club al que Devers enfrentó con su nueva camisola fue justamente Boston. Ante ellos fue que disparó su jonrón y produjo dos carreras.

Devers es, hasta ahora, el último capítulo del recuento que señala a los Boston Red Sox como un equipo sin corazón, pero, seguramente, la historia continúa.