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Una solución al problema del ritmo de juego

Ángel Hernández, el árbitro veterano que trabajó detrás del plato para el juego entre los Yankees y los Medias Rojas el martes por la noche, no es reconocido entre los jugadores por tener una personalidad cálida y acogedora. Marcus Thames levantó la mano para pedir un tiempo fuera en su primer turno al bate del partido del martes y asumió que lo había recibido -- pero Hernández no le hizo caso. Thames rápidamente se metió de nuevo en la caja de bateo y reestableció sus pies, listo para batear.

Pero esto no fue un caso de Hernández haciéndose el difícil.

Este era un asunto de que Hernández tenía que hacer cumplir una sentencia de la gente para quien trabaja. A los ejecutivos de Grandes Ligas les gustaría ver un ritmo de juegos más acelerado y, en particular, le gustaría ver menos casos en que los árbitros otorgan tiempo fuera a los bateadores. Durante todo el juego de los Yankees y los Medias Rojas, Hernández actuó uniformemente al no atender ninguna de las solicitudes de tiempo fuera, excepto en una situación con Derek Jeter, quien pidió tiempo fuera dos veces y se alejó del plato.

Algunas reflexiones iniciales sobre esto:

  1. Acelerar el ritmo de juego es siempre una gran idea, en teoría. Muchos bateadores y lanzadores han caído en el hábito de tomar demasiado tiempo entre lanzamientos. No es gran cosa cuando Thames pide tiempo fuera una vez en su primer turno al bate, pero cuando muchos bateadores se salen de la caja de bateo constantemente a lo largo de nueve entradas, esto nos da una idea de por qué un juego que termina 2-1 puede tardar tres horas y 10 minutos.

    Como 'nerd' estudioso del béisbol, me gusta ver el toma y dame entre los lanzadores y receptores, el juego del gato y el ratón entre los bateadores y los lanzadores. Pero ese es el tipo de cosas que vuelven locos a los fanáticos; simplemente, es aburrido.

  2. Todos los árbitros tienen que seguir el mismo patrón para que suceda un cambio. Hernández fue diligente en esto, mantuvo un buen ritmo de juego y habló con algunos jugadores durante el partido para explicar lo que trataba de hacer. Este no fue el caso con algunos otros árbitros cuando trabajaron detrás del plato el primer par de días de la temporada. Si el objeto es cambiar los hábitos de los jugadores, el esfuerzo debe ser evidente.

    No puede ser divertido para los árbitros, pero bueno, nadie más puede hacer el cambio una realidad. Y esto tiene que ser un esfuerzo de grupo entre los árbitros, o bien las anotaciones mentales de los jugadores incluirán una sección sobre si este o aquel árbitro acelera el juego: "Ángel Hernández hace cumplir la regla de tiempo fuera … pero el Árbitro B no lo hace".

  3. (Y esto es algo importante): Los árbitros deben imponerle la misma responsabilidad a los lanzadores y receptores para apresurar el paso, igual que a los bateadores. Hubo un caso o dos en el juego de los Yankees y los Medias Rojas el martes cuando no se podría culpar al bateador por pedir tiempo fuera, ya que el lanzador fue muy lento para accionar en el montículo.

    Sería demasiado pedirle a un bateador que sostenga un alto nivel de atención de 10 a 15 segundos, mientras que el lanzador y el receptor tratan de entenderse a través de sus señales o buscan resolver sus conflictos de personalidad como si negociaran la paz mundial. Inevitablemente, algún lanzador veterano inteligente va a sacarle provecho a la negación de los árbitros de conceder un tiempo fuera simplemente reteniendo la pelota -- y dictando el ritmo de cada turno al bate. Tú no quieres fomentar una situación en la que a los bateadores no se le conceden los tiempos de espera, mientras que a los catchers siempre se le conceden (y este parece ser el caso, por ahora).

    La responsabilidad de hacer realidad el cambio tiene que caer tanto sobre el combo lanzador/receptor como sobre el bateador.