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Hugo Sánchez y la intrascendencia de ser trascendente

LOS ÁNGELES -- ¿Acusa la revista France Football el letargo amnésico de la senilidad? ¿Sufre de demencia senil? ¿Es por eso que Hugo Sánchez quedó marginado de su pedestal de los mejores centros delanteros de la historia? ¿Algún Alzheimer encabeza la junta editorial de este panfleto?

La revista hizo su gala e hizo gala de una poco galante ignorancia. Anunció su listado de inmortales y el mejor delantero mexicano de la historia quedó fuera. Y en México, hubo desgarramiento masivo de vestiduras. “Masiosare el extraño enemigo” ignorar a su héroe máximo. (En Suecia ¿hay ya huelga nacional por la marginación de Zlatan Ibrahimovic?)

Entendamos algo: el más trascendente futbolista mexicano, Hugo Sánchez, pertenece al país de mayor intrascendencia mundial en el futbol, o, bueno, a uno de los más intrascendentes del balompié del orbe. Intrascendente, sí, urbis et orbis.

Hugo no queda fuera de esa nomenclatura del olimpo futbolero por ser menos que los finalmente exaltados a la rotonda de la fama de France Footbal. Queda fuera porque el futbol mexicano, a nivel selección mayor, tiene su hemeroteca en la ultratumba desmemoriada del futbol.

Sí, México ha organizado dos Copas del Mundo. Sí, fue el altar consagratorio de Pelé (1970) y Maradona (1986). Sí, ganó la Copa Confederaciones 1999 a Brasil Sub 23. Sí, ha ganado dos mundiales Sub 17. Sí, ha ganado un oro olímpico en Londres 2012. Sí… ¿y qué?

Hugo Sánchez es el máximo referente del futbol mexicano. Pero, a nivel mundial, el Pentapichichi es un faro sin tierra firme; una brújula con dislexia que no encuentra su Polo Norte; es un profeta de una tierra de herejes para jugar al futbol.

Revisemos la lista: Dennis Bergkamp (Holanda), Johan Cruyff (Holanda), Kenny Dalglish (Escocia), Eusébio (Portugal), Sándor Kocsis (Hungría), Gerd Müller (Alemania), Romario (Brasil), Ronaldo (Brasil), Marco Van Basten (Holanda) y George Weah (Liberia).

¿Cuántos Pichichis suman entre todos ellos? ¿Cuántos de ellos?

¿Cuántos podrían tirarse una chilena, epítome del perfeccionismo, como aquella ante Logroñés, sin terminar cuadripléjicos? ¿Cuántos de ellos?

¿Cuántos habrían impugnado el liderazgo en el club de mayor exigencia, entonces, a nivel Mundial, imponiendo su ley, a la mala y a la buena, en la cancha y en el vestidor, como lo hizo Hugo en el Real Madrid? ¿Cuántos de ellos? ¿Cuántos?

Pasemos lista de presente. ¿Dennis Bergkamp? Delantero completísimo, artista en recepción y definición, pero, nunca tan eficiente como Hugo en tiros libres o penaltis. Si me dan a elegir, cargo, con todo y su abominable ego, con Hugo.

¿Johan Cruyff? Imposible compararlo con el holandés. Hugo tenía más recursos en el área. Pero Cruyff cambió al futbol, como jugador y como entrenador. Muchísimo más inteligente y técnico que Hugo, sin los atributos de saltimbanqui.

¿Romario? De escuelas muy distintas. Romario, escribirían de Garrincha, convertía una baldosa en un latifundio, y a veces hasta pateaba como Didí. Más que ponerlos a competir, me los imagino jugando juntos.

¿Ronaldo? El Fenómeno. Tendría que encabezar la lista. Un prodigioso. Si los abyectos y descastados médicos no le hubieran arruinado las rodillas con tantas inyecciones de creatina y otras lindezas, habría permanecido por años, en sus conciertos de regate, gambetas, rompimientos, túneles, fantasías y disparos a gol. ¡Sorry, Hugo!

¿Gerd Müller? ¡El Bombardero! Ese cuerpecillo, casi rechoncho, poderoso, sólido, vertiginoso en el área. Rematador absoluto e implacable. De esos asesinos pacientes. Se adelantó al mito cinematográfico del ninja. Asesinaba en milésimas, con un lápiz, pero apuntando con el borrador. Cobraba con delicadeza millonaria y aniquilaba con la vulgaridad de un pandillero. Aún así, menos completo que Hugo. Si Müller está, Hugo debía estar.

¿Eusebio? He recurrido a, y recorrido decenas de veces a archivos. Sí, letal, implacable, habilidoso, señorial, y en otros tiempos distintos a los de Hugo, en los que además, él debía ser arquitecto de sus propios destinos de red.

¿Marco Van Basten? Complicado. Ambos imaginativos, espontáneos, creativos, ladinos, él y Hugo. Me quedo con el mexicano, más completo en remates de tiro libre. Pero, él es holandés, y sí, Los Países Bajos no han sido, y tal vez nunca serán campeones del mundo, pero ya le heredaron al mundo la forma más exquisita, espectacular, respetuosa y pulcra de jugar al futbol. ¿Y México al futbol?

Me detengo con George Weah, porque pude apreciarlo a través de esas historias incompletas de las transmisiones por televisión. Un tipo poderosísimo en el área, intimidante, potente, completísimo, con un poder de atracción de jugadas y de rigor táctico. Un emperador en tierras del Calcio. Sí, a la par de Hugo, en tiempos más parejos de competencia en España.

No me gana la arrogancia. No los vi. No incluyo aquí a Dalglish ni a Kocsis.

Como puede ver, Hugo puede sentarse a la mesa del banquete, y de no ser por Cruyff o Ronaldo Nazario, tal vez a la cabecera de ella.

No exagero. Hugo remataba con ambas piernas. Y podía ser eficiente en tiros libres y en penaltis. No tenía problemas encarando rivales, además de velocidad y toque cómplice hacia el compañero mejor ubicado.

Y, claro, el sello de Hugo, ese artificio prodigioso de los remates de chilena, de tijera, de media tijera, y esa especialidad de volea a la media vuelta, casi con el perfeccionismo letal de Müller. Sólo se quedó con las ganas de marcar alguna vez un gol de escorpión, según le confió un día a este reportero.

Hágame Usted un favor, que además, le va a provocar un placer culposo. Compare el gol emblemático de chilena de Pelé con el gol de chilena de Hugo contra el Logroñés, que, leído al revés, mire usted, es Señor Gol. Hasta los palíndromos votan por Hugo para estar en esa escuadra de todas las estrellas.

Pero a Hugo Sánchez lo traicionan su código postal y su acta de nacimiento. Destino aciago del Pentapichichi, ése de ser el futbolista más trascendente en el mundillo de la intrascendencia futbolística, donde se oculta México. Eso es peor que ser el tuerto en la Tierra de los Ciegos.