MIAMI -- Antes del inicio de temporada, los Chicago Bears parecían ser un potencial equipo de playoffs.
Después de todo, no hay muchos equipos si alguno, que tenga las armas de Chicago a la ofensiva: Jay Cutler, Matt Forte, Brandon Marshall, Alshon Jeffery y Martellus Bennett.
A la vez, un par de adquisiciones a la defensiva más tarde, uno pensaba que esa unidad no podía ser peor que la del año pasado considerando que el 2013 fue una pesadilla.
Ahora tiren todo ese sentido a la común a la basura y vuelvan a repartir los naipes; los Bears están en caída libre.
Yo bromeaba en mi columna del Gurú de las Diagonales, y me preguntaba: "¿Si los Bears hicieron lucir a Ryan Tanehill como Joe Montana, cómo harán lucir a Tom Brady?"
La respuesta es Joe Montana en esteroides.
Luego de la derrota ante Miami, los gritos y los dedos apuntados sonaban tan fuerte, que los periodistas escucharon la debacle del otro lado de la puerta.
Eso nunca es bueno, pero a la vez cuando los trapitos se sacan al sol, se pone a prueba el caracter de un equipo.
Los Bears tenían la oportunidad de demostrar ante el mundo que los rumores estaban sobrevalorados, y que el equipo estaba unido. Uno pensaba que Chicago mostraría más orgullo sabiendo que su temporada estaba prácticamente en juego ante los Patriots.
Pero en Foxborough salieron más desinflados que de costumbre, de hecho su primera mitad fue históricamente mala.
Fue la primera vez en la historia de una franquicia, que se da golpes de pechos por sus fantásticas defensivas con el paso de los años, que los Bears permitieron 38 puntos en la primera mitad; el anterior récord fueron 34 puntos permitidos en 1958.
El legendario Mike Ditka se quejó de los "errores infantiles" de los Bears e incluso agregó "no es posible que los esquineros estén parados frontales con los receptores abiertos, o le das la izquierda o la derecha, pero no los dos lados".
Nuestro colega Mike Wilbon, que ha sido fan de los Bears hace más de 50 años, dijo que fue "la peor primera mitad que vio en su vida".
Y no están exagerando, la frustración es palpable pero justificada.
Mientras Tom Brady estuvo en cancha, la defensiva de los Bears tuvo cero capturas, cero presiones y apenas un pase defendido.
Tan mal están las cosas que a Lamarr Houston se le ocurrió festejar su captura sobre Jimmy Garoppollo cuando ya le habían anotando 51 puntos, y se terminó rompiendo los ligamentos cruzados de la rodilla.
Sí, Houston fue una de esas "flamantes adquisiciones".
No se festeja enfáticamente cuando te están humillando en el emparrillado.
¿Se imaginan a Mike Singletary festejando así?
Es cierto que todos los problemas no son de la defensiva.
Como dijimos antes, la ofensiva está plagada con talento y no están rindiendo como se esperaba.
Todos los dedos están apuntando a Jay Cutler, que es una máquina de cometer errores y ya tiene ocho balones sueltos en siete partidos.
Algunos están tan frustrados que piden su cabeza, pero antes de que se exasperen les digo que no se va a ningún lado luego del millonario contrato que firmó hace menos de un año.
A la vez les sigo que personalmente no creo que Cutler sea el principal problema.
La línea ofensiva también deja bastante que desear, y no debe ser sencillo ejecutar de la manera indicada cuando pareces tener la obligación de anotar un touchdown en cada serie.
El "suspirador de mariscales" Marc Trestman también comete sus errores de laterales, y la etiqueta de "novato" ya no es excusa válida.
Marshall sigue probando que más allá de su talento, no suele ser una influencia positiva en el vestidor.
En fin, creo que entienden a dónde voy con todo esto, y si me lo pidieran, podría seguir enumerando razones pero no los quiero aburrir.
Mientras yo apunto a la patetica defensiva como la principal razón, estoy claro de que hay varias razones para esta debacle de Chicago.
Ustedes escojan el veneno que quieran, pero hay una verdad ineludible.
Los Bears son una de las grandes decepciones de la temporada, y ya piensan en el 2015.