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Djokovic marca presencia y amenaza

En París, Novak Djokovic festeja su 40º título ATP con todo su equipo de trabajo Getty Images

PARÍS -- Volvió a sonreír. Estuvieron los top y fue otra vez Novak Djokovic el que festejó tras la final. Como había pasado en el anterior Masters 1000, en Shanghai, esta vez celebró en París, en el noveno y último torneo de ese nivel de 2013. Así, en un año en el que español Rafael Nadal fue mejor y más regular, ahora el serbio volvió a meterse en la pelea grande y se ilusiona con poder recuperar el Nº 1 del mundo. Por su gran nivel y porque la "rompió" en la capital gala, fue elegido La Figura de la Semana por ESPNtenis.com.

Djokovic demostró otra vez que es muy fuerte mentalmente, que puede jugar impecable o bien sufrir algunos altibajos pero que a la hora de la verdad es durísimo. Lo dejó bien en claro en la semifinal que empezó perdiendo ante el suizo Roger Federer y lo ratificó en la final frente al español David Ferrer, el defensor del título parisino, contra el que remontó dos veces y supo ponerle el moño como un gran campeón en cada set.

Así, el serbio se convirtió en el 15º jugador en alcanzar la marca de 40 títulos en singles y el tercero en actividad, tras Federer y Nadal. Y eso vale mucho para él, que espera revalidar la corona de las Finales ATP, en Londres, y sueña con poder finalizar esta temporada en la cima del ranking. Para eso, primero necesita que Nadal no gane dos partidos en su grupo -jamás se coronó como Maestro- y luego Djokovic mantener el título invicto e imponerse en sus dos singles en la final de la Copa Davis contra República Checa.

Está claro que la misión no es sencilla. Pero nadie puede sacar a Djokovic de esta pelea, por lo gran campeón que es y porque está con la mano caliente, en alza. Es que tras la final perdida ante Nadal en el US Open hilvanó 17 triunfos seguidos. Este invicto actual incluye dos victorias en la semifinal de la Davis contra Canadá y los títulos de Pekín, Shanghai y París.

Djokovic empezó 2013 logrando el tercer título al hilo en Australia, después fue viendo cómo crecía Nadal e inclusive el serbio se dio el gran gusto de derrotarlo en la final de Monte Carlo, siendo su primer éxito en el certamen monegasco. Se quedó afuera en semi de Roland Garros y cayó en las finales de Wimbledon y el US Open, pero pudo mantener una altísima solidez y por eso llega con esta posibilidad latente a fin de año.

Con su éxito en París, el serbio consiguió su 16º título Masters 1000, a uno del estadounidense Andre Agassi y todavía lejos de los 21 de Federer y los 26 de Nadal, pero reconfirmó su gran forma, con un tenis veloz, completo y variado, y con una cabeza muy dura, un ítem determinante para ser una figura de semejante calibre, que ahora es 2º del mundo pero que sin dudas puede ser el Nº 1.

Así, Djokovic reconfirmó en París que no fue él quien perdió el trono, sino que el magistral regreso de Nadal provocó el salto de calidad del español -sin puntos que defender en la segunda mitad del año- y por eso el serbio es su escolta. De hecho, el balcánico tiene marca de 67-9 en 2013, con seis títulos ATP la temporada y llegando a tres de las cuatro finales en los Majors.

Por todo esto, Djokovic sigue en boca de todos y con un nivel que impone muchísimo respeto. Es que sus rivales saben que, para ganarle, no alcanza con jugar un set bárbaro o tener tramos de una enorme regularidad, ya que deben rendir casi perfecto y ni qué hablar en los puntos y games decisivos, allí donde se definen los partidos importantes, los que dejan una huella. Y vaya si el serbio dejó otra marca grabada a fuego en París-Bercy.