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Las cosas que nos dejó el Clásico Mundial

La cuarta edición del Clásico Mundial de Béisbol resultó un éxito rotundo y garantizó la continuidad del certamen, nacido entre muchas dudas en el 2006 y que persistieron incluso hasta esta versión.

Desde que se lanzó la primera pelota en Seúl en el juego entre Israel y Sudcorea, con el que dio inicio el certamen el pasado 6 de marzo, el interés por la competencia fue incrementándose al punto de convertirse en tema obligado y casi único en muchas de las peñas deportivas del planeta.

Estas fueron algunas de las cosas que nos dejó el Clásico Mundial de Béisbol.

1.- Se rompió el mito de que EE.UU. no pone interés

Si bien es cierto que faltaron muchas estrellas de las Grandes Ligas, los jugadores que asistieron mostraron un gran compromiso con el objetivo de levantar el trofeo.

Inolvidables el arriesgado deslizamiento en primera base de Nolan Arenado para alcanzar la almohadilla tras un ponche ante Colombia, en una jugada que representaba el empate en un juego que se había complicado demasiado, o el espectacular fildeo de Adam Jones ante República Dominicana en partido de vida o muerte que dejó eliminados a los campeones del torneo anterior.

Fue tal el interés que generó el Clásico que el presidente del Sindicato de Peloteros, Tony Clark, reconoció haber recibido en el transcurso muchos mensajes de jugadores que lamentaban no haber participado y desde ya hubo quien aseguró su presencia en la edición del 2021.

2.- El WBC es un evento muy mejorable.

Desde la primera edición, en el 2006, hasta ahora, el Clásico Mundial ha crecido cuantitativa y cualitativamente.

Sin embargo, todavía tiene mucho techo para mejorar y es algo que deben tener en cuenta los organizadores para el 2021.

Es imprescindible mejorar el arbitraje y utilizar desde el primer día el video para definir jugadas cerradas, en aras de la justicia.

También urge una mayor celeridad en las definiciones de empates por la fórmula del Team Quality Balance (TQB), pues resultó imperdonable la demora para calcular una simple fórmula matemática que determino el rival de Italia para el juego extra del grupo D.

Por otro lado, muchos pusieron el grito en el cielo con la aplicación de una regla de softbol cervecero cuando tres juegos se fueron al undécimo inning.

Pero nadie murió por eso y demostró que el béisbol necesita encontrar formas de agilizarse.

3.- Una constelación de estrellas no garantiza el triunfo

Estados Unidos dejó en casa a la mayoría de sus principales figuras del pitcheo y a muchos de los mejores jugadores de posición y terminó llevándose la corona por primera vez.

Puerto Rico, sin tantos estelares, llegó invicto a la final, apoyándose en un juego alegrísimo, compacto y con una entrega única.

En el papel, República Dominicana y Venezuela parecían blindados, con estrellas en cada una de sus posiciones, pero ambas selecciones se quedaron a deber.

4.- El béisbol se puede jugar con alegría

Hagamos el béisbol divertido de nuevo. Esa fue la campaña que lanzó Bryce Harper al inicio de la pasada temporada, ante la cantidad de cánones y reglas no escritas que en ocasiones han convertido el juego en una actividad lenta y aburrida.

En el WBC hubo "perreo" constante y abundante y nadie se puso bravo. A nadie le tiraron un pelotazo intencional por celebrar batazos, ponches o grandes atrapadas.

Las Grandes Ligas deberían tomar nota de ello, sobr todo porque muchos de los que más gesticularon y celebraron con aspavientos juegan en el mejor béisbol del mundo.

5.- La grata sorpresa de Israel

No me vengan con la lloradera del manager cubano Carlos Martí, cuando después de la derrota ante Israel dijo que el equipo hebreo era una selección B de Estados Unidos.

Para los judíos, vivan donde vivan, nazcan donde nazcan, Israel es la tierra prometida, su nación de corazón. El compromiso de sus jugadores, en su mayoría nacidos en Estados Unidos, merece el más sonado aplauso.

Muchos se conocieron días antes del evento y lograron una unidad admirable, con conocimiento de los fundamentos del juego, que les permitió despedirse con récord positivo de cuatro triunfos y par de derrotas.

Por cierto, sin estrellas, mezcla de veteranos sacados del retiro y peloteros de ligas menores, si acaso serían una selección Z de Estados Unidos.

6.- Colombia se robó los corazones en Miami

Mientras Israel era la gran sorpresa en Asia, la selección de Colombia se robó los corazones de los más de 100 mil fanáticos que acudieron a los juegos disputados en el Marlins Park de Miami.

Estuvieron a punto de derrotar a Estados Unidos y República Dominicana, los dos equipos que según las casa de apuestas de Las Vegas, eran los favoritos a ganar el título.

Sus propios rivales, con mucho más renombre y tradición, tuvieron que quitarse el sombrero y reconocer el desarrollo conseguido por el béisbol colombiano en los últimos años y que bien merecería su inclusión en las Series del Caribe.

7.- La globalización del béisbol

La participación de las debutantes selecciones de Israel y Colombia en el Clásico Mundial es apenas una muestra de cuánto se ha globalizado el deporte de las bolas y los strikes.

Israelíes y colombianos ganaron sus boletos en torneos preclasificatorios, que contaron con la presencia de naciones ''beisboleramente exóticas'' como Nueva Zelanda, Filipinas, Sudáfrica, Alemania, República Checa, Francia, España, Gran Bretaña y Pakistán.

Y si bien es cierto que muchos de esos países apelan a jugadores nacidos en otras partes, es algo válido también, pues esos extranjeros nacionalizados constituyen la base sobre la cual partir para el afianzamiento y desarrollo futuro del deporte en esas naciones.

8.- Cuba vive de espalda a la realidad

Subcampeón en la primera edición del Clásico Mundial, Cuba ha ido de más a menos.

Aunque su fiel fanaticada lo pide a gritos, las autoridades siguen de espaldas a la realidad y se rehúsan a convocar a sus mejores peloteros, que juegan en las Grandes Ligas, a pesar de que la mayoría de ellos expresó su disposición a integrar la selección nacional.

Por el peso histórico de Cuba en el concierto beisbolero internacional, es necesario que la isla presente un equipo realmente competitivo y no uno cuyo pálido objetivo era sobrevivir a duras penas en la primera ronda.

9.- Los que se perdieron la fiesta fue porque no quisieron

Venezuela perdió en el camino a Salvador Pérez, a Martín Prado y a Miguel Cabrera.

Los Yankees de Nueva York no podrán contar con su campocorto holandés Didi Gregorius en el primer mes de la temporada.

¿Y? no hay que tenerle miedo a las lesiones. Las molestias, algunas más, otras menos graves, pueden surgir en el Clásico Mundial o en los juegos de pretemporada.

Algunas estrellas declinaron participar para concentrarse en la preparación para la próxima campaña y lo dijeron claramente.

A esos se les perdona. Lo inexcusable es que haya peloteros que se escuden en sus respectivas organizaciones para justificar sus ausencias.

Los que no fueron se lo perdieron, pero ejemplos sobran para demostrar que las franquicias no pueden frenar a nadie en su deseo de representar a sus países.

Si no, pregúntenle a Yadier Molina. Un colega quiso saber si los Cardenales de San Luis le habían puesto algún pero para asistir al Clásico y la respuesta del cátcher boricua fue contundente:

''Ellos saben...''